En primera persona: la crónica de un periodista para hisoparse en el Hospital El Carmen

Una espera de 8 horas, crisis de prioridades y poca información son ingredientes de un trámite que estresa más que la enfermedad.

En primera persona: la crónica de un periodista para hisoparse en el Hospital El Carmen
Así se trabaja en el hospital El Carmen, de Godoy Cruz, para testear por Covid-19. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

A las 10 horas llego al Hospital El Carmen y hay una fila de parados en la playa de estacionamiento del nosocomio de 70 metros, le consulto a la joven que me precede porque al estar de siete meses de embarazo hace cola y no pasa directo. Me lo negaron, me dice. Ante ello, y por mi vocación solidaria de periodista, consulto a la encargada de recepción, enfermera la cual me contesta que estar embarazada no es una enfermedad. Era temprano y asimilo un golpe bajo, consigo que la ubiquen en una de las tres sillas plásticas cerca de la entrada al área Covid.

A la hora y media entro a registro personal de admisión y me ordenan salir a hacer una nueva cola - no hay sillas para largas esperas -, ni una. Durante tres horas otra vez esperando y no llaman a nadie luego de contestar el formulario de síntomas ante el posible virus.

Era para entrar a hisoparnos ante una tormenta amenazante, allí convulsiona una mujer de 39 años ante el calor, sentados algunos en el suelo y otros parados, cae inconsciente y en la misma playa, tenemos que gritar desesperados porque abundando los guardapolvos blancos nadie corría a ese lugar. Era la hija acompañante de una paciente a hisopar de 90 años que estaba con ella. Le niegan acompañarla, al ser retirada en camilla su propia hija, porque podía contagiar. 90 años y ¿en nuestra cola? No hay prioridad en el Hospital El Carmen y menos para esos que vienen por el COVID.

Increíblemente nos agolpan – es la palabra- en contenedores somos 16 sentados, gracias a Dios. Llueve a cantaros, a mi lado en espera también otra embarazada. ¡Me falta una semana para tener! me dice mientras le consulto. Estoy agotado, me siento un venezolano esperando en la frontera. No sabemos que ocurre no llaman a nadie a hisopar ni saben porque la demora. Todo trabado.

Renunció el director del Hospital este mediodía me avisan por teléfono. No creo que sea por esto. Luego de hora y media nos llevan a los boxes de hisopado, nos vamos creía. Box N.º 11 al lado en el box 9 está la señora embarazada a punto de dar a luz. Pasa una hora más y nadie viene a hisoparnos. Todos mirando a ver si vienen, voy a la oficina del fondo. Un joven y una señorita me dicen que uno va a los boxes y la otra carga. Que están agotados, que no tienen refuerzo, que el director o algún responsable no los alivia del trabajo, etc., etc.

Ni bien pasaron quince minutos mi reclamo da efecto, hisopa box por box y a las 17: 15 doy fe, me indican que tengo que esperar una hora más para saber el resultado. A las 18 horas termina mi aventura y la de muchos. ¿Con un promedio de 140 casos positivos por día y si llega la segunda ola?

OSEP descuenta todos los meses a sus afiliados la cuota, no hay sillas plásticas, la espera es al aire libre los que aún no entraban tuvieron que correr a resguardo enfrente, cerca de maternidad. El embarazo no es una enfermedad, el ataque de esa mujer junto a su madre, a las 17 horas recién ella se entera que a su hija la trasladaron al Hospital Central. Ella tiene 90 años y solo sabe que pese a todo le dio negativo el hisopado igual que a mí. Un trato miserable, algo debe cambiar.

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