El de Luz Álvarez es de esos casos en que varias cosas conspiran para que todo salga mal. La pobreza, el desconocimiento, los errores, la distancia, las enfermedades, la pandemia... Ella es colombiana, vive en Desaguadero (La Paz) y viene padeciendo desde hace años los inconvenientes propios de vivir en un país extranjero: desempleo, burocracia y, como si fuera poco, un hijo con parálisis cerebral producto de una mala praxis durante su nacimiento en Santa Fe. Junto a su marido venden pasteles para ganarse la vida.
Días atrás, decidió viajar a Colombia para visitar a su madre, que vive sola y fue diagnosticada con Mal de Alzheimer. Allí comenzó su odisea.
“Pedí dinero prestado, pero como no me alcanzaba vendimos todo lo que teníamos porque el viaje era urgente, mi madre no tiene quién se ocupe de ella en Colombia y comenzó a ‘perderse’ producto de la enfermedad “, explicó a Los Andes, para agregar que la falta de conocimiento y agilidad para realizar trámites en la Argentina finalmente la terminaron perjudicando.
“Ante la falta de documento de mi hijo mayor, que nació en Colombia, quedamos varados. Migraciones nos cobraba una multa para cambiar los pasajes de un valor de 104 dólares por pasajero, una cifra que no pudimos afrontar. Perdimos los vuelos y nos quedamos sin nada, ni camas, ni heladera. Vendimos todo, estamos desesperados mientras mi mamá sigue sola”, se lamentó.
Seis años atrás Luz llegó a la Argentina con primer hijo, Alejandro. En Santa Fe conoció a su actual marido y ambos tuvieron a Jared, de tres años, y Eliam, de ocho meses.
La falta de atención adecuada durante el parto de su segundo hijo lo llevó a sufrir falta de oxígeno. Hoy padece Síndrome de West, una encefalopatía epiléptica, es decir, espasmos y trastornos en el desarrollo psicomotor, entre otras consecuencias.
“No tenemos pensión por discapacidad ni ayuda de ningún tipo. Para sobrevivir elaboramos pastelitos y salimos a venderlos”, agregó.
“Entiendo que los trámites me cuestan más por ser extranjera, pero nadie me dio una mano, en el aeropuerto me mandaban de allá para acá y fue doloroso que se nos pasara el día y el horario del vuelo. Fue por falta de voluntad, por no recibir ayuda ni asesoramiento de ningún tipo”, reflexionó.
El circuito original era de Mendoza a Chile y desde allí a Bogotá, para luego llegar hasta Cali, su ciudad de origen. “Todo quedó en la nada y estoy desesperada, sin saber qué hacer ni dónde pedir ayuda. No pudimos abordar el vuelo cuando más lo necesitábamos y no sólo eso, quedamos sin dinero”, concluyó.
Quienes deseen contactarse con Luz Álvarez para brindar ayuda pueden hacerlo al 2613 87-2697.