En un país carnívoro por excelencia se viene advirtiendo sobre un descenso drástico en el consumo de carne. Las dificultades para llegar a fin de mes, o la necesidad de generar ahorros para solventar los gastos sustanciales, ha hecho que la gente modifique la forma de consumo de estos productos. Lo que observan en las carnicerías es que junto con la baja del consumo de los cortes tradicionales hay un pasaje hacia otro tipo de cortes y carnes.
El pollo es sin duda el que ha ganado terreno en este mercado de trabajadores pobres, pero además advierten que hay un incremento, aunque menos notorio que el del pollo, en el consumo de ciertas achuras, en particular el hígado y el corazón. Un poco más relegado, también se opta por el mondongo, aunque corre con obstáculos: es un tipo de carne que no cuenta con la aceptación de una buena proporción de la gente.
Aunque pasa lo mismo con el hígado y el corazón, habrá quienes han comulgado con ellos debido a las circunstancias.
Argentina es uno de los países más consumidores de carne del mundo.
Consumidores ahorrativos
Obviamente ese tipo de conductas no son evidentes de manera masiva sino en particular en ciertas carnicerías ubicadas en determinados sectores en los que el nivel socioeconómico obliga a tomar estas decisiones.
Entidades vinculadas al sector han señalado que el consumo de carne vacuna está en su nivel más bajo en 28 años y peor aún, se ha sostenido que no se ven señales de mejora en el corto plazo.
Así lo puso en evidencia un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra). Allí se advirtió que se está consumiendo 47,2 kg por habitante por año. En el período enero-octubre 2024 hubo una baja de 11,2% en relación al mismo periodo del año anterior.
Hay coincidencia total en que la gente se volcó más que nada al pollo. Pero Cintia, cajera de una carnicería de Maipú, dijo que efectivamente notan un aumento en la demanda de hígado y corazón. Es que en promedio un corte de carne ronda los $7.000 mientras que esas achuras cuestan un tercio, en torno a $2.500.
Lo mismo que sucede con la molida, que ha aumentado su demanda. Además dijo que la gente se ha pasado a cortes más económicos para seguir comprando.
En cuanto al pollo cuando el bolsillo apremia, se buscan opciones más económicas.
En un supermercado explicaron que lo que más se llevan es la pata muslo, sobre todo cuando hay promociones. Uno de los vendedores dijo que si antes la gente se llevaba carne para las comidas del fin de semana o cuando tenían reuniones ahora es usual el pollo, y comentó que cuando hay descuentos en estos productos se llevan hasta 10 kg, no sólo para la reunión, sino también para freezar.
En una pollería, la vendedora detrás del mostrador dijo que la venta se mantiene constante. Sin embargo destacó: “Hay un cambio en determinada época del mes, cuando ya se van acercando los últimos días la gente empieza a comprar cosas más económicas, en particular se nota que se compran más alitas”. Dijo que también hay una alta demanda de ranchos pero para preparar comidas para las mascotas.
“La gente hoy está buscando cortes alternativos, otros cortes más económicos de carne, está buscando también las ofertas y han reducido el consumo de la carne, por los costos”, confirmó la licenciada en Nutrición Carina González. Agregó que también ve que muchos están consumiendo más pescado. De todas formas admitió que es una cuestión de bolsillo, gustos, preferencias y costumbres.
En cuanto a la calidad nutricional de algunos productos que se eligen, cabe recordar que el hígado, tan bien visto antaño, ha perdido recomendaciones. La profesional refirió que años atrás sí se recomendaba hígado, pero hace tiempo que no por los cambios en la calidad de la alimentación de los animales. Otro tema es el de las alitas, una parte muy grasosa del pollo, de la que suele recomendarse no abusar. “El tema de las alitas es una cuestión de moda, como las patitas, que se consumen tipo snack, pero en realidad el consumo del pollo es sin piel para evitar el tema de la grasa; hay gente que tiene problemas de colesterol o de hígado graso, entonces bueno, en eso sí se recomienda”, explicó.
En la carnicería
José Michelli tiene una experiencia de más de 40 años en el sector aunque ahora está retirado de esa actividad. Pero su trayectoria le permitió afirmar que nunca había visto este cambio de conducta, ni siquiera en 2021, con aquella tremenda crisis. Es que dijo que, incluso en aquel momento, la gente seguía teniendo dinero pero ahora directamente no le alcanza y no le queda otra que generar estas estrategias. De todas formas consideró que cree que esto va a revertirse en cuanto la gente mejore su poder adquisitivo ya que el argentino es consumidor de carne.
Así mismo, Michelli hizo referencia al aumento de consumo de pollo y dijo que nunca había visto que la venta de pollo equiparara a la de carne, que es lo que está sucediendo ahora. Destacó que siempre la relación fue de 30% de pollo y 70% de carne en las ventas mientras que ahora están 50 y 50.
“Sí se compara, en algunas zonas se ve una compra de cortes económicos y de carne molida, en otras zonas no se nota tanto, depende del lugar donde está la carnicería”, dijo Edgardo Fretes, secretario de la Cámara de Abastecedores de Carne de Mendoza quien destacó que efectivamente se nota una baja en la venta de carne. Detalló que frente a los 47 kilos per cápita actuales, el promedio histórico es de 70 kilos per cápita y un máximo de 105 kilos per cápita. Pero por otra parte afirmó: “Cuando hay festividades, donde se producen juntadas familiares o de amigos, el consumo aparece fuerte porque la carne sigue siendo una buena elección a la hora de compartir gastos”.
Marcos Grabiec, gerente del frigorífico Ganadera Roberto Graziotín y miembro de la Cámara de Abasteros de Mendoza confirmó la inclinación a las achuras. “Generalmente en el verano cae un poco el consumo, por el calor, pero ahora no ha bajado, porque en realidad se están vendiendo más achuras”, explicó. En cuanto a carne vacuna, sostuvo que lo que se prefiere son tapas: tapas de nalga, tapas de paleta, también el asado criollo y la marotilla. Pero por otra parte, tuvo una perspectiva optimista: dijo que en junio o julio se vendían más y habían bajado mucho las carnes de primera pero que en los últimos meses estas han vuelto a repuntar. “Parece que hay un poco más, el poder adquisitivo ha mejorado un poco, pero se sigue vendiendo mucho pollo”, aseguró.
En tanto, el cerdo, que ha sido una opción más económica, dijo que “está caro”. Y explicó: “Sigue subiendo, según me han dicho por los calores del campo ha habido mucha mortalidad e incluso hay cabañas chicas que sufrieron y muchas que cerraron, entonces los grandes son los que manejan un poco más el precio”.