Fue cartonero y a los 45 años se recibió de politólogo en la UNCuyo en tiempo récord

Juan Mauricio Bafumo se convirtió en el primer integrante de su familia en obtener un título universitario. Nunca rindió mal una materia e hizo la carrera en menos de cinco años en la UNCuyo. En su tesis definió a la política como herramienta de transformación social.

Fue cartonero y a los 45 años se recibió de politólogo en la UNCuyo en tiempo récord
Juan Bafumo se graduó el 16 de abril pasado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo. Nunca rindió mal una materia. | Foto: gentileza

Juan Bafumo es un flamante licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública. Terminó la carrera el mes pasado en tiempo récord en la Universidad Nacional de Cuyo, mientras continuaba trabajando. En los ‘90 debió abandonar la escuela secundaria, trabajó en la feria y como cartonero. Hoy es padre de familia y asegura que la universidad pública le dio autoestima y sentido de la crítica.

El esfuerzo de Juan fue enorme: nunca rindió mal una materia y todo mientras trabajaba en la empresa de grúas que cuida desde hace años, donde trabaja de 19 a 7 de la mañana. Cuenta que asistió todos los días, durante cinco años por el mismo camino, desde el barrio Campo Papa, en Godoy Cruz, hasta el predio de la UNCuyo.

“La universidad pública me dio autoestima. Una persona que no llega a la universidad es un pensamiento que se pierde, un pensamiento que quizás pueda revolucionar el mundo”, reflexiona el licenciado Bafumo.

“El sueño de mi vida es estar en lugares donde se puedan tomar decisiones y se puedan hacer cosas. Sé que hay que hacer un camino para eso, pero espero se me dé”, agrega ilusionado.

Los golpes de la vida

El relato de Juan comienza con un difícil momento que cambió su vida para siempre: cuando echaron a su papá del Banco Mendoza, en la década del ‘90, motivo por el cual cayó en una depresión profunda. A sus 17 años, Juan debió abandonar la escuela secundaria para trabajar y para ayudar a su mamá Alba, y a sus cinco hermanos menores. “Como yo soy el mayor de los seis hermanos, tuve que dejar el estudio para trabajar”, rememora en diálogo con Los Andes.

Desde chico Juan trabajaba en ferias y lo hizo durante mucho tiempo en Guaymallén. “Me iba en la bicicleta desde Godoy Cruz hasta la feria de la calle Sarmiento. Pude ahorrar y abrí una verdulería, la cual se fundió al tiempo, por lo que tuve que volver a trabajar y a cartonear para sobrevivir y llevar la comida a mi casa”, recuerda este mendocino ejemplar.

Juan fue premiado con una bicicleta por la Municipalidad de Godoy Cruz por ser el mejor alumno de su CENS. | Foto: gentileza
Juan fue premiado con una bicicleta por la Municipalidad de Godoy Cruz por ser el mejor alumno de su CENS. | Foto: gentileza

Luego de esta etapa, la cual recuerda con humildad y agradecimiento, Juan formó una familia a los 19 años. El licenciado tiene tres hijos: una joven de 26 años, otra de 22 y el más chico, de 16.

Después de que todo parecía mejorar, la joven familia sufrió nuevamente del desempleo y tuvieron que mudarse al barrio Campo Papa. Allí se establecieron hace 26 años.

Ingreso a la universidad

En el año 2015, Bafumo asegura que tuvo una visión y se propuso terminar el Centro Educativo de Nivel Secundario (CENS) en su barrio, al cual asistía luego de trabajar.

El flamante licenciado cuenta que en el CENS María Claret comenzó su sueño cuando estudiaba el bachillerato en Ciencias Sociales y Humanidades. “Un día nos llevaron a hacer una visita a la Legislatura, donde hablé con los diputados, y uno me dijo que la única forma de cambiar la realidad era estar es la política. Por eso decidí estudiar Ciencias Políticas”, cuenta con entusiasmo.

Agrega: “Ante la pobreza que existe en mi barrio, pensé en ayudar con mis ideas y espero que se me dé la oportunidad de poder hacerlo”.

En 2018 Juan fue abanderado nacional en la institución, con un promedio de 9,82. Por ello la Municipalidad de Godoy Cruz lo premió con una bicicleta, que lo acompañó hasta la universidad. “Esa bicicleta la cambié por una computadora para poder estudiar y la usé toda la carrera”, recuerda.

“Cuando me dijeron: ‘Estás adentro’ me puse a llorar, porque la verdad es que nunca pensé que iba a ser parte de esa estructura tan grande que la Universidad Nacional de Cuyo”, cuenta de su experiencia al ingresar a la casa de estudios en 2019.

Juan resalta que su primer año allí fue complicado. La estructura educativa universitaria lo sorprendió, pero le tomó ritmo luego de un tiempo. “Una estructura tan grande, para una persona que no sabe manejar una computadora, es complejo. Además del gran salto a este tipo de casa de estudios”, señala.

Una de las etapas más complicadas fue la época de la pandemia, durante el segundo año de su carrera, ya que tuvo que adaptarse nuevamente. Juan recuerda con cariño al profesor Federico Castañón: “Él me ayudaba con las recargas y también me ayudó cuando se me rompió la computadora”.

Romper la burbuja

El flamante licenciado afirma que hay muchos trabajos interesantes en la Universidad y que, lamentablemente, a veces no llega a las personas que más lo necesitan. “En la universidad hay cierta hermeticidad, hay mucho trabajo de investigación y muchas cuestiones que quedan ahí en la biblioteca guardadas y no tienen contacto con la sociedad”, analiza Bafumo. “Hay que romper esa burbuja y que la universidad salga también afuera, a la sociedad, y que muestre todo lo que se hace”, remarca.

“Creo que como comunidad debemos defender la universidad pública más allá de las ideologías políticas. Es un bien de la humanidad que nunca se pierde, es algo que lo tenés para siempre”, reflexiona Juan. Por otro lado, el nuevo licenciado asegura que nunca militó para partidos políticos en la facultad y que no cree en el adoctrinamiento universitario.

La villa y la discriminación

Juan revela que la gente siempre sabe de dónde venís, que muchas veces te lo hacen notar y duele, pero apunta: “Creo que no es bueno quedarse con lo malo, sino con las personas que me dieron una mano”.

Este padre de familia revela que tenía la autoestima muy baja. “Andaba juntando cartón, latas de aluminio, cobre. Todas esas cuestiones me hacían sentir con la autoestima por el suelo. Pero en parte, porque nunca rogué, ni robé y no tengo antecedentes penales”, reflexiona.

Bafumo recibió el cariño de su familia, sus compañeros y colegas al recibirse. | Foto: gentileza
Bafumo recibió el cariño de su familia, sus compañeros y colegas al recibirse. | Foto: gentileza

El egresado universitario cree que su pasado está presente siempre: “A veces la estructura te lo hace sentir, como que se da cuenta de que vos venís de ese lugar. Y estar en un lugar donde todos tienen 18 a 20 años y uno tiene 45 es complicado”.

Durante su recorrido por las aulas, Juan dice que jamás recibió una beca, pero tampoco la pidió porque consideraba que, al tener trabajo, quizás otros lo necesitaban más. “Aunque yo vengo de una villa y a veces no tenía internet, me iba a la plaza con mi celular y escuchaba las clases por el celular”, repasa.

La tesis, el momento más importante

“Mi tesis fue el momento más importante de mi vida y lo sigue siendo”, sentencia Bafumo respecto a su trabajo que se denominó “La importancia de los actores interjurisdiccionales en los mecanismos de gobernanza ambiental. El caso del canal Pescara de Mendoza”, que fue presentado en la sala de Consejo Académico el 16 de abril pasado.

“Mi infancia sucedió cerca del canal Pescara y empecé a averiguar sobre el caso. En ese momento ya había cuatro o cinco trabajos, aunque ninguno era referido a la Ciencia Política”, recuerda.

La idea de la tesina surgió al cursar, donde además conoció a dos compañeras que habían estado enfermas por culpa de la contaminación del canal, lo que lo impulsó a realizar el proyecto de investigación.

Una anécdota feliz del proceso de tesis es que al archivo de su defensa lo llamaba “El penal de Montiel”, como comparativa con la final Mundial de fútbol de 2022. “Yo me identificaba con ese momento porque estaba a punto de cumplir el sueño del pibe. De ese pibe al que en los años ‘90 se le cayeron todos los sueños”, concluye Juan emocionado.

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