La tecnología avanza conforme lo hacen los estudios científicos, y si bien los estimuladores femeninos existen desde el S.XIX, la especificidad de uso para cada parte genital ha sido una elaboración reciente, en términos de marketing. Sin embargo, hasta que Hellen O’ Connell, -primera uróloga australiana- no hizo una descripción completa del clítoris, en 1998, los estimuladores para esta parte de la anatomía se centraban solo en el glande (parte visible), dejando de lados los otros 10 centímetros ultra sensibles del principal órgano responsable del orgasmo en la mujer.
Ahora, a los fabricantes de juguetes sexuales no hay quien los detenga. Por eso mismo, desde hace unos años salió al mercado un estimulador clitoriano sónico, que emite ondas capaces de producir intensos estados de placer y hasta multiorgasmos, sin necesidad de friccionar la zona y abarcando toda la longitudinal anatomía del clítoris.
El primero en sacar al mercado este invento fue la marca Lelo, con un producto de nombre “Sona”, allá por 2017, que se hizo muy popular en Europa no solo por su funcionalidad sino también por la belleza de su diseño. En Argentina actualmente se puede conseguir entre 15 mil y 30 mil pesos, dependiendo del año de fabricación, es decir, del modelo.
Previamente, otros juguetes sexuales específicos para el clítoris habían llevado las relaciones sexuales a otro nivel, como es el caso de los succionadores, artefactos que permiten a la mujer llegar al orgasmo de forma más rápida que con un dildo y cuya fama se ha extendido rápidamente, convirtiéndose en uno de los juguetes más vendidos.
Sin embargo, la idea de los estimuladores sónicos no es solo estimular el glande del clítoris, es decir, su parte externa a través de la succión, sino llegar a todo el órgano del placer a través de un masaje que abarca el 75% de su superficie, a través de vibraciones que estimulan sin verse y sin necesidad de que el juguete toque el cuerpo.
Cómo funciona
Un masaje sónico es la estimulación con toques rítmicos a través de ondas longitudinales, todo ello bajo la idea de que las partículas que atraviesan esas ondas vibran en el sentido de la propagación, lo que provoca es un efecto de reverberación dentro del clítoris, algo muy diferente a la estimulación de vibración que tienen la mayoría de juguetes sexuales. De esta forma, la sensación que transmite del orgasmo es muy diferente, pues parece que proviene del interior del mismo clítoris.
A este respecto la sexóloga española Ester Álvarez, opina que “es muy positivo que los juguetes vayan dirigidos al clítoris en lugar de a la vagina, pues al final es donde las mujeres tenemos mayor número de terminaciones nerviosas. Es una manera de reivindicar que es en el clítoris donde necesitamos que nos estimulen y que estamos un poco hartas de juguetes fálicos”.
En relación a otro tipo de juguetes de vibración, la sexóloga explica que “si se quiere masajear zonas más amplias del cuerpo, los vibradores tradicionales tienen más utilidad que los juguetes eróticos por ondas sónicas ya que es estos están dirigidos casi exclusivamente al clítoris”, aunque no descarta su uso en los pezones, “que por su forma y parecido al clítoris, puede resultar placentero para algunas personas”.
Como este tipo de estimulador no tiene por qué entrar en contacto directo con el cuerpo, no se producen las molestias posteriores, el escozor o el adormecimiento por la fricción que, en muchas ocasiones, suponen un obstáculo a la prolongación del placer.
Como siempre, estos juguetes vienen en versiones sumergibles, recargables y con una gran cantidad de modos de estimulación que varían en cuanto a velocidad e intensidad en las ondas.
¿Funciona para hombres?
En 2016, previo al lanzamiento del producto para mujeres, la Asociación Europea de Medicina Sexual expuso el uso de este tipo de artículos -llamados en inglés extracorporeal shock wave therapy (ESWT)- con la idea de utilizarlos como tratamiento parece aumentar el flujo de sangre al pene y fomentar el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos. Eso serviría, en principio, para curar algunos casos de disfunción eréctil. Sin embargo, se trata de terapias que necesitan de una supervisión médica y que necesitan de una tecnología más allá de estos juguetes sexuales.
Los defensores de la “terapia extracorpórea de ondas de choque” la presentan como alternativa frente a otros sistemas como, por ejemplo, la Viagra, basándose en el hecho de que la aplicación de ondas sónicas de baja intensidad en el pene podría tener efectos más duraderos que el sildenafil.
Pero más allá de la cuestión médica, en el caso de los hombres que buscan una mayor estimulación sexual, la psicóloga española asegura que “en la mayoría, la excesiva focalización erótica en el pene es evidente y estoy convencida de que la revolución sexual masculina llegará cuando aprendan a sentir placer en otras partes de su cuerpo”. En ese camino, el uso de dispositivos como este para conocer distintos tipos de excitación son fundamentales en la experimentación y conocimiento del auto placer masculino.