Hay algo que se repite en su relato: Mendoza. Lugar de origen. Tierra de familia y amigos, aunque tenga otros tantos en las ciudades del mundo donde fue jugador profesional. Federico Méndez es ex embajador local de Los Pumas -el seleccionado de rugby argentino-, y es también el empresario que luego de “algunos fracasos” ideó un plan maestro. En la espera de un semáforo en rojo, que ya no existe, frente a Los Caracoles de Chacras de Coria, pensó una ciudad empresarial tranquila y disfrutable para hacer negocios. Junto a Richard Blake, su socio inversor inglés, levantaron un mega proyecto urbanístico de oficinas premium en Mendoza -Chacras Park-, con la presencia de destacadas empresas que desarrollan sus actividades.
Desarrollado por el Grupo Kaikoura y Newlands Developments, el proyecto tiene varias etapas por delante, en un predio de 15 hectáreas que incluye edificios como Ceibo, Drago o Sequoia, además de locales comerciales, gimnasio, auditorios, restaurantes y cafés, espacios verdes, boulevares y puntos de descanso. El master plan de Chacras Park contempla además, nuevos edificios de oficinas Clase A, centro médico, departamentos residenciales, parque infantil, ciclovía y hasta un hotel 5 estrellas. “Tuve un momento de claridad y vi este terreno tapado de basura. Lo que vino después fue convencer a mi socio para que invirtiera en la Argentina”, dice con humor -y no tanto- Méndez, el primer jugador profesional de Los Pumas, que disputó 82 partidos entre 1990 y 2005, con la camiseta argentina.
Como deportista de alto rendimiento vivió nueve años en el exterior, entre Australia, Inglaterra, Francia y Sudáfrica, donde conoció a su socio actual, amigo de unos amigos, en una fiesta en Ciudad del Cabo. Por entonces Federico ya diagramaba su vida por fuera del deporte. La experiencia de viajar, la exigencia del rugby y el intercambio de culturas fueron fundamentales en su devenir. “El mundo entonces parecía más lejano y el acceso a la información era tan limitado y diferente que hasta cuesta imaginarlo”, dice. Tuvo una bodega, tiene una empresa de vigilancia y es proveedor de artículos de seguridad, entre otros negocios que desarrolla. De niño, fue el jugador destacado del Mendoza Rugby Club que soñó y pudo llegar a Los Pumas, donde representó a la Argentina durante 15 años y en tres mundiales.
En su oficina del edificio Ceibo, en el predio cercano a la Ruta Provincial 82 que transformó la fisonomía del Piedemonte de Luján de Cuyo, Federico Méndez dialogó con Los Andes.
-¿Qué es y cómo surgió Chacras Park?
-Hace muchos años viví en Sudáfrica y los sudafricanos, más allá de la diferencia de idioma, religión o cultura, tienen muchas cosas en común con la Argentina, pero sobre todo con Mendoza. Hay una forma de socializar parecida, en lo relacionado a la familia y la amistad. En mi residencia en Sudáfrica vi lugares donde la gente trabajaba y se quedaba luego a tomar un café, iba al gimnasio o a la peluquería. Entonces, con mi socio inglés Richard Blake -que vive allá-, sabíamos que era importante adaptar la propuesta. Y notamos que no había oficinas de calidad, más allá del centro de Mendoza y con todas sus dificultades. Así incubamos la idea en el año 2009, 2010. Yo me retiré del rugby en el 2005 y en el 2006 empezamos con Richard un primer edificio de departamentos juntos, seguidos de otros tres en la Ciudad.
-¿Qué modelo de negocios desarrollan en esta ciudad empresarial?
-Diría que es un concepto nuevo en la Argentina y que no hay nada parecido. El proyecto Al Río, en Vicente López, tiene sus puntos en común pero no es igual. Chacras Park es una ciudad empresarial con un enfoque social: apuntamos a la calidad de vida de las personas mientras trabajan, con estacionamiento y seguridad. Generamos, a través de distintos espacios y circuitos de esparcimiento y descanso, locales, restaurantes y cafés, además de oficinas. Nuestro modelo de negocios apunta a vender las oficinas, aunque luego hay inversores que pueden alquilarlas.
-¿De rubros variados?
-Sí. Tenemos petroleras, mineras, empresas de transporte, industria del conocimiento, bodegas y profesionales. A su vez estamos proyectando un edificio de consultorios médicos, porque la naturaleza y el movimiento de un centro de salud es distinto al de una oficina corporativa. En Argentina durante mucho tiempo decir que eras empresario fue mala palabra, por suerte eso cambió y en nuestro caso incentivamos circuitos de negocios que se integran y de los que surgen encuentros, en salas de reuniones formales, informales, espacios comunes y amenities que hacen que la oficina tenga una extensión dentro del edificio.
-¿Estaba entre tus objetivos atraer inversores extranjeros?
-Yo viví muchos años afuera y tuve la posibilidad de quedarme en otros lugares, pero soy un fanático de la calidad de vida en Mendoza y de su gente. Además la provincia es elegida por personas del extranjero que se mudan aquí. En mi caso, el dinero que gané en el rugby lo invertí en Mendoza y aunque también perdí en otras oportunidades, mi socio confió en que había que hacerlo, y las inversiones son las que le hacen bien a un país. También fue difícil y pasamos por momentos duros, porque cuando estábamos entregando el primer edificio, en el año 2019, vino la pandemia y todo el mundo debió quedarse a trabajar en su casa.
-¿Cómo transitaste ese momento?
-Como en la vida. Creo que mirando en retrospectiva la pandemia fue una locura, aunque para Mendoza y Argentina hubo una mirada hacia adentro y un redescubrimiento. Para nosotros, como propuesta de ciudad empresarial, terminó siendo mejor porque cuando se pudo muchos eligieron lugares de trabajo con comodidades y espacios verdes. Inclusive en nuestro segundo edificio proyectamos salas de reuniones al aire libre. Creo que a quienes nos tocó vivir esta experiencia como adultos hubo un replanteo para vivir de la mejor manera posible y eso ha modificado los hábitos de trabajo y de consumo. Este proyecto apunta a que las horas del día que se le destinan al trabajo sean de la mayor calidad posible.
-¿Cuáles son tus principales funciones en este desarrollo inmobiliario?
-Principalmente preparar la estrategia, que en Argentina es muy importante. Es decir, cuándo programar un edificio o cuándo vender, porque en los últimos quince años han cambiado las reglas muchas veces. Es como dice Richard Blake, con humor: “Argentina es como ir a un casino donde cambiás 100 dólares, te dan 70 en fichas y si ganás no te dejan salir”. También me encargo de la relación con los clientes, porque esto es un día a día.
-¿De dónde proviene tu perfil empresarial?
-Desde chico y luego a los 35 años, que me retiré del deporte profesional, tuve la inquietud. Mi viejo, Eduardo, fue geólogo y tenemos una empresa de perforaciones con mis hermanos Alicia y Pablo. Creo que viene más de mi mamá española, Iris, que fue una luz para los negocios. Creo que ella me inculcó ese gusto por lo comercial. Me genera adrenalina alcanzar objetivos y desafíos. Mi mamá siempre decía que en la medida que estuvieras bien y pudieras, había que salir a pelearla con inteligencia y voluntad. También considero que la honestidad es fundamental, porque a la larga caminar tranquilo por la calle es más importante a que salga bien un negocio.
-Y el rugby, ¿cómo llegó a tu vida?
-Por un primo. Como yo molestaba mucho me mandaron para que me cansara, y el rugby me gustaba por el contacto físico. Por el trabajo de mi viejo vivimos en otros lugares y en una oportunidad, de visita en Mendoza, me llevó este primo a jugar. Después de eso, seguí y no paré. El rugby es un deporte muy lindo que incentiva la amistad y el respeto por el rival. Jugué en todas las divisiones y me tocó de muy joven debutar en primera. Cuando cumplí los 18 quedé como titular en Los Pumas, donde jugué durante 15 años. Me tocó vivir la transición del rugby en persona, de ser amateur a volverse profesional.
-¿Quiénes acompañaron tu carrera y cómo viviste el representar a la Argentina en el seleccionado nacional?
-Mi familia me acompañó siempre. Mi mamá era distinta y mi papá también. Mi ambiente no era para nada conservador y nos criaron con bastante libertad. Representar a mi país y a mi provincia fue un espectáculo y un gran orgullo. Lo disfruté, me divertí y mi mayor capital de esa experiencia son los amigos que tengo alrededor del mundo.
-¿Por qué llegaste a Los Pumas y qué condiciones de deportista creés tener como empresario?
-Era bueno y tuve la suerte de que varios entrenadores lo vieron: en Los Pumas, por ejemplo, jugué en tres puestos distintos, algo bastante atípico. Tenía muchas condiciones naturales. En el deporte es clave la constancia, pero también aptitudes como la fortaleza o la velocidad. Cualquier deporte de alta competencia es lindo pero sacrificado. Lo mismo para los negocios: hace falta inteligencia, destrezas sociales y cierta visión. Tener la opción de elegir qué vas a hacer no es para todo el mundo. He corrido riesgos y he tenido negocios en los que me fue mal y perdí mucho. El tema es volver a intentarlo.
Inseguridad y cambio de gobierno
Semanas atrás Chacras Park fue noticia por un robo a mano armada en una casa de cambio. Sobre este episodio, Federico Méndez, apunta: “Hay inseguridad en toda la Argentina y en este caso entraron delincuentes armados. Por supuesto que hemos reforzado la seguridad a través de cámaras y controles en el acceso. En este caso ya fueron detenidos gracias a las cámaras, precisamente”.
Por otra parte, sobre el cambio de gobierno a nivel nacional, resalta que “mientras más libertades haya, mejor. Habiendo vivido en varios lugares del mundo, Argentina ha sido muchas veces sui generis. Acá hubo mucha restricción y el balance de este año es positivo”.
Además agrega: “Estamos ante un momento que ojalá sea bisagra porque desde que tengo uso de razón siempre estamos para atrás. El presidente que venía era peor que el anterior y hemos vivido en un constante declive. Espero que mejore la educación, por ejemplo, porque tampoco sirve salvarse solo. Creo que son importantes las reglas claras del juego, con premios y castigos. Tengo esperanza de que esta vez la Argentina repunte.
Ping Pong
-¿Un jugador de toda la cancha? Messi, sin dudas: como persona, líder y jugador.
-¿Un viaje inolvidable? Mi primer viaje a Europa, con Los Pumitas, en 1990.
-¿La mejor comida del mundo? El asado.
-¿La religión? Vengo de familia católica pero no soy muy practicante.
-¿La política? Me interesa mucho: leo y escucho, estoy informado. Es compleja.
-¿Una banda de cabecera? Los Redondos.
-¿Un equipo de fútbol? Boca.
-¿Qué te dio el deporte en equipo? Saber que cada uno tiene un rol y en esa función es importante, por eso hay que respetar a quien está haciendo lo que vos no hacés.
-¿Un empresario al que admires? Elon Musk.
-¿El futuro de las empresas dónde está? Todo es dinámico y en mi caso me cuesta mucho porque no soy para nada digital, pero entiendo que es hacia donde va el mundo.
-¿La Inteligencia Artificial? Es lo que viene y hay que adaptarse.
-¿Tu familia? Es lo más importante, es mi motor, tanto mi familia de origen como la que formé con Cecilia, mi mujer, y Ceferina, que cumple 9 años. Es el por qué de todo.
-¿Un buen amigo? Tengo varios.
-¿Lo más complejo de invertir en la Argentina? Es siempre una montaña rusa, pero al mismo tiempo es tierra de oportunidades.