Hace casi un año – el 27 de febrero específicamente- una tormenta provocó crecidas en los arroyos secos que atraviesan la Ruta Nacional 40 provocando la caída de un puente. Como muchos recordarán, a la altura de Anchoris (exactamente en el kilómetro 3.250), en Luján de Cuyo, las repentina e imponente crecida del arroyo Los Pozos, ocasionó el derrumbe del puente que lo cruza en la mano Sur-Norte (la que está hacia el Este).
Luego, desde Vialidad Nacional se trazó un bypass que hoy continua salvando la contingencia. Este puente, por el que hasta antes de su caída circulaban unos 7.500 vehículos diariamente, está ubicado a pocos kilómetros del arroyo Chañares Sur, y Chañares Norte, donde en febrero de 2020, también hubo un colapso que provocó cortes. El mismo, dos años mas tarde, también continúa cortado y el tránsito circula por la mano del puente que resistió la tormenta.
Según informó Guillermo Amstutz, jefe del Cuarto Distrito de Vialidad Nacional, la obra para reparar estos puentes fue licitada el 5 de octubre del año pasado y en noviembre fue adjudicada. Recordemos que el valor es de 700 milones de pesos a los valores de septiembre del año pasado.
Luego, en diciembre, se realizó la complementación de la documentación y posteriormente surgió una complicación devenida del programa nacional Contratar que se solucionó la semana pasada. Ahora, se está a la espera de que se le entreguen las actualizaciones de las certificaciones e imputaciones de los montos a la empresa Vialmani para poder dar inicio a la obra, lo que esperan que ocurra esta primera quincena del mes.
“La empresa de todas maneras ya empezó con la intervención de la obra. Se retiró el puente que se había caído para evitar inconvenientes en el cause. Es una obra compleja, porque la construcción de los dos puentes es un tercio del valor de la obra, el otro tercio irá destinado a un sistema integral de protecciones en los costados de los puentes existentes. Son seis puentes los que tendrán este sistema”, señaló el funcionario nacional.
Continuando, dijo que se realizarán diques que estarán enterrados a tres metros de profundidad y uno de elevación a modo de protección. Por si en el futuro llega a haber erosión hacia atrás por el agua y evitar que suceda lo que ocurrió con los puentes que se desplomaron. “Es un esquema integral de protección muy grande”, explicó Amstutz.
Respecto de las demoras para el inicio de la obra, aseguró que se dio una discusión prolongada relacionada con el impacto hidráulico. De la misma participaron tanto el DNV como Irrigación, el Instituto Nacional del Agua y la dirección de hidráulica de la provincia.