Hace 10 años le detectaron un tumor, lucha a diario por su salud y disfruta de su propio emprendimiento

A Valeria (38) le detectaron un cavernoma en el cerebro en 2012, por lo que la sometieron a una cirugía que duró más de 15 horas. Además, sufrió hidrocefalia. Todos los días enfrenta las consecuencias de ese tumor y sigue su rehabilitación. Hace dos años inició su emprendimiento de productos orgánicos.

Hace 10 años le detectaron un tumor, lucha a diario por su salud y disfruta de su propio emprendimiento
Hace 10 años le detectaron un tumor, lucha a diario contra él y disfruta de su propio emprendimiento. Foto: Valeria González Miceli

Valeria González Miceli tiene 38 años, y aunque es de San Rafael, vive en la Ciudad de Mendoza. Hace 2 años inició –en soledad- su propio emprendimiento, “Fresca”, a través del cual vende productos orgánicos y naturales, que van desde productos de almacén hasta de cosmética. El principal motor de su emprendimiento son las redes sociales –en especial Instagram-. “Yo siempre hablo en plural cuando hablo de ‘Fresca’, pero en realidad estoy sola”, cuenta entre risas la mujer, quien estudió licenciatura en Marketing y quien aplica todos sus conocimientos en su actividad.

La manera en que Valeria (o Vale, como la conocen todos) habla es por demás pausado. Pero no es una cuestión casual, sino que es una de las consecuencias de una difícil situación que atravesó en 2012. Porque a Vale le descubrieron un cavernoma de tronco mesencefálico. “Los cavernomas no suelen ser graves, pero lo que era grave era el punto donde lo tenía, ya que por el tronco mesencefálico pasan todos los signos vitales. Un cavernoma es un tumor benigno, que sangra. Hace pequeños ACV, ese es el problema. A mí me hizo, al menos 5. O al menos esos fueron los que pudieron contar”, resume la mujer, con su entusiasmo y buena onda características. Como si con eso no fuera suficiente ya, en medio del pico, vale tuvo hidrocefalia (lo que agravó aún más la situación)

Hace 10 años le detectaron un tumor, lucha a diario contra él y disfruta de su propio emprendimiento. Foto: Valeria González Miceli
Hace 10 años le detectaron un tumor, lucha a diario contra él y disfruta de su propio emprendimiento. Foto: Valeria González Miceli

Vale está en medio de un proceso de rehabilitación neuronal y físico que es constante y permanente. De hecho, ya ha hecho un vínculo muy cercano con la kinesióloga que la acompaña en todo ese camino (que comenzó en un estudio, pero que luego de la pandemia se mudó a la vivienda de la licenciada en Marketing).

Tengo días y días, y hay algunos en que afecta más que otros. El cavernoma, por ahora, solamente me complica la vista, pero eso tiene solución. Lo que sí, para ver bien tengo que mover toda la cabeza para arriba, para abajo y para los costados. También tengo un poquito de estrabismo, miopía y astigmatismo. Además, tengo un temblor permanente, aunque se baja con medicación. Pero esa medicación afecta otras cosas (como la memoria y genera daños cognitivos en el tiempo). Hay días que estoy más inestables y otros más estables”, describe Vale sobre su realidad cotidiana. Y aunque aclara que tiene algunas limitaciones en la movilidad –no puede correr, por ejemplo-, disfruta de otras actividades como ir a pilates.

Un párpado caído, el primer indicio

En 2012, cuando estaba viviendo en San Rafael, Valeria González Miceli sintió que tenía un párpado más caído que el otro. Eso motivó que fuera a revisarse a un oftalmólogo y se iniciaran distintos estudios en sus ojos y su visión.

“Un amigo oftalmólogo me dijo que me venga a Mendoza a hacerme una resonancia. Y cuando la hicieron, descubrieron el cavernoma. Todo esto fue en 2012 y, no sé si por desconocimiento o qué, no le dimos mucha bolilla al comienzo”, rememora la emprendedora.

El 21 de abril de 2013, ante el avance de las secuelas (con la hidrocefalia incluida), Vale fue sometida a una delicada y compleja operación en la que, prácticamente, le abrieron toda la cabeza para intentar extirpar el cavernoma o, en su defecto, reducirlo a lo mínimo posible. “El objetivo fue dejarme solamente con las lesiones que tenía en ese momento, que eran hemiparesia fuertes (NdA: una debilidad muscular o parálisis parcial en un lado del cuerpo que puede afectar los brazos, las piernas y los músculos faciales) y problemas visuales generados por el párpado. El doctor me prometió que me iba a operar hasta llegar a ese punto, pero me dijo que más daño no me iba a hacer”, rememora la mendocina, quien aclara que era una cirugía de riesgo total y con trágicas consecuencias si algo salía mal (que iban desde una parálisis hasta la muerte). “Entré a las 12 del mediodía al quirófano y salí a las 3 am”, agrega sobre la intervención, que se hizo en Buenos Aires.

Hace 10 años le detectaron un tumor, lucha a diario contra él y disfruta de su propio emprendimiento. Foto: Valeria González Miceli
Hace 10 años le detectaron un tumor, lucha a diario contra él y disfruta de su propio emprendimiento. Foto: Valeria González Miceli

La recuperación posterior fue todo un tema también, aunque –tal y como le prometió el especialista que la operó, no hubo nuevas consecuencias, sino las ya conocidas: hemiparesia y un poco de mala visión.

“Empecé con rehabilitación en el Instituto San Andrés (Mendoza), pero sentí que había como un límite. Cuando me dieron el alta me volví a San Rafael a seguir rehabilitándome allá y para tratar de seguir un poco con mi vida. Tenía 29, 30 años ya y yoda mi vida estaba condicionada por eso, porque quería hacer otras cosas y no podía. Quería asentarme en un lugar y trabajar, tener algún proyecto. Si no, no tenía sentido nada de mi vida. Estando así, en ese estado y sin nada, era bastante triste”, recuerda Valeria.

En ese momento, ya finalizada la rehabilitación en el Sur, Valeria decidió volver a Mendoza para empezar un nuevo camino, propio y que le permitiera seguir saliendo adelante.

“Conocí a una kinesióloga con la que seguí y sigo la rehabilitación –es permanente-. Pero con el tema de la pandemia, lo seguimos en el domicilio. Ella viene a mi casa y siempre hacemos los ejercicios en el patio. Hacemos de todo un poco, neurorehabilitación y físico”, detalla.

Hace 10 años le detectaron un tumor, lucha a diario contra él y disfruta de su propio emprendimiento. Foto: Valeria González Miceli. Foto: Instagram
Hace 10 años le detectaron un tumor, lucha a diario contra él y disfruta de su propio emprendimiento. Foto: Valeria González Miceli. Foto: Instagram

Emprender pese a todo

Hace dos años, Valeria González Miceli comenzó con “Fresca” (@somosfresca1 en Instagram). Y, más allá de las adversidades y contratiempos, es algo que a ella la apasiona.

“Vendo de todo un poco, y son cosas muy hermosas. Van desde cremas exfoliantes y otros maquillajes hasta productos de almacén, todos orgánicos y naturales. En San Rafael tengo como una clientela más fija, pero en Mendoza me está costado un poquito más el mercado y, por ahora, principalmente vendo en el edificio donde vivo”, detalla la emprendedora.

De hecho, al estar sola en el emprendimiento, es ella quien se encarga de coordinar los envíos y hasta está en la búsqueda de alguien que haga delivery y con quien pueda trabajar en equipo.

“Creo que el único camino para salir adelante es emprender, intentar y hacer lo que realmente te gusta. O, por lo menos, el único camino que yo conocí. Es muy importante arrancar con algo que le guste a uno, ya sea una huertita y ver qué hacer con esos productos, ver si seguir agregándoles valor o no. Cualquier alternativa es válida como forma de salir”, concluye.

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