Cuando un nuevo integrante se suma a la familia, la felicidad y las dudas invaden el hogar. La lactancia materna es algo fundamental en la vida de un recién nacido pero no siempre se puede realizar de manera natural.
Ya sea porque la madre no puede o se debe incorporar a sus actividades laborales, llega la hora de pensar en una mamadera y es ahí donde las dudas surgen ¿cuál será la más indicada, seguramente, lo primero que queremos es que sea seguro y saludable para el bebé y, a ser posible, cómodo para los padres.
Existen varias diferencias entre una mamadera de plástico y una de vidrio, como por ejemplo, el peso: las mamaderas fabricadas con vidrio son bastante más pesadas, en cambio las de plástico son muy ligeras, por lo tanto más manejables. El Color también es otro factor, el vidrio en sí es transparente, mientras que las mamaderas de plástico suelen tener un color también transparente pero más opaco/lechoso.
La resistencia es diferente, el vidrio es especialmente resistente a los arañazos y a fuentes de calor, el plástico a la larga puede presentar arañazos por dentro, donde se pueden acumular gérmenes no deseados, y no se debería calentar ya que puede desprender toxinas. De la mano están las roturas: las de plástico son prácticamente irrompibles, pero si se nos cae una de vidrio al suelo es muy posible que se rompa, con el consiguiente peligro de cortarnos.
En cuanto a la permeabilidad, el plástico es un material poroso, por el contrario el vidrio no es poroso. El desgaste es diferente también: el vidrio no se desgasta, el plástico sí se va deteriorando con el uso, sobre todo si se ve sometido a fuentes de calor, como en el caso de las esterilizaciones.
¿Mamadera de vidrio o de plástico?
Pero más allá de estas diferencias, hay una de estas opciones que es la más recomendada por los especialistas. De se ser posible, se recomienda el uso de la mamadera de vidrio sobre todo durante los primeros meses de vida, y especialmente en bebés prematuros. Esto es debido a que los bebés tan pequeños son más vulnerables ante las infecciones, y este material es la opción más saludable ya que es mucho más higiénico que el plástico, se limpia muy bien en la canilla, se ve enseguida si quedan restos de leche dentro o no, se puede calentar en el microondas sin problema y esterilizar las veces que se quiera porque no se ve afectado por el calor. Además, si lo usamos para dar al bebé leche materna previamente extraída, la grasa natural que lleva no se pega a sus paredes y puede ser más aprovechada.
Una vez que crecen, los bebés se vuelven poco a poco más independientes y llega un momento en el que ellos mismos quieren sujetar la mamadera mientras toman su leche. En este caso la mejor opción es optar por una de plástico, ya que es mucho más ligera y no existe peligro de rotura si se cae. Para que dure más tiempo, lo mejor es evitar calentarla y tampoco desinfectarla en el microondas.
Por último, si vas a hacer uso de la mamadera en la calle, mi consejo es que elijas una de plástico siempre. La razón es bien sencilla: si la mamadera de vidrio se cae en casa y se rompe, seguro que tendremos otras más de repuesto, en cambio si salimos fuera y esto ocurre, es muy probable que solo llevemos una y se tenga que comprar una de emergencia, eso siempre y cuando tengamos la suerte de disponer de algún local abierto cerca en ese momento.