Con protocolos extremos y cuidados preventivos, las cirugías plásticas comienzan, de a poco, a dar respuesta a una demanda contenida de pacientes luego de seis meses de cuarentena obligatoria en la que, mayormente, fueron absorbidas las urgencias.
Implantes mamarios (aumento, levantamiento y reducción); rinoplastia, párpados, lifting y lipoaspiración representan las intervenciones más frecuentes.
Más allá de este contexto inesperado, sobre todo muchas mujeres desean verse bien y deciden someterse a cirugías o bien continuar con tratamientos iniciados previo a la pandemia. Por otro lado, hay más tiempo para dedicarse al cuidado personal.
“Hoy en general se pretende una buena imagen y esto no es frivolidad, sino la necesidad de verse y lucir adecuadamente por cuestiones sociales, laborales, profesionales”, sostuvo el cirujano plástico Luis Sananes, director de la Clínica de Cirugía Plástica Sananes. Según su apreciación, los pacientes han vuelto solicitar cirugías, de a poco, tras varios meses de freno. “Hemos empezado, en Mendoza y en el mundo, a dar respuesta, aunque con estrictas reglas”, agregó.
Prácticas no habituales
Este retorno paulatino de cirugías y tratamientos que persiguen mejorar la estética supone, en este contexto tan particular, modificar prácticas y costumbres.
Es decir, testeos permanentes, turnos espaciados, distanciamiento social y separación física, entre otras muchas otras nuevas formas de atender. Desde lo más esencial, como disponer de una terapia intensiva en el mismo centro para resguardarse frente a eventuales complicaciones, como efectuar los controles a través de videollamadas evitando, así, el contacto físico.
“Debemos convivir con una nueva realidad y será por mucho tiempo. En todo el mundo la cirugía estética se está reinventando para operar dentro del contexto de pandemia”, consideró el profesional.
Este nuevo escenario involucra no sólo los espacios, sino la propia dinámica del personal, que debe trabajar luego de haber superado el testeo de SARS Cov2 (el coronavirus de la Covid-19), descansado y “chequeado de manera pormenorizada”, advirtió Sananes.
Es que satisfacer la demanda conlleva cambios que no se esperaban y que atraviesan desde las más simples intervenciones hasta las que son más complejas.
“En todos los casos, se suma ahora el riesgo del contagio, por eso el entrenamiento frente a determinadas prácticas, como la anestesia y los controles del post-operatorio, son fundamentales”, aseguró.
En tal sentido, se refirió a un replanteo institucional en cuanto a procedimientos de contralor y esto requiere, entre otras cuestiones, más profesionales en el quirófano.
Y reiteró: “Toda cirugía debe realizarse en un centro que tenga una unidad de terapia intensiva (UTI), porque las complicaciones no se producen... hasta que surgen”, expresó.
Y esto, en sí mismo, dijo el médico, “representa un riesgo porque estos sectores están abarrotados de pacientes con Covid-19”.
“Por eso –insistió—retomar la actividad implica una serie de responsabilidades personales, profesionales e institucionales”.
Sananes, que dirige la clínica fundada por su padre 70 años atrás, evocó otras crisis -económicas y sanitarias- a lo largo de su trayectoria médica. “Hoy nos toca la pandemia por la Covid-19 y el mundo de la cirugía tiene que hacerle frente”, dijo, reconociendo lo inexorable.
¿Cuáles son las cirugías más demandadas?
La gran mayoría de las consultas y cirugías estéticas –en el orden del 80% u 85%- están relacionadas, en primer lugar, con implantes mamarios, y esto excede el tiempo de pandemia. Dentro de ese porcentaje le sigue el levantamiento de las mamas, con implante, y por último reducción.
La cifra restante, alrededor del 15% o 20%, la completan las rinoplastias (cirugías de nariz); párpados, liftings y lipoaspiración.
Para dar cuenta de las frecuencias, el doctor Eduardo Alonso, dijo que la Clínica Surgery SA -que sólo se dedica a estas cirugías- realiza desde junio solo una intervención al día y que ese cupo, de lunes a viernes, se encuentra siempre completo.
“Estuvimos tres meses sin actividad y a partir de junio se iniciaron las cirugías con todos los protocolos existentes, y un paciente en el quirófano por día, sin acompañante en la habitación y con anestesia local, que nos permite que sea ambulatorio”, ejemplificó.
“Esta cuarentena viene para largo, así que decidí operarme”
Juliana estrenó 50 en junio y está mejor que nunca: cuerpo torneado, abdomen liso y dientes perfectos. Licenciada en Márketing, casada y mamá de tres hijos, si bien siempre se ocupó de su imagen, en la cuarentena su interés se acrecentó. “Tengo más tiempo de ocuparme de mí y a la vez me veo más defectos”, cuenta, aunque advierte que tiene amigas “más fanáticas”. Los primeros meses de aislamiento se hizo tratamientos en su casa. Pero apenas médicos y esteticistas liberaron la actividad, no demoró en sacar turnos. “En un principio pensé esperar que todo esto terminara, pero viene para largo y mientras tanto necesito verme bien”, reflexiona. Y remata: “No hay dinero mejor invertido que en una misma”.
Rosario Guzmán, esteticista, cosmetóloga y manicura, dijo que el trabajo en cuarentena es incesante. “Definitivamente las mujeres quieren verse bien y acuden en principio por una limpieza de cutis, pero se entusiasman con otros tratamientos más específicos, como peeling y radiofrecuencia”, narró argumentó. Agregó: “Es increíble la seguridad y autoestima que generan en las clientas este tipo de prácticas”.
