Con la partida de Pocha y Guillermina, las dos elefantas asiáticas que dejaron el Ecoparque de Mendoza el sábado pasado y esta mañana entraron a Brasil en su camino hacia el Santuario de Elefantes de Mato Grosso, en la provincia quedan todavía dos elefantes. Se trata de Tamy (un ejemplar macho asiático de entre 51 y 52 años) y de Kenya, una ejemplar africana de entre 41 y 42 años.
Pocha (65) es la madre de Guillermina (23), mientras que su padre es el ya mencionado Tamy. Y ya con las dos elefantas asiáticas habiendo abandonado el Ecoparque mendocino, todo el trabajo se centrará de ahora en adelante en el entrenamiento de Kenya y de Tamy para que puedan seguir los pasos de las dos elefantas a futuro y lleguen al mismo santuario.
Sin embargo, los traslados de Kenya y de Tamy –se harán en ese orden- quedarán para más adelante, ya más cerca de 2023. Y es que antes de avanzar con las gestiones de estos dos ejemplares, la intención es que lleguen al Santuario de Elefantes de Brasil otras dos elefantas que todavía quedan en el Ecoparque de Buenos Aires.
Tamy y Kenya tienen sus historias, por demás particulares, en el ex Zoológico y actual Ecoparque de Mendoza. Quizás la más llamativa es la de Tamy, el elefante más “rebelde” de los que quedan en Mendoza y quien llegó al ex Zoo provincial proveniente de un circo en 1984. Y es que sus cuidadores rememoran en base a la historia que ya es conocida en el paseo –porque todavía no llegaba al lugar ninguno de ellos- aquella oportunidad en que Tamy se escapó de su recinto, abandonó en Zoológico de Mendoza y vivió –al menos por unas horas- en libertad en el piedemonte capitalino.
“No sabemos el año exactamente, porque ninguno de nosotros había llegado todavía. Pero fue después de 1984, cuando llegó. Se cuenta que al Tamy lo dejaron acá porque era bravo y no pudo conseguir el permiso para pasar a Chile con el circo. Entonces, lo dejaron en el Zoológico. Y es famoso el día en que el Tamy se escapó del Zoológico de Mendoza y lo encontraron arriba, por la zona del Dique Papagayos”, recordaron.
Tamy, el fugitivo
Aunque se desconoce con exactitud la edad de Tamy, se calcula que tiene entre 51 y 52 años. En los primeros ejercicios de adaptación y entrenamiento con miras a repetir la misma rutina por la que ya pasaron su hija Guillermina y Pocha, el único macho ha demostrado ser más rebelde que las dos elefantas que ya partieron, y también que Kenya (quien será la próxima en irse de Mendoza).
“El entrenamiento del Tamy va un poco más lento, pero porque es un poco más reacio. Vamos a tener que trabajar con él bastante más”, se sinceraron los cuidadores del Ecoparque.
Tamy llegó a Mendoza en 1984 y quedó en el entonces Zoológico mendocino como “donación” del Circo de los Hermanos Gasca luego del fallido intento por cruzarlo a Chile con el resto del espectáculo circense y la compañía.
“La historia de Tamy escapándose del Zoológico es muy conocida en el lugar. La gente que estaba en ese entonces cuenta que el elefante se fugó y, después de buscarlo durante varios minutos, se lo encontró en la zona alta, a la altura del dique Papagayos. Todavía no vivía tanta gente en el lugar como ahora”, rememoraron Esteban Guevara, Héctor Troncozo y Miguel Ángel Fuentes, los 3 cuidadores de elefantes del Ecoparque y quien por estas horas se encuentran acompañando a Pocha y Guille en Brasil.
Cuando Tamy fue encontrado en libertad y recorriendo el piedemonte mendocino, intentar recapturarlo fue otro desafío. Y es que la misma rebeldía que evidencia actualmente al momento del entrenamiento ya la tenía hace casi 40 años.
“Como era un elefante de circo y estaba entrenado para ciertos ejercicios, fue la misma gente del circo quien lo llevó de vuelta al Zoológico y lo hizo usando a otra elefanta. Cuando esa elefanta se le puso adelante, el Tamy le agarró la cola con la trompa y así lo subieron al camión para dejarlo de vuelta en el zoológico”, reconstruyó Esteban hace unos días y antes de partir a Brasil.
Así fue como Tamy supo, al menos durante algunos minutos, cómo es vivir en libertad y hace ya cerca de cuatro décadas.
Kenya y el problema que le “gastó” el colmillo
Kenya es la única elefanta africana que quedaba –y queda todavía-, en el Ecoparque de Mendoza. Tiene entre 41 y 42 años y llegó a Mendoza en 1985, procedente del zoológico alemán Tierpark Hagenbeck en calidad de canje. De ese mismo zoológico había llegado a Mendoza Pocha en 1968, con apenas 3 años. Y en el zoo mendocino nació Guillermina en 1998.
En lo que respecta a Kenya, según destacaron sus cuidadores, compañeros y entrenadores, la adaptación para prepararse y poder viajar al santuario está más avanzada que la de Tamy, por lo que se espera que sea la próxima en abandonar el Ecoparque. Claro que para poder completar la parte más fina del entrenamiento se necesitaba que Pocha y Guille salgan con destino a Brasil y dejen despejado el recinto.
Kenya fue la primera elefanta que motivó una visita de entrenadores especializados al ya reconvertido Ecoparque en agosto de 2018. “La primera vez que vinieron era porque Kenya tenía un problema en uno de sus colmillos y que le estaba haciendo doler toda la cara. De nacimiento ella tenía el colmillo mal ubicado, así que hubo que hacerle un tratamiento”, recordó Esteban.
A raíz de esta molestia y de tanto refregarse, Kenya perdió sus dos colmillos (los elefantes africanos tienen colmillos más largos y grandes que los asiáticos). Pocha y Guillermina, por su parte –ambas asiáticas y de colmillos más chiquitos por una cuestión característica de la especie- tampoco tienen sus colmillos que se evidencien. Pocha (de 65 años) porque también los perdió de tanto refregarse, mientras que a su hija Guillermina (de “solo” 23 años) le están creciendo por estos días.
Tamy, el más “rebelde” de los elefantes –macho, asiático y padre de Guille-, por su parte, tampoco los tiene, aunque se desconoce cómo los perdió.