El 28 de febrero por la noche (ya más cerca del 1 de marzo), cuando Huarpe -que todavía ni siquiera llevaba ese nombre a cuestas- fue rescatado deambulando al costado del camino, dentro del área urbana del departamento Santa Rosa; apenas podía mantenerse en pie. Caminaba -con una marcada dificultad- sin rumbo alguno, con la cabeza a gachas; y tambaleaba a cada paso que daba. En nada se parecía ese débil cóndor andino que fue rescatado el último día de febrero de este año a aquel esplendoroso e imponente ejemplar que fue liberado el pasado sábado a la tarde en el Parque Provincial Cordón del Plata. Pero, más allá de las marcadísimas diferencias, los descriptos en ambas situaciones eran un mismo cóndor.
Dos meses y medio transcurrieron entre la primera versión de este cóndor -una desdibujada, totalmente débil y debatiéndose entre la vida y la muerte- y aquella ya impactante del ave que volvió a lanzarse hacia el cielo en la cordillera mendocina. Y en ese lapso también transcurrió todo un proceso de recuperación, tratamiento y trabajo minucioso de la Fundación Cullunche y del Programa de Conservación del Cóndor Andino.
“Cuando le hicieron la primera radiografía, se veía que tenía cuatro perdigones en el cuerpo; dos en la zona de una de las alas y los otros dos en una pata y cerca del abdomen. Y aunque intentamos retirárselos, no pudimos. ¡Pero el cóndor se recuperó y volvió a volar con los perdigones en su cuerpo!”, resumió la veterinaria y presidenta de la Fundación Cullunche, Jennifer Ibarra; quien fue clave en la recuperación del ave.
“Lo llamativo es que este ejemplar no apareció intoxicado por agrotóxicos cuando lo rescataron, sino había recibido un disparo y tenía restos -los cuatro perdigones- en todo el cuerpo. Es evidente que una persona le disparó; y la verdad es que no se entiende que haya gente que les dispare a los cóndores. Es gente que cree que son aves predadoras y que su ganado corre riesgo, pero nunca está de más aclarar que el cóndor es un carroñero por excelencia”, destacó a su turno el director de Fauna de la Secretaria de Ambiente y Recursos Naturales, Adrián Gorrindo.
Ardua recuperación
El domingo 28 de febrero, en horas de la noche, un extraño llamado ingresó al 911. Vecinos de la zona urbana del departamento de Santa Rosa daban aviso de un ave de grandes dimensiones que se encontraba al costado de un camino, y en un evidente mal estado. En ese momento se dio aviso a la Policía Rural, y desde esa dependencia se dio intervención a Fauna.
“Ni bien nos avisaron, la recomendación que dimos a la gente era que tuviesen cuidado con la manipulación del animal, ya que -por la descripción- era evidente que podía estar intoxicado, y cualquiera podía intoxicarse también. Por la zona donde había sido avistado, pensé al principio que un jote, ya que es llamativo un cóndor allí. Pero cuando llegaron al lugar, personal de Fauna lo identificó como un macho adulto de cóndor, desganado y debilitado, que no ofreció resistencia alguna cuando quisieron revisarlo”, siguió Gorrindo.
Ya durante la madrugada del lunes 1 de marzo, el ejemplar fue trasladado a la Fundación Cullunche -que integra la Fundación BioAndina y es parte del Programa de Conservación del Cóndor Andino- y, cerca de las 2 del primer día de marzo fue recibido y hospedado en el lugar para iniciar su recuperación.
“Aquí bautizamos al cóndor como Huarpe, ya que es originario de esta tierra. Esa noche se lo dejó tranquilo, se lo durmió con anestesia inhalatoria, se le pasó suero y se lo hidrató: pero realmente estaba gravísimo. Estaba muy flaco, por lo visto hacía muchos días que no podía comer; y tenía síntomas de intoxicación por plomo, ya que no podía coordinar”, rememoró a su turno Ibarra, de la Fundación Cullunche.
Durante los días siguientes iniciaron un complejo tratamiento -quelación- mediante la cual se intenta determinar las partículas de plomo que circulan por la sangre. “La primera muestra que mandamos al laboratorio tenía 67 picogramos, una cantidad alta y preocupante. A partir de allí se hizo el primer tratamiento y, cuando volvió a analizarse, había bajado a 42 en el segundo estudio. Se siguió con una nueva sesión de esa medicación y cuando hicimos la última toma de sangre, ya dio 5″, resumió Ibarra, quien resaltó la evolución de Huarpe en estos dos meses y medio. “Huarpe entró pesando 9 kilos y necesitaba entre 12 o 13 kilos para irse; hasta que no los tuvo, no se liberó. Y eso que demoró 5 o 6 días en empezar a comer”, agregó la presidenta de Cullunche.
Corazón de vaca y complejos vitamínicos fue la dieta de Huarpe mientras estuvo en tratamiento. Mientras estuvo en el momento más crítico, permaneció en una jaula reducida que facilitara su manipulación y siempre, en todo momento, con los veterinarios manteniendo un cuidado y una distancia prudencial con el pico.
Más allá de la evolución favorable y de la disminución de la cantidad de plomo en la sangre, los perdigones (restos del proyectil) nunca pudieron ser extraídos del cuerpo de Huarpe. Al mejor estilo Arnold Schwarzenegger en Terminator, Huarpe logró cicatrizar las heridas con los perdigones en su cuerpo. Y, lo que es más importante aún, reduciendo la presencia de plomo en la sangre.
“Una vez que terminó el tratamiento, lo llevamos a una jaula grande (de 10 metros por 5 metros, y otros 3 metros de altura). Allí pusimos una cámara trampa para ir viendo el comportamiento y si era capaz de subir a dos tarimas de 1,5 metros y de 1,8 metros. Cuando vimos que podía hacerlo sin dificultades, fue la señal de que estaba listo para la liberación”, reconstruyó Ibarra.
Hasta la vista, baby
Sábado 15 de mayo por la tarde y una hermosa jornada otoñal. El Parque Provincial Cordón del Plata, que es una de las Áreas Naturales Protegidas consideradas Santuario del Cóndor Andino en Mendoza, fue el escenario para la emotiva liberación de Huarpe. Y todas las condiciones estaban dadas para que fuera una jornada histórica.
“Siempre la Fundación BioAndina incluye la participación de pueblos originarios en los actos de liberaciones de cóndores, se hace una ceremonia en la que se ‘abre el cielo y los portales para el cóndor’; y en esta ocasión fue hermosa. Estuvo a cargo de una representante de la comunidad Inca Colla de Mendoza, e incluyó una orientación a los cuatro puntos cardinales”, sintetizó Ibarra.
A Huarpe se lo referenció con un chip para que en un futuro, si se lo vuelve a encontrar, se pueda escanear y conocer si es un ejemplar silvestre o de los que ya ha sido tratados. Además de ser considerado como un Monumento natural protegido (por la Ley 6.599), el cóndor es una de las especies protegidas dentro de la fauna silvestre.
“Muchas veces la gente, desde la ignorancia, les dispara a los cóndores o les ponen cebos envenenados. Es fundamental que la gente entienda que no son predadores, hay que desmitificar esta idea. Y hay que entender que los cóndores son carroñeros”, insistió Ibarra.
“Esta especie tiene un gran valor para el ecosistema andino y es para nosotros un orgullo darle esta nueva oportunidad en nuestro Parque Provincial Cordón del Plata, que es parte del Santuario del Cóndor para la Conservación de la Naturaleza. Desde la Provincia venimos haciendo un enorme trabajo en materia de conservación y es por eso que quiero felicitar a nuestro equipo de Fauna y a la Policía Rural, que en lo que va de la gestión llevan más de 10.000 animales rescatados de la tenencia, el tráfico y el comercio ilegal de animales”, acotó por su parte el secretario de Ambiente, Humberto Mingorance.
Avanza el censo en Mendoza
Durante la mañana de este lunes se desarrolló en Mendoza (en simultáneo en todas las áreas protegidas) una nueva jornada del Censo de Cóndores. “Se hace cada 3 meses, para conocer el estado poblacional del cóndor en Mendoza; y está en proceso la idea de hacer un censo nacional y hasta sudamericano. En Colombia hicieron recientemente uno, y los resultados alarmantes detectaron que solo había 63 cóndores en todo el país”, destacó Ibarra.
La presidenta de la Fundación Cullunche estuvo este lunes por la mañana en la Quebrada del Cóndor, dentro del Parque Provincial Cordón del Plata, más precisamente en un punto ubicado entre Tupungato y Luján de Cuyo.