Este viernes, el papa Francisco encabezó el rezo del Vía Crucis que, por segundo año consecutivo no se lleva a cabo en el Coliseo Romano sino en la Plaza San Pedro sin la presencia de fieles debido a las medidas preventivas recibidas por la pandemia de coronavirus.
El Vía Crucis de este año tuvo como protagonistas a los más jóvenes: niños, chicas y chicos de la parroquia romana de los Santos Mártires de Uganda, el grupo scout Agesci “Foligno I” y los huéspedes de dos casas familiares de Roma, fueron los autores de los textos y dibujos que comentan las 14 estaciones.
Y fueron de nuevo ellos -unos veinte, entre niños y jóvenes- quienes leyeron las reflexiones y acompañen al Papa durante el rito en la Plaza de San Pedro.
“Querido Jesús, tú sabes que también nosotros, los niños, tenemos cruces, que no son ni más ligeras ni más pesadas que las de los adultos, sino que son verdaderas cruces, que sentimos pesadas incluso por la noche. Y sólo Tú lo sabes y los tomas en serio. Sólo tú”, expresaron los niños al comienzo del Vía Crucis.
Las cruces fueron el miedo a la oscuridad, a la soledad y al abandono, también por la pandemia, la experiencia de los propios límites, de las burlas de los demás, el sentimiento de ser más pobre que los compañeros, la pena por las peleas en la familia de papá y mamá.
Pero hay niños en el mundo que también sufren porque “no tienen comida, no tienen educación, son explotados y obligados a ir a la guerra. Tú, Jesús, estás siempre cerca de nosotros y nunca nos abandonas “, concluyen los niños.
“Ayúdanos cada día a llevar nuestras cruces como tú has llevado la tuya”, rezaron los niños junto al pontífice argentino.