Hambre emocional: cuando la comida es sólo un síntoma y no la causa de la obesidad

En su columna el doctor en psicología, Flavio Calvo, devela las verdaderas razones que llevan a la gente a comer de manera indiscriminada.

Hambre emocional: cuando la comida es sólo un síntoma y no la causa de la obesidad
Cuando la comida sólo es un síntoma.

Qué comer, contar calorías, bajar las harinas, hacer seis comidas, bajar la última dieta de moda de internet. Todo eso hace que una persona viva pensando en que comer, como si el problema principal de un trastorno de alimentación fuera la comida, y justamente, lo que menos importa en un trastorno de alimentación en la comida. La comida es sólo un síntoma, es una señal de alerta que está exponiendo esa persona.

Vivir centrados en que se come y que se deja de comer y no ver todo lo demás, no ver que es lo que realmente está molestando, es simplemente tocar un síntoma sin ver todo el problema que viene detrás: problemas que tienen que ver con un sistema familiar, problemas que tiene que ver con emociones internas, con prohibiciones o con la imposibilidad de expresar emociones, la comida es solo un síntoma, una señal, un indicador que algo está ocurriendo.

La alimentación puede ser una forma de hacer una denuncia, de mostrar que algo está funcionando mal en la persona, porque hay cosas que están a nivel inconsciente o que no se pueden expresar con palabras y las acciones la forma de reaccionar muchas veces expresan lo que las palabras no dicen.

Los pacientes con obesidad y comorbilidades son más propensos a desarrollar cuadros graves de Covid-19. / Sanatorio Allende
Los pacientes con obesidad y comorbilidades son más propensos a desarrollar cuadros graves de Covid-19. / Sanatorio Allende

Es por esta razón, que, cuando alguien sufre de obesidad o de algún otro trastorno de alimentación, es importante poder acompañar y permitir expresar sus emociones para ver cuáles son sus necesidades.

Desde niños la alimentación es la primera manera de vincularse con el otro. Desde la primera vez que un bebé se acerca a su mamá para ser alimentado, el alimento y el afecto de alguna manera hacen un enlace, una asociación por la cual se hace difícil separar este vínculo. Culturalmente, más tarde, este vínculo se refuerza con encuentros familiares, dónde el amor y el afecto están brindados a través de la comida. Sin duda, entonces, la comida, además de cumplir una función de alimentación, se asocia al dar y recibir afecto.

Por esta razón muchas veces el comer se convierte en la forma de tomar de alguna manera ese afecto que falta. Por otro lado, la piel, es lo que nos une o separa del otro, en muchos casos la panza, puede cumplir una función de “cinturón de castidad”. Emociones no expresadas, o “tragadas” se expresan, también, muchas veces en la alimentación. La obesidad puede querer expresar muchas cosas.

 Sanatorio Allende
Sanatorio Allende

Muchas veces la solución no pasa por voluntad, decisión y hacer dieta solamente, sino que se necesita mucho más. La terapia, el poder trabajar emociones no expresadas, situaciones no resueltas o aprendizajes no adecuados, es de mucho beneficio en estos casos. Buscar la manera de expresar, de trascender esas emociones y permitirles que fluyan, y si es necesario buscar la ayuda adecuada para poder hacerlo.

Expresar y mostrar emociones

La forma de expresar emociones y de comer es aprendida, la circunstancias son 10% lo que sucede y 90% cómo lo interpretamos, y nuestra manera expresar nuestras emociones e interpretar la realidad se relaciona directamente con nuestros contextos de aprendizaje, la familia, los primeros vínculos, quienes nos enseñaron a comer, a expresar emociones en y con la comida. Prestar atención a lo que se come, la fuerza, la velocidad, la forma en que se experimenta con cada emoción.

El sobrepeso, la obesidad, muchos trastornos de la alimentación, son padecidos por personas que tienen dificultades para regular sus emociones, que les cuesta encontrar un equilibrio, una forma de expresar y mostrar, haciendo que estas emociones se vuelvan más intensas y que cueste volver rápidamente a un estado de tranquilidad.

hambre emocional. (Foto: Freepik)
hambre emocional. (Foto: Freepik)

El obeso cambia su emoción muchas veces, de acuerdo a lo que muestra la balanza, su estrategia de control de las emociones está puesta en el peso y en la figura, y, muchas veces la forma de gestionarlas son los atracones.

Muchas veces se convierte en una gran bola de nieve, cuanto mayor sea la dificultad de expresar emociones, más insatisfacción se va a sentir con el propio cuerpo y viceversa.

Flavio Calvo es doctor en psicología, docente, tallerista y autor.

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