Una iniciativa universitaria buscará recrear el juicio que se le negó a Camila O’Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez. Así, gracias a la creatividad de un grupo de docentes de derecho y de historia, este jueves se realizará un simulacro de juicio por jurados con esa teoría del caso, y una de las parejas más famosas de la historia argentina tendrá el derecho a defenderse que se le negó 174 años atrás
Los testigos de la fiscalía serán entre otros Juan Manuel de Rosas y Dalmacio Vélez Sársfield. Los de la defensa, Manuelita Rosas y los propios imputados, Camila O’Gorman, de 23 años, catequista de la parroquia de Santos Lugares, embarazada de 11 semanas, y Ladislao Gutiérrez, de 19 años, ex párroco de la parroquia del Socorro. Están acusados de escándalo público, un delito descripto como «el que a través de acciones contrarias a la moral, las costumbres o las convenciones sociales vigentes, causare gran asombro o indignación social». Corre el año 1848, y si los encuentran culpables la pena será fusilamiento.
El proceso judicial se podrá seguir en vivo desde las 19 por Zoom: ID de reunión: 839 8735 3687 / Código de acceso: 917914.
La iniciativa surgió de la cátedra de Derecho Procesal Penal y Litigación Oral de la Universidad de La Pampa, y le dieron forma el titular, Francisco Marull, la docente adjunta (y jueza de Zapala) Leticia Lorenzo y el profesor de Historia neuquino Fernando Casullo.
El desafío
Lorenzo explicó a Río Negro que todos los años en el taller de litigación penal se les da un caso para trabajar a las y los alumnos, y se convoca a la ciudadanía a integrar un jurado popular ante el cual debaten las pruebas.
Esta vez el desafío es más complejo: recrear la historia de Camila y Ladislao y darles el juicio que no tuvieron.
La docente y jueza explicó que la fiscalía y la defensa estarán a cargo de estudiantes, el jurado lo integrarán profesores y profesoras de historia, y los testigos serán actores y actrices de una agrupación teatral.
Cuando no hay leyes
Remarcó que en la época en que ocurrieron los hechos no existía un conjunto ordenado de normas (ni el Código Penal, ni siquiera la Constitución Nacional) y la reconstrucción histórica sirvió, entre otras cosas, para comprender la importancia del principio de legalidad: «Cuando no hay normas, gana el más fuerte».
Entre los fundamentos para la realización de este taller se menciona: «Parte importante de enseñar las herramientas del litigio está relacionada con generar espacios de reflexión para salirnos de la mirada del mundo desde nuestros zapatos. En el mismo sentido, entendemos que observar el tratamiento de situaciones que hoy resultan jurídicamente impensables y socialmente escandalosas a los ojos de cualquier persona, pero que tuvieron lugar en la historia de nuestro país no hace mucho tiempo atrás, permite situarse con más solidez en el tiempo actual y comprender que detrás de la elección de un litigio y su tratamiento normativo se cruzan múltiples factores (sociales, políticos, históricos) que deben ser considerados en el trabajo de la abogacía».
Por qué el caso Camila-Ladislao
La elección del caso se fundamenta en que «se trata de una situación real, sucedida en nuestro país hace menos de 200 años. Involucra a una mujer cuya posición y rol social esperado en aquel momento difiere enormemente de la mirada actual sobre la mujer y sus derechos. Involucra a un hombre perteneciente a la iglesia católica (un sacerdote), sobre quien no ha habido un cambio tan sustancial en la mirada actual sobre su posición y rol social. Es un caso que se da en un contexto político puntual, que tiene presencia y relevancia en las determinaciones que se toman sobre las dos personas involucradas».
«Creemos que trabajar con este caso permitirá visualizar los cambios sociales, normativos, políticos y judiciales en la mirada sobre los casos penales, a la vez que observar cómo esos cuatro ámbitos (el social, el normativo, el político y el judicial) no se encuentran aislados sino que se retroalimentan en forma permanente».
Para evitar que se juzgue con una mirada actual (parte del ejercicio es demostrar cómo ha funcionado el derecho a lo largo del tiempo) la fiscalía y la defensa utilizarán las normas de la época. Los actores-testigos se apegarán a un guión con argumentos reales, y el jurado popular estará integrado por profesores de historia conocedores del pensamiento que impregnaba aquellos años.
Ellos definirán si otra vez la historia termina con el diálogo ante el pelotón de fusilamiento (recreado en el cine) que fascinó a una generación: «¿Ladislao estás ahí?» «A tu lado, Camila».