Los festejos comerciales de Halloween (“all hallow’s eve”, que significa víspera del día de todos los santos) son apenas una punta de lo que realmente representan los 31 de octubre para quienes celebran esta festividad. Para quienes practican religiones paganas, esta fecha marca el “Samhain”, es decir, su Año Nuevo Mágico.
Etimológicamente, Samhain significa “fin del verano” y es algo que por estos días ocurre en el hemisferio norte. Los celtas despedían a Lugh (dios del Sol) y se despachaban con rituales y fiestas en zonas de Irlanda, Inglaterra, Escocia y Francia.
Los días se van haciendo más cortos y esa noche es la más larga del calendario anual. En el hemisferio sur, sucede en junio con el solsticio de invierno. Los celtas, al igual que muchas culturas prehispánicas, creían que en Samhain los espíritus de los muertos regresaban a visitar el mundo de los mortales.
Otoño se caracteriza por la caída de las hojas, lo que para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Al ser tan importante la fecha, las celebraciones tenían un sinfín de particularidades, como sucede en México cada 2 de noviembre en el Día de los Muertos.
En el hemisferio norte, la tierra para esa época, da calabaza, camote, manzana, uvas, tubérculos en general y con esa base se preparaban todo tipo de comidas. De ahí la tradicional calabaza de Halloween. Además, se dejaban ofrendas con alimentos en las puertas de las casas.
Esta creencia celta percibía a esta época del año como un tiempo particular donde la línea entre el mundo de los vivos y de los muertos permitía que los espíritus la atravesaran. Se consideraba un tiempo ideal para conectar con los seres queridos ya fallecidos.
La Luna Nueva escorpiana y los rituales que propone
Como podía ser de otra manera, la Noche de Brujas se da durante el mes de Escorpio. Este signo zodiacal alberga lo oculto, los tabús y también las transformaciones. Esta noche se da la Luna Nueva en este signo con la intención de proponer inicios en los temas del alacrán.
Siempre la Luna Nueva (la que no se ve) da pie a iniciar cosas, hábitos, conductas, nuevas etapas. En esa ocasión, y por algunas alineaciones planetarias que se dan, la profundidad está a merced de quien quiera bucear.
Uno de los rituales que pueden ayudar a conectar con la esencia de cada persona es el de soltar. Quizás una carta dirigida al Universo (si no se quiere direccionar en alguien en particular) bajando a papel cómo nos sentimos, qué queremos dejar atrás y hacia dónde queremos ir, es un buen comienzo. “Dejo el pasado atrás y abrazo a la mejor etapa de mi vida que está por venir”, es una frase que puede ayudar.
Después de escribir la carta, las hojas que sean necesarias, se puede quemar y arrojar las cenizas donde mejor tengamos ganas. Otra opción es leerla por varios días hasta que no sea necesario y allí quemarla.
Si tenemos ganas de atraer la abundancia, se puede sahumar con 8 granos de arroz, una cucharada de avena, 8 hojas de laurel y 8 hojas de albahaca como propone Nadir Otermin Hamed. Se colocan todos los elementos, puede ser arriba de un carbón vegetal y en un sahumador.
Hacer una lista de las metas materiales a concretar es una buena alternativa, o bien repetir un mantra interno con lo que mejor nos resuene para atraer la abundancia. “Que la abundancia llegue a este hogar. Quiero alimento, fe y esperanza. Universo: concédeme todo lo que necesito para vivir en dignidad, ¡así es!”, puede ser una opción.
Si lo que queremos es una limpieza para purificarnos, el agua es un gran aliado. Si hay una bañera disponible es lo ideal para preparar una infusión con romero y laurel (agua caliente y hojas varias para dejarlas reposar un buen rato y después colar). Con el preparado dentro de la bañera, nos sumergimos un buen rato, luego nos damos una ducha. En caso de que no haya bañera, el preparado se echa sobre el cuerpo y luego nos duchamos.
Estas limpiezas se usan para limpiar los chakras del cuerpo, para que se vuelvan luminosos de cara al año mágico que comienza.