En casi 20 años se duplicó la superficie de áreas naturales protegidas

En 2006 la totalidad ocupaba el 6% del territorio provincial y hoy el porcentaje llega al 13%. Apelan a nuevos paradigmas para avanzar con la explotación de distintas actividades

En casi 20 años se duplicó la superficie de áreas naturales protegidas
El impactante paisaje de La Payunia cubierta de nieve y que la hace ver como una postal del espacio. Foto: Gentileza Guardaparque Jimena Martíjez Chaves

En el medio de la crisis de la provincia en donde todo debe ser revisado debido a que, entre otras cosas, el motor petrolero que le generaba buenos ingresos se va quedando sin nafta, aparece otra discusión interesante relacionada con el uso de las áreas naturales protegidas. Es que en 2006 Mendoza tenía el 6% de la totalidad de su superficie con áreas protegidas y eran 13, ahora el porcentaje trepó al 13% y hay 6 áreas más.

Es sabido que varios emprendimientos de distintas actividades productivas, que exceden la minería, han sido frenados en distintos puntos de la provincia por atravesar parte de un área natural protegida, incluso hasta obras de infraestructura para llevar agua a zonas rurales han tenido dificultades si pasaban cerca de alguna zona de estas 19 áreas.

Reservas de Mendoza. Gustavo Guevara
Reservas de Mendoza. Gustavo Guevara

Nuevos paradigmas

El presidente de la Cámara de Agroindustria, Comercio y Turismo de Tunuyán, Pablo Ambrosini, explica que el Valle de Uco ha ido promoviendo la defensa del agua y la montaña, peleó por la 7722 y después se opuso al cambio de la ley en el 2019. Sostiene que la mayoría de los empresarios y la gente está de acuerdo con que la minería no es el potencial, sino otras actividades, unos lo ven pensando en el desarrollo y otros como modo de vida.

Agrega que el tiempo pasó y creció el turismo con el enoturimo que trae gente del extranjero y también con Arenales donde va gente a escalar y los locales que van al Manzano o al Chorro de la Vieja. “Hay una explotación de la cordillera, ¿pero hasta dónde la queremos explotar? ¿Sin explotar le hacemos un bien?”, se pregunta y afirma: “desde nuestra Cámara sabemos que hay limitantes hídricos para que el empleo lo genere la agricultura, creemos que la montaña tiene un rol importante en el turismo dentro de un marco legal ordenado. Ahí empiezan los desafíos en ver cómo generamos un uso de los recursos sin dañarlos, pero generando valor. Generando mano de obra de calidad, nuevas pymes que hagan aporte impositivo y viene ahí el tema para tratar de forma consensuada el uso, cuidando el ambiente. El desarrollo no es sinónimo de no cuidado, sino aportar valor a la comunidad”.

No están tan alejados de esta mirada desde el ministerio de Energía y Ambiente. Sebastián Melchor, Subsecretario de Ambiente, entiende que el paradigma bajo el cual se crearon las áreas protegidas que hay en la provincia, implicaba prohibir determinadas actividades. “Ese enfoque es errado y queremos cambiarlo, ¿cómo lo hacemos?, regulando las actividades que se puedan hacer; es decir, zonificación y actualización de planes de gestión”.

Cuenta también que en los bosques Teltecas de Lavalle van casi 1.000 personas a ver la luna llena a los que los puesteros le venden chivo preparado para comer y en Ñacuñan en Santa Rosa hay mujeres que se organizaron y hacen harina de algarroba que se la venden a un restaurante local que logró estar en la guía Michelín

Melchor ve que hay potencialidades y que son “parte de los desafíos para hacer un aprovechamiento sustentable de los recursos naturales. Las áreas naturales protegidas se constituyeron con la idea de conservación que es de la vieja escuela y hoy hay otro paradigma donde el habitante, el turista son socios de la conservación. Para nosotros es importante abrir y permitir actividades bajo normas y regulaciones”.

Son la 7723

“Para nosotros esas áreas son la 7723 porque si se cayera la 7722 queda todo bloqueado igual”, dice Raúl Rodríguez, presidente de la Cámara Mendocina de Empresarios Mineros. “Los ambientalistas quieren casi cubrir toda la provincia. Hay una mala interpretación porque no solo afecta a la minería, afecta a otras actividades productivas y hasta el turismo que es un servicio y hasta prohíben obras de infraestructura”.

Explica también que los legisladores se “dejan presionar y no contemplan los problemas. Cuando ampliaron la reserva Laguna del Diamante quedó incluida la zona donde se iba a hacer la obra Los Blancos, después tuvieron que desafectarla del área con una enmienda”.

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