Una de las dudas que aún continúa vigente en relación a la vacunación contra el SARS-CoV-2 está relacionada al tiempo máximo entre la colocación de la primera y la segunda dosis. Si bien cada uno de los fabricantes ha determinado en base a los ensayos las preindicaciones correspondientes para sus vacunas, las diferentes circunstancias y realidades de cada país han obligado a que los tiempos se vean modificados.
Según explicó la médica especialista en inmunología, Lucía Ruggeri, algunas vacunas indican que la segunda dosis debe ser colocada pasados los 21 días, mientras que otras establecen 28 días. “En ese tiempo han realizado los ensayos, y las conclusiones que obtuvieron en relación a la eficacia y efectividad están basados en esos ensayos midiendo las respuestas de anticuerpos y las respuestas de memoria en base a esa secuencia”, aclaró. Sin embargo, las condiciones locales determinan otros plazos. “En la mayoría de los países europeos o aquellos que tienen acceso a vacunas se han respetado los tiempos para la segunda dosis. Los que estamos padeciendo un “incumplimiento” de esos tiempos somos los países latinos o aquellos con menos disponibilidad”, analizó Ruggeri.
La experiencia en el país y en la provincia ha permitido a los especialistas arribar a una nueva consideración. “En estudios observacionales, no protocolizados, se ha evaluado que la segunda dosis de la vacuna se podría distanciar hasta 12 semanas consiguiendo buena capacidad de respuesta, fundamentalmente en relación a las respuestas de memoria”, reveló, refiriéndose a la vacuna Sputnik V, la docente en el Instituto de Inmunología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo. “Existe experiencia en nuestro medio y datos científicos referidos a la vacuna Sputnik V. No existen publicaciones al respecto que se refieran a las otras vacunas pero probablemente este concepto podría trasladarse a las demás vacunas”.
Según contó la especialista, “se han presentado casos en los que si la vacuna Sputnik V se separaba hasta doce semanas eran mejores las respuestas, sobre todo las respuestas de los linfocitos T, que no son los que producen anticuerpos, sino que generan memoria. Es decir, que mejoraban las respuestas de memoria, que son justamente las que necesitamos porque los anticuerpos tienen un tiempo de vida”. A fines de abril, el CONICET informó sobre un estudio comparativo acerca de estas células que puede proporcionar información muy importante para la toma de decisiones y diseño de estrategias en el contexto de pandemia. “Los linfocitos son las células centrales de nuestras defensas que nos permiten defendernos de todos los elementos extraños que nos pueden invadir ya sea, microbios como virus, bacterias, hongos, parásitos o fragmento de tumores, y reaccionar eliminándolos. Son las células centrales de nuestro sistema inmunológico que gatillan la respuesta de nuestras defensas”, así lo explicó Gabriel Rabinovich, Investigador Superior del CONICET en el Instituto de Biología y Medicina Experimental.
Distancia entre dosis
En relación a vacunas de otros fabricantes, Ruggeri considera que es probable que se pueda replicar ese tiempo entre dosis, considerando que en Argentina la mayor experiencia se tiene en relación a la vacuna rusa pero, fundamentalmente en Europa, hay experiencia con otras vacunas y existen “trabajos que demostraron por pacientes que no pudieron colocarse la segunda dosis porque contrajeron el virus o sufrieron complicaciones, y se observó que en realidad estos pacientes que la recibieron tardíamente conseguían excelentes respuestas”.
Ruggeri indicó que el 80% de las personas vacunadas aún no ha recibido la segunda dosis en tiempo y forma. Explicó que a aquellas personas que ya han tenido la enfermedad se les aconseja que esperen tres meses para la colocación de la segunda dosis. “Se supone que pueden tener respuesta, entonces esa dosis de la vacuna se puede trasladar a alguien que aún no ha tenido contacto con el virus ni por vacuna ni por la enfermedad misma”.
Ruggeri considera que es muy probable que también se replique la combinación de dosis. “Es algo de lo que se ha empezado a hablar bastante. En ese caso, se podría iniciar la vacunación de un paciente con Sputnik V y luego la segunda podría ser de AstraZeneca. Siempre y cuando ambas vacunas respeten las mismas plataformas de creación (vacunas de RNA Mensajero o vacunas por adenovirus) podrían combinarse y de hecho, ya hay estudios en curso, podrían mejorar también la respuesta inmune”.