Ana Laura Verde, la representante del departamento La Paz, fue coronada como Reina Nacional de la Vendimia 2023, al finalizar el espectáculo del Acto Central “Juglares de Vendimia, un canto a la naturaleza” en el teatro griego Frank Romero Day. La joven recibió 69 votos será acompañada por Gemina Navarro, de Tupungato, que fue electa Virreina con 35 votos. Ellas serán las sucesoras de Natasha Sánchez y Giuliana Pilot, reina y virreina nacionales de la Vendimia 2022.
La alegría del público paceño fue gigante, ya que la nueva reina es la segunda proveniente del departamento. La predecesora es la recordada Lorena Lorca, electa en 1996.
El teatro griego lucía a pleno como cada noche de Acto Central: unos 30.000 espectadores llenaron de calidez y fervor el ambiente. Más de 20.000 personas en las gradas hincharon con los tradicionales estilos a su candidata favorita, a quienes se sumó el público de los cerros, unas 10.000 personas más,que vivieron la fiesta con un estilo que ya le es propio.
La noche le hizo un guiño a la celebración popular y en plena temporada de tormentas no cayó una sola gota, como sí ocurrió la noche anterior, durante el ensayo general.
Esta 87ª edición de la Fiesta de la Vendimia, cuya primera celebración fue en 1936, tuvo varios hitos para destacar. Por un lado, se trató del 60° aniversario de la inauguración del teatro griego, que con la Vendimia de 1963 dejó atado su destino a este festejo. Es justamente en esta ocasión que se viste de gala y sus gradas toman vida, se sintió en el semicírculo la energía arrasadora que se palpita entre mendocinos e invitados que se reúnen cada año allí para brindar por el vino nuevo.
Por otro lado, la puesta fue dirigida por el joven director Franco Agüero, de 39 años. Además, el transcurrir de la celebración, tuvo como particularidad la incorporación de innovaciones tecnológicas de vanguardia que le han permitido ganar en impacto audiovisual y sorprender a un expectante público.
Así, este año, por primera vez se utilizó realidad aumentada para las transmisiones audiovisuales, que pudo verse en las pantallas del teatro y también en la transmisión televisiva. Además, tuvo sonido inmersivo, una nueva tecnología que permite una experiencia tridimensional de sonido envolvente, que realmente cambió la percepción de este ya que podía sentirse llegar desde diferentes puntos.
Estas fueron las grandes apuestas del equipo técnico en este sentido, ya que hay que decirlo, a diferencia de fiestas anteriores –cuando la iluminación ha jugado un fuerte papel– esta vez no fue protagonista. Tampoco hubo un gran despliegue de utilería sino que en ese sentido fue una fiesta bastante austera, incluso en el vestuario, aunque se destacó el de los personajes principales que fue muy vistoso y en algunos casos particularmente sobredimensionado.
Finalmente, por primera vez, el hilo conductor del relato estuvo cohesionado por una murga y conectó el escenario con el público. En lo que fue un gran desafío de cohesión, la murga La Buena Moza le dio una tónica diferente, permaneció en el nivel superior del escenario y se amalgamó a la puesta.
El espectáculo
El guion de “Juglares de Vendimia, un canto a la naturaleza” es de Jorgelina Flores y desplegó 1.500 artistas sobre un escenario de 3.400 m2, en cinco niveles, incluida la fuente.
Entre estos y los bailarines hubo 30 adultos mayores de 51 años y 38 personas con discapacidad que actuaron y bailaron.
El vestuario estuvo conformado por 1.300 piezas, de las cuales, 60% se aprovechó de espectáculos anteriores y 40% fue realizado para la ocasión. En total se utilizan 5.500 metros de telas.
Tuvo 74% de música original y en vivo, un ensamble con 52 intérpretes de orquestación sinfónica y popular, 48 instrumentistas y 6 cantantes. La murga La Buena Moza, con tres percusionistas y 17 cantantes generó con ellos una simbiosis innovadora a modo de coro griego.
Entre los aspectos visuales que se destacaron cabe señalar que se usaron 650 metros de las emblemáticas cajas lumínicas, patrimonio cultural de Mendoza e ícono identitario del espectáculo vendimial. En el mismo plano, el director usó una pantalla central de 8 por 15 metros y cuatro más, una (de tres partes) en el friso que hicieron también de soporte visual y de contenido.
Tal cual detalló el equipo técnico, se trató de una loa a la Naturaleza, en tanto apuntó a poner en evidencia su falta de cuidado y el daño que le provoca el ser humano con sus intervenciones, pero en particular porque la puesta tiene poco diálogo en favor de mucho canto.
Mensaje ecológico
El relato se posiciona desde la perspectiva ecológica, el cuidado de la naturaleza y las leyes naturales. Es que la historia tiene un anclaje en la cuestión ambientalista, que viene ganando terreno en los espectáculos vendimiales. Si las últimas fiestas han dedicado un cuadro a advertir la importancia y el impacto del cuidado del planeta, esta sube la apuesta y el tema es su eje y presencia transversal. Apela a la conciencia colectiva y el compromiso individual, en una sociedad en permanente crecimiento y transformación que no debe perder de vista este aspecto.
Seis juglares fueron los protagonistas del relato y partícipes indispensables para la conformación del preciado vino nuevo. Cada uno con su encanto y temperamento bien definidos: la historia, las montañas, los viñedos, la bodega, la fe y los terruños.
En una estructura de 10 cuadrados (una obertura), cada juglar fue protagonista de uno de ellos para culminar en los últimos dos con un final que convocó a todos. El cierre fue con un malambo, una apuesta siempre exitosa, un cuadro fuerte que además impacta por el despliegue de artistas sobre el escenario.
No estuvieron ausentes las presencias tradicionales, como los huarpes, los inmigrantes, la Virgen de la Carrodilla ni el proceso vitivinícola.
El conflicto se desata cuando los juglares se reúnen para degustar el vino nuevo, que resulta no ser de su agrado por alguna transformación inesperada sobre la que desconocen la causa.
Entonces convocan a la Vendimia, hija de la Madre Naturaleza, para preguntarte qué ha sucedido. Ella entonces le pregunta a su madre, que en su aparición muestra su enfado por los daños que el ser humano provoca al planeta lo que se traduce en los cambios, la alteración de sus ciclos de vida y las contingencias. Advierte que su enojo no pasará hasta que las personas cambien su actitud. Entonces cada uno de los juglares la lleva a un recorrido para mostrarle la importancia que para las personas tiene la naturaleza, la cual va hasta los orígenes, hasta la montaña donde nace el agua vital y cuadro en el que tiene un fundamental protagonismo el cóndor como ícono natural de la provincia.
Además, se destaca el valor que el vino tiene para la identidad mendocina incluso desde tiempos históricos.
Es entonces que el teatro se transforma en cine para mostrar en la pantalla principal un audiovisual que muestra al General San Martín defendiendo las virtudes de la bebida local, la cual usó en el cruce de Los Andes para dar energía al ejército. Estuvo a cargo del cineasta Sergio Sánchez y documentado por historiadores. Allí se destaca un perfil no tan conocido del General: su humor. Reunido con españoles que denotaban la calidad de vino local, cambia las etiquetas de dos botellas con uno de Málaga y los extranjeros terminan prefiriendo el mendocino.
Fue justamente con este cuadro que el público, que hasta el momento había aplaudido con moderación,se unió en un sostenido aplauso. El otro cuadro ovacionado, aunque en menor medida fue el de la Virgen de la Carrodilla.
El relato introdujo personajes no habituales de este tipo de puesta: los científicos, que aparecieron en tónica payasesca para referirse a cómo se alteran las cualidades naturales del vino.
Si hay que destacar una novedad, esta se produjo más bien en la apuesta por la conocida como “realidad aumentada”, y sólo pudo ser apreciada por el público que estaba atento a las pantallas gigantes ubicadas en al teatro y por los que siguieron la fiesta por las diversas transmisiones televisivas.
En ese punto, seguramente, el momento que quedará como más reconocible y, quizás, como un rasgo particular, es aquel que mostró a un cóndor de diseño digital, que por el efecto especial de esta “realidad aumentada” pareció sobrevolar durante varios minutos el teatro griego Frank Romero Day.
Fue un efecto tanto visual como dramático, quizá no tan en consonancia por su espectacularidad (aunque fuese una espectacularidad virtual) con otros aspectos de más bajo tono, como la iluminación, vestuario y utilería.
El final, con un imponente malambo, fue sin dudas la parte que logró el aplauso más contundente de la noche, coronado con los habituales fuegos artificiales que también dieron muestras de austeridad.
