Lo que popularmente se conoce como “piel de gallina” no son ni más ni menos que los pelos erizados, típica reacción de cuando sentimos frío. El término médico y científico es “cutis anserina”, aunque también se conoce como piloerección o reflejo pilomotor.
Esta reacción involuntaria ocurre cuando pequeños músculos en los folículos pilosos de nuestra piel tiran del cabello hacia arriba. Específicamente son los nervios del sistema nervioso simpático, los que controlan la respuesta de lucha o huida, los que controlan estos músculos de la piel.
Aunque parezca algo inútil, la piel de gallina es muy útil: contribuye a conservar el calor en casos de exposición al frío. Esto se produce gracias a que la contracción de los músculos de la piel (llamados arrectores pilorum) generan calor y, a su vez, los folículos pilosos levantados hacen que se cierren los poros de la piel. Además, los pelos levantados atrapan una capa de aire cerca de la piel, reteniendo el calor corporal.
No obstante, estos factores pueden ser más importantes para los animales con pelaje grueso que para los humanos. De hecho, no está claro hasta qué punto es importante la piel de gallina en los humanos.
Una investigación reciente publicada en 2020 en la revista Cell concluyó que existe una relación entre la piel de gallina y la regeneración del cabello y los folículos pilosos. Al parecer, según la Escuela de Medicina de Harvard, los nervios conectados a los diminutos músculos de la piel también conectan con las células madre de los folículos pilosos, que son las responsables del crecimiento del pelo.
En respuesta al frío, el nervio ordena a los pequeños músculos de la piel que se contraigan (provocando la piel de gallina) y, a la vez, el mismo nervio activa las células madre del folículo para el crecimiento de nuevo cabello.
Entre otros beneficios, este descubrimiento puede tener implicaciones para revertir la caída del cabello y comprender la cicatrización de heridas en la piel. Por otro lado, no solo el frío desencadena la piel de gallina, sino que esta sensación también se produce frente al miedo; o al escuchar música o ver obras de arte que generan emoción.
Además, “la piel de gallina puede ser un signo de un trastorno convulsivo denominado epilepsia del lóbulo temporal, un trastorno del sistema nervioso simpático u otros trastornos cerebrales”, aunque esto es poco frecuente, aclaró la institución.