La posible habilitación del cruce por el paso Cristo Redentor para cruzar a Chile este verano genera grandes expectativas en Mendoza, en especial entre los nativos de aquel país que anhelan veranear en su tierra de origen y también entre quienes habitúan cruzar la cordillera para descansar.
Hace más de nueve meses Chile decretó el cierre de sus fronteras para combatir el Coronavirus y sólo se ha habilitado hasta el momento el traslado de mercadería, más allá de algunos repatriados mediante un protocolo especial.
En realidad, sólo se puede acceder al país trasandino a través del aeropuerto de Santiago y sólo desde hace un mes. En el caso de los argentinos primero deben trasladarse a Ezeiza para poder embarcar a Chile, algo insólito para los mendocinos.
“Quiero ir, siempre quiero ir, sobre todo en esta época, porque el calor en Mendoza me resulta insoportable”, confiesa Ximena Gray, que tiene parte de su familia en Santiago y otra parte en Mendoza.
Casada con Carlos Pérez, un mendocino de Rivadavia que también veraneó toda la vida en Chile, Ximena contó a Los Andes que revisará el decreto e intentará cruzar la cordillera. Ella en octubre viajó como repatriada por un motivo especial --su hija se casaba—y todo estuvo perfecto.
Para Gustavo Rodríguez, contador, veranear en Chile junto a su esposa y sus tres hijos representaba un clásico. Pero este año todo cambió y asegura que está cansado de ver noticias confusas.
“Un día que sí, otro que no. Especulé hasta último momento y creo que elegiremos la Costa Atlántica. Eso sí: no he reservado nada porque temo que el gobierno tome decisiones a último momento”, confía el profesional.
Marianella Cabrera Baeza, 75 años, nacida en Chile pero con nacionalidad argentina y jubilada del Conicet, añora veranear en un hermoso departamento de Viña del Mar que, desde que es oficialmente de su propiedad, apenas pudo disfrutarlo.
“Para esta fecha espero con ansias poder viajar a mi país y visitar a la familia pero, de a poco, pierdo las esperanzas”, confesó.
La pandemia y las medidas que han implementado los gobiernos, dijo, han sido el impedimento para cruzar la frontera.
“Por tener familia y una propiedad en Viña del Mar podría lograr viajar, pero no es fácil y, además, muy costoso. Por tierra solo en bus con un hisopado y un seguro Covid”, cuenta, porque dice que estuvo averiguando.
“En avión implicaría ir a Buenos Aires y desde allí a Santiago. Una verdadera hazaña”, grafica.
Como tantos argentinos y chilenos que acostumbran descansar en Chile por la belleza y la cercanía -pese a las frías aguas del Pacífico- hoy Marianella debe permanecer en su casa de Mendoza. Y concluye: ”Las empanadas de camarón y queso y un rico pisquito frente al mar por ahora tendrán que esperar”.
Romper la tradición.
Dionisio Salas Astorga es chileno y escritor. Después de más de 30 años rompió con la tradición de cruzar la cordillera en verano.
“Más allá de esta confusión, que abren, que cierran, habíamos decidido no ir. Es una cuestión de seguridad sanitaria. Queremos evitar los problemas con este ´bicho´ que cambió al mundo”, dice, en referencia al Covid-19 para agregar: “Es un verano inédito”.
Dionisio, que tiene vínculos con muchísimos compatriotas chilenos en Mendoza, asegura que nadie tiene intenciones de hacer lo que toda la vida han hecho: cruzar la cordillera y veranear en un clásico para los mendocinos por adopción.
Para chilenos en el país o argentinos con residencia en Chile
Se espera que en los próximos días se habilite el cruce por el paso Cristo Redentor hacia el país trasandino. Sólo está habilitado el ingreso de vuelos provenientes de países extranjeros por el aeropuerto de Santiago. Y, en el caso de los argentinos, solamente desde Buenos Aires. Se habilitaría el paso para vehículos terrestres, aunque de poco servirá ya que las fronteras chilenas están cerradas para la mayoría de las personas. “Como Chile sigue con restricciones solo podrán ingresar a Chile los chilenos que estén en la Argentina o los argentinos con residencia en este país”, explicó el delegado de Migraciones en la provincia, Manuel Serrano.