Alberto –que en realidad no se llama Alberto, pero prefiere no ser identificado con su nombre real- tiene 31 años, vive en la Ciudad de Mendoza y, como se define a sí mismo, es “un laburante”. No le sobra ni le falta nada, pero las atractivas y tentadoras promesas que encontró en distintos emprendimientos, donde le aseguraban que tendría ganancias considerables en tiempo récord y con solamente hacer una inversión base de dinero, lo encandilaron. Tanto que lo llevaron a salirse de la ruta de su vida y desbarrancarse económicamente. Dos veces.
“No tenía plata debajo del colchón. Vendí un auto, lo transformé en dólares, y los invertí en Generación Zoe. Allí los perdí. Antes había estado en Ganancias Deportivas, otra plataforma a la que me había invitado un amigo y donde había perdido 1.500 euros ya. Estaba muy angustiado y me tentó la propuesta de Generación Zoe para recuperar el dinero que había perdido en Ganancias Deportivas”, resume con tono autocrítico y mucho dolor este joven, quien es uno de los denunciantes por asociación ilícita y estafas reiteradas que tiene la causa de Generación Zoe en Mendoza.
En total, Alberto invirtió 8.000 dólares en Generación Zoe y antes de que comenzaran a incumplir con los pagos en Mendoza (así comenzó también la causa madre contra Generación Zoe y sus autoridades en Córdoba, y que a la larga salpicaría a todo el esquema de la firma). Más allá de la plata perdida –y que se ilusiona con recuperar, de alguna manera-, agradece haberse dado cuenta y podido salir de esa telaraña de luminosas promesas, que cada vez atrapan a más y más gente. Y de esa presión psicológica y lavado de cabeza –como los propios “arrepentidos” describen- que intensifican con argumentos del tipo “es una campaña mediática en nuestra contra” o “son celos porque nadie tiene estas ganancias en su trabajo” en la medida en que se conocen más denuncias y más sobre el “modus operandi” en que opera el esquema Ponzi de estafa piramidal de Generación Zoe.
“Me destruyeron. Yo me metí porque, supuestamente, iba a recuperar en 3 meses la inversión y duplicarla, estaba mal porque había perdido mucha plata en Ganancias Deportivas. Pero después de estas dos experiencias, lo que tengo en claro es que, como dice el refrán, ‘cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía’. Y que la plata se hace trabajando, no queda otra”, reflexiona el joven estafado.
Generación Zoe y Ganancias Deportivas: mismas caras, mismas promesas, otras puestas en escena
Alberto ratifica lo mismo que Analía –otra denunciante y estafada por Generación Zoe- confirmó ayer a Los Andes: en Mendoza, las mismas personas que están siendo investigadas por asociación ilícita y estafas reiteradas en Generación Zoe, son quienes estuvieron anteriormente en Ganancias Deportivas. Con la promesa de multiplicar exponencialmente las inversiones, la plataforma Ganancias Deportivas llegó a pisar fuerte en San Rafael y antes de que llegara Generación Zoe. A través de apuestas deportivas –por lo general, en euros- se convocaba a los socios a invertir y a aguardar a que el dinero se multiplicara como por arte de magia.
“La gente que está –o estaba- encargada en Mendoza de Generación Zoe es la misma que venía estafando con Ganancias Deportivas, ¡se fueron a otra pantalla para seguir estafando! Además, es evidente cómo creció el patrimonio de estas 7 personas. En cuestión de meses cambiaron los autos, todos andaban en Audi”, cuenta el joven damnificado, quien llegó a convencer a un familiar directo para que invierta en Generación Zoe. Esta persona entró con 500 dólares, los que tampoco recuperó nunca.
De hecho, una de las investigadas en la causa de Generación Zoe Mendoza, grabó varios videos en 2020 y en sus redes sociales invitando a gente a sumarse a Ganancias Deportivas con ganancias de 20% mensuales en euros.
Excusas repetidas
A fines de agosto de 2021, Alberto llegó por primera vez a las oficinas de Generación Zoe en la lateral sur del Acceso Este (hoy cerradas, ya que se mudaron a calle Necochea al 300, de Ciudad). Lo hizo, como todos los que se presentaron alguna vez en el lugar, con la ilusión de poder multiplicar a través de la inversión en el holding los pocos ahorros que había logrado juntar. Y es que esa era la promesa, el speech que lograba atrapar a quienes caían en esa telaraña: inversión en dólares, con ganancias mensuales equivalentes a 7,5%.
“Creí que Generación Zoe era la forma de recuperar los 1.500 euros que ya había perdido en Ganancias Deportivas. En la primera reunión me prometieron meter los dólares en un fideicomiso con ganancias de 7,5% mensual, por lo que entré con mis primeros 1.000 dólares”, rememora Alberto sobre la primera inversión que hizo a comienzos de septiembre del año pasado.
Durante los primeros meses no hubo ningún imprevisto, y el joven cobró lo que le habían prometido. En diciembre, de la misma manera en que a otros tantos socios, los tentaron con un adicional al que llamaron “el Bot Navideño” y que prometía, de manera excepcional, triplicar una inversión determinada.
“La promesa era sobre un robot de índice sintético que prometía triplicar el capital en tres meses (una parte se cobraba el 15 de enero, ora el 15 de febrero y la restante el 15 de marzo). Ahí fue cuando decidí vender mi auto y puse 7.000 dólares en el Bot Navideño”, recuerda Alberto. Esos 7.000 dólares, sumados a los 1.000 dólares que había puesto inicialmente, hacen los 8.000 dólares que invirtió en total y con los que fue estafado este mendocino.
En noviembre y diciembre, antes de que el escándalo de Villa María (Córdoba) explotara públicamente (fue en febrero), Alberto recuerda que comenzó a rumorearse que algo no andaba del todo bien y, a nivel nacional, la Comisión Nacional de Valores (CNV) había emitido una primera alerta sobre Generación Zoe. “En la oficina de Mendoza íbamos a preguntar y nos llenaban la cabeza diciéndonos que era todo una campaña mediática, que ellos tenían un holding en el que invertían y funcionaba muy bien, además de inversiones inmobiliarias. Y que con ese trade recuperaban más de 7,5% y diversificaban las ganancias”, cuenta.
Así llegó enero, Alberto pudo cobrar la primera cuota del mencionado Bot Navideño y, obnubilado por la emoción, se tentó para invertir en un nuevo Bot que habilitaron ese mismo mes, aunque esta vez con miras a multiplicar lo invertido en 12 meses. Así fue como el joven mendocino invirtió en este nueva nueva alternativa la primera cuota que había cobrado de sus ganancias en el Bot Navideño. Y, a partir de allí, no volvió a recibir ningún pago más.
“Aparecieron las primeras excusas por falta de pago-. Nos decían que a ellos se les mandaban las ganancias por medio de una criptomoneda, que por eso se demoraba pero que ya se iba a solucionar. Después de eso te das cuenta de que, en realidad, pagaban con la misma plata que entraba de las nuevas personas que entraban a Zoe; no hay otra explicación”, reflexiona Alberto.
La víctima no tiene ninguna duda de que, como sea, los responsables de esta estafa tendrán que devolverle los 8.000 dólares que invirtió. “Plata física no llegué a cobrar. Solamente me pagaron octubre, noviembre y diciembre. Y del fideicomiso de noviembre, cobré solo 300 dólares”, destaca Alberto.
Si bien nunca llegaron a amenazarlo abiertamente, la bajada de línea era muy clara cuando los referentes mendocinos atendían a los preocupados inversionistas: mientras más lío mediático y judicial se hiciera, más se demorarían los pagos (con probabilidades de que no llegaran nunca).
“La puesta en escena que se hizo con Generación Zoe es tremenda, fue muy grande. Todo parecía un club privado y exclusivo y eso fue clave para que caiga tanta gente”, reflexiona Alberto. El lunes pasado, con patrocinio del abogado Pablo Cazabán, este joven mendocino fue uno de los mendocinos que oficializó la denuncia en la Unidad Fiscal de Delitos Económicos y ante el fiscal Flavio D’Amore.
Cambio de sede y de carteles
Hasta hace cerca de un mes, en el predio de Lateral Multiespacio (lateral sur del Acceso Este 1.155) los referentes de Generación Zoe Mendoza tenían su imponente sede. En el mismo lugar, donde también funcionan las oficinas de una escribanía y otros consultorios, lo que más sobresalía era el cartel corpóreo de “Generación Zoe” ubicado en el frente de una gran casa, con dos plantas.
Separado por un pasillo que vincula la entrada que da a la calle con las otras oficinas –sin relación alguna con Generación Zoe, ya que en el lugar se alquilan los distintos sectores a particulares-, a la izquierda de la casa donde se veía el cartel con letras en 3D se encuentra el auditorio del lugar. Y, mientras Generación Zoe funcionó allí, los vidrios de la puerta y ventanas estaban ploteados con lemas y mensajes motivacionales y sobre las ventajas de invertir en Generación Zoe y en su criptomoneda, “Zoe Cash”.
Sin embargo, a raíz del escándalo nacional y de la sobreexposición de la mala imagen de la firma y de las denuncias por asociación ilícita y estafas reiteradas –que también se oficializaron en Mendoza-, la sede mendocina de Generación Zoe ya no tiene más sus oficinas en este vistoso predio. En el lugar los carteles de Generación Zoe brillan por su ausencia. En el edificio principal, aquel donde estaba el cartel corpóreo de la firma investigada por estafas, sobresale en su lugar el de una Escribanía (un cartel de similares características) que tiene sus estudios en el lugar. En el auditorio, en tanto, el cartel que más sobresale para la vista es el de “Alquila”. Ya no quedan rastros de Generación Zoe en el predio.
Según destacaron los socios de Generación Zoe arrepentidos, la nueva sede se instaló en calle Necochea al 300 (Ciudad de Mendoza), frente a una playa de estacionamiento y en una oficina en la que ni siquiera tiene un cartel con el nombre.