Ya son dos las marchas en defensa de la Educación pública que la gestión de Javier Milei intenta desacreditar. Ahora al igual que en abril, se pusieron en tela de juicio las consignas de la marcha, vinculándola con intereses partidarios. De hecho, la adjudicaron a una supuesta oposición a que se auditen los gastos de las universidades nacionales.
Mientras el Presidente saca las cuentas para ver si los números en el Congreso le ayudan con el veto a la ley de financiamiento universitario y estudia alternativas por si los legisladores nacionales se comprometen con la sociedad, el Gobierno nacional volvió a salir con la idea que ya habían puesto sobre la mesa en abril del arancelamiento de las universidades públicas para extranjeros no residentes en Argentina.
En Mendoza, y en lo que tiene que ver concretamente con la UNCuyo, la aplicación de un hipotético arancelamiento a extranjeros no residentes que estudien o quieran estudiar en alguna de las facultades de esta casa de estudio no cambiaría la situación de fondo y no significaría un incremento presupuestario significativo.
Pero la relevancia de los estudiantes extranjeros es aún menor ante la iniciativa del Ejecutivo, ya que el proyecto impulsado por Milei fija que el cobro se haga a aquellos estudiantes que no tengan residencia en Argentina. Y, en el caso de los estudiantes extranjeros de la UNCuyo, prácticamente la totalidad tienen residencia en el país. Es decir, tributan y pagan impuestos nacionales.
“El promedio nacional de estudiantes extranjeros en las universidades públicas del país es de entre 5% y 10%, como mucho. Además, la mayoría de ellos son residentes en Argentina, por lo que no entrarían en el arancelamiento ya que pagan alquilar o impuestos en Argentina”, reafirmó por su parte la secretaria general de Conadu Histórica, Francisca Staiti.
“Cobrarle a los extranjeros no va a mover la aguja en el presupuesto universitario, es lo mismo que ocurriría si se decidiera hacer en la salud. Pero lo más peligroso es que esta medida de cobrarle a los extranjeros no residentes sería abrirle la puerta a seguir arancelando. Porque se comienza con los extranjeros, luego se ampliará a ‘los que pueden pagar’, después a esos que llaman ‘estudiantes eternos’. Entonces terminás metiendo la discusión de arancelamiento en general y sin haber hecho demasiado esfuerzo”, se explayó Staiti.
EXTRANJEROS EN LA UNCUYO
Si bien desde la Universidad Nacional de Cuyo advirtieron que hay que esperar a ver cómo el gobierno reglamenta la medida propuesta, aclararon tres cuestiones.:
- La documentación que deben presentar los aspirantes para ingresar a la universidad pública. Aquí confluyen normativas educativas con normativas de migración. Todas las personas que quieran ingresar a la Universidad deben presentar documentación que certifique dos cosas:
Primero, que están radicados en el país, o sea que residen de manera permanente en el país, para lo cual deben tramitar un DNI especial.
Segundo, una certificación de haber completado sus estudios secundarios, que debe estar validada por la autoridad competente en Argentina.
- La cantidad de estudiantes extranjeros en la UNCuyo. Hay dos formas de medirlo que implica una distinción importante.
Se pueden contar cuántos estudiantes tiene la universidad con documento mayor a 90 millones u otro tipo de documento, o sea, con el tipo de DNI que reciben las personas extranjeras que residen en Argentina. Dentro de este grupo, se encuentra como grupo más numeroso a personas nacidas en países limítrofes que viven hace muchos años en el país, incluso que han realizado sus estudios primarios y secundarios en el país. Medidos así, en la UNCuyo se registran 914 estudiantes extranjeros, o sea el 2,7%.
Una segunda forma de medirlo es contando estudiantes cuyo grupo familiar registra un domicilio permanente fuera del país. Medido así, en la UNCuyo hay 165 estudiantes extranjeros, o sea el 0,5%.
- Cómo se podría avanzar en un arancel para estudiantes extranjeros. Desde la UNCuyo, entienden que el mismo debería surgir de una ley del Congreso Nacional, pues la Constitución Nacional, en su art. 75, establece que es competencia del Congreso sancionar leyes que reglamenten la organización de la educación y dice, explícitamente, que éstas deben garantizar los principios de gratuidad de la educación pública.
En este sentido, la Ley de Educación Superior, en su art. 2 bis, es la que establece que los estudios de grado en las instituciones de educación superior de gestión estatal son gratuitos e implican la prohibición de establecer sobre ellos cualquier tipo de gravamen o arancel.
Y, por último, desde la Casa de Altos Estudios vuelven a insistir: “Los estudiantes extranjeros que cursan estudios de posgrado, en cambio, sí pagan aranceles hace años”.
En la Universidad de Buenos Aires (UBA), y según las estadísticas actualizadas hasta el 2022, el porcentaje de estudiantes extranjeros representaba 9,1% de la matrícula total. De los 210.516 estudiantes registrados en ese momento, 191.405 eran argentinos, mientras que 19.111 eran de otros países. No obstante, no se detalla si los extranjeros son residentes argentinos o no, por lo que es imposible afirmar que esos 19.111 deberían pagar arancelamiento de acuerdo a la iniciativa oficial.
Siempre de acuerdo a las estadísticas de la UBA, la mayor cantidad de estudiantes extranjeros (sin diferenciar entre residentes y no) están en la Facultad de Medicina (22,5% son extranjeros), mientras que en Odontología, y de acuerdo a los datos de 2022 disponibles en la misma página de la Universidad de Buenos Aires, 12,7% de los estudiantes son extranjeros.
LA PROPUESTA QUE NO ES SOLUCIÓN
El debate sobre arancelar la universidad y la salud a los extranjeros es tan antiguo como lo son justamente los sistemas públicos de educación y salud en Argentina. Y en las últimas horas, sobre todo después de la marcha nacional en apoyo a la universidad pública, se reflotó, algo que Javier Milei incluyó en su proyecto de Ley Ómnibus.
“¿Cuál es el argumento en contra de cobrarle a los extranjeros aranceles universitarios? Al menos a los no residentes que no tributan. No conozco otro caso global de universidad gratuita para extranjeros. Nos ayudaría a mejorar nuestras universidades públicas y evitar abusos”, opinó el fundador de la billetera virtual Ualá, Pierpaolo Barbieri en su cuenta de X el martes, minutos antes del comienzo de la movilización.
Francisca Staiti, referente de la Conadu Histórica, hizo hincapié en el tema de que, ya sea en 7% de los estudiantes en la UNCuyo como en entre 5% y 10% de las universidades nacionales de Argentina que representan a los estudiantes extranjeros, la mayoría de ellos son residentes. Entonces, tampoco deberían pagar para estudiar. Y no modificaría en nada la situación.
“Con este discurso se busca instalar que el enemigo es el extranjero, es una medida xenofóbica y antipática, aunque hay gente a la que, quizás, le caiga perfecto. Pero esconde otra finalidad, y que es que la universidad busque de donde sacar plata, ya que el Estado no va a poner más. Más allá de lo simbólico, del discurso de que ‘con tu plata se curan y estudian gratis’, ese argumento es la puerta de entrada al arancelamiento para todos”, cerró Staiti.