Un impresionante hallazgo tuvo lugar en Ezeiza, Buenos Aires. Un vecino de La Unión cavaba un pozo ciego en el fondo de su casa en Villa Golf y, en medio de la tarea, encontró algo duro. Descubrió que eran huesos y, tras varios análisis de especialistas, la principal teoría indica que se trataría de un animal prehistórico: un smilodon, también conocido como tigre dientes de sable.
Marcelo Sosa fue hasta el fondo de su casa con el simple objetivo de hacer un pozo. Cuando el mismo tenía ya cinco metros de profundidad, encontró algo que no parecía ni tierra ni piedras. Se dio cuenta que se trataba de restos óseos, por lo que pensó que podrían ser fósiles. En ese momento dejó de cavar y llamó a la Municipalidad.
La Comunidad se contactó entonces con el equipo de Lacev - Museo Argentino de Ciencias Naturales y a las 24 horas los profesionales ya estaban trabajando en el lugar, según cuenta Clarín.
“Con la colaboración del Municipio y el propietario de la vivienda pudimos constatar que efectivamente se trataba de restos fósiles y procedimos a realizar su rápida extracción”, explicó David Piazza, Técnico en Paleontología del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”.
En el trabajo también se incorporaron Javier Fernández, Secretario de Educación, Turismo y Deportes y, luego, en el proceso de rescate, Claudia Muscio, directora del Museo de Tristán Suarez.
Para sustraer los fósiles se realizó un “bochón”: “Es una estructura compuesta por un solo bloque de sedimento que contiene los restos fósiles, recubierta con distintos materiales que permitan mantener cohesionado al conjunto y den protección a los fósiles”, relató Piazza.
Así, usando sogas, el bloque de 100 kilos pudo ser retirado, justo antes de que llegara una tormenta que podría haberles causado graves daños.
Todavía no se sabe con seguridad a qué animal le pertenecieron esos huesos. Los restos están siendo estudiados y los resultados podrían demorar un tiempo.
Piazza dijo al respecto: “Están casi totalmente cubiertos de sedimentos lo que dificulta su identificación. Habrá que esperar a que el técnico especialista los prepare, es decir los ‘limpie’, y los consolide dado la gran fragilidad de estos fósiles. Una vez que podamos garantizar su manipulación, el especialista podrá observar las características del hueso y determinar a qué animal pertenece”.
En una primera observación, se concluyó que los huesos son “parte del tórax, escápula, costillas y vértebras” de un animal de tamaño mediano a chico. Los investigadores adelantaron una teoría que prima por sobre las otras, según la cual se trataría de un smilodon, conocido también como tigre dientes de sable, debido a que el porte es similar al de estos felinos extintos del Plioceno.
Ezeiza es una zona con grandes antecedentes en hallazgos fósiles. Tanto en 2015 como en 2019 vecinos encontraron varios restos de gliptodontes, aunque los primeros descubrimientos datan de 1836.
Las canteras de la tosa es uno de los lugares en el que más fósiles son encontrados y muchas veces son los vecinos o trabajadores que no están vinculados con la paleontología quienes dan aviso. Debido a esto, para Piazza es calve el trabajo de concientización que debe hacerse en la población.
Identificación de fósiles y concientización de la población
El gran interrogante es cómo saber si se está delante un hallazgo histórico. Al respecto, Piazza explicó: “En general los fósiles de vertebrados son similares a los huesos que cualquiera puede conocer de una vaca o caballo actual, sin embargo son más pesados justamente por el proceso de fosilización en el que algunos componentes del hueso fueron reemplazados por los minerales presentes en las rocas circundantes”.
Y añadió: “Muchas veces esos huesos fósiles son de tamaño mucho mayor que los de animales conocidos, presentan características extrañas o se los encuentra a varios metros de profundidad”, aunque también existen muchos fósiles de tamaño pequeño.
La comunidad debe estar atenta ante cualquier hallazgo, ya sea de fósiles de tamaño grande o chico, y tiene que estar al tanto de que los mismos están resguardados por la ley nacional 25.743 de protección del patrimonio arqueológico y paleontológico.
Esto implica que los fósiles no pueden venderse y deben ser manipulados por especialistas, para evitar cualquier tipo de daño.
