Por medio de una iniciativa conjunta entre empresas, entes oficiales y organismos científicos se busca restaurar más de 6.600 hectáreas de la cuenca del río Mendoza, en la zona de Potrerillos, que se vieron afectadas por los devastadores incendios de 2019.
Los primeros trabajos se centraron en la evidencia científica para conocer los desafíos y fueron desarrollarlos por investigadores de la Fundación Cricyt de los institutos Ianigla y Iadiza, del Conicet Mendoza. Primero trabajaron en la restauración de los bosques nativos y pastizales, en varios sectores de la cuenca, como las laderas del río Blanco.
El lunes se conmemoró el Día Mundial del Agua para recordar la importancia de este recurso esencial y que es tan necesario en nuestra provincia. Teniendo en cuenta que en 2021 la planta de Cervecería Andes cumple 100 años, y que su producción depende necesariamente del agua, es que Cervecería y Maltería Quilmes está trabajando a nivel local en este ambicioso proyecto. Desde 2018, la compañía viene “trabajando en forma colaborativa” en Mendoza con “la ONG The Nature Conservancy, asociados a Coca Cola y Danone, con el Departamento General de Irrigación y el Gobierno de Mendoza”, explicó Vanesa Vázquez, gerenta de Sustentabilidad de Quilmes.
Con este marco, fue creado el Fondo de Agua: un sistema de trabajo en conjunto para encontrar soluciones a la provisión y a la calidad del recurso hídrico en Mendoza. Quien está al frente es Humberto Mingorance, secretario de Ambiente de la provincia. “Buscamos lograr la seguridad hídrica: el equilibrio necesario entre el agua, el ambiente, las comunidades y la actividad económica. El Fondo es una plataforma de acción”, detalló Vázquez.
Un gran vivero local
“En el equipo técnico somos 19 personas: 16 recibidos y 3 estudiantes. De ese total, 15 somos mujeres”, detalló Clara Pissolito, ingeniera en Recursos Naturales y doctora en Biología, quien integra el grupo de trabajo de la Fundación Cricyt. La gerente acotó: “quisimos trabajar rápido en lo tiene que ver con restaurar los bosques nativos y pastizales, y la idea fue que estuviese presente la perspectiva de género. Por eso, buscamos fomentar el liderazgo de mujeres en cuestiones ambientales”.
‘Sumá Nativas’ es justamente parte de ese proyecto, que indica Vázquez se enfoca en “la restauración de las altas cumbres y también en su impacto social, porque impulsa la creación de un vivero formado por mujeres donde se generarán los plantines” que luego se colocarán en las zonas afectadas por el fuego.
Si bien comenzaron a trabajar a comienzos de 2020, la parte de restauración recién se inició a fines de diciembre y principios de enero de este año. Fueron recolectadas semillas de plantas ubicadas cerca de la zona afectadas y. con ellas, se comenzaron a cultivar los cerca de 2 mil plantines. “Está planificado para octubre y noviembre comenzar a plantarlos en la zona, aunque eso va a depender de lo que tarden los en crecer, ahora tienen poquitas hojas”, compartió la especialista del Cricyt.
El fin es que se sume a la restauración ecológica la comunidad local, en todas las instancias.”Es fundamental que los vecinos se adueñen del proyecto. Hay muchísimo interés porque los afectados por el incendio ver cómo se erosiona el suelo cada vez que llueve”, indicó Pissolito.
El proyecto tiene previsto intervenir en nuevas hectáreas degradadas de la región, por lo que se realizan talleres con el fin de fortalecer las capacidades. La intención es que, junto con el crecimiento del vivero, se fomente el desarrollo de la economía local.
Degradación
El fuego deja el suelo expuesto.
La pérdida de flora local durante el incendio de 2019 no sólo debe medirse en cuanto al daño forestal, sino también al impacto que esto provoca en la tierra. Allí es donde toma importancia el proyecto colaborativo.
“Los incendios destruyen la cobertura vegetal y dejan el suelo expuesto”, explicó Pissolito. De esta manera, la deforestación y “las lluvias intensas generan erosión, el suelo se empobrece y pierde se capacidad de infiltración”, agregó la especialista. La flora cumple un rol fundamental en el ciclo natural del agua, mejorando el caudal de ríos, equilibrando la evaporación y favoreciendo a que no haya sedimentos.
Y concluyó:”La reducción de la carga de sedimentos contribuye a mejorar la calidad y la disponibilidad del agua. Todas las metas están basadas en la ciencia, por lo que el proyecto se desarrolla con evidencia científica y datos que permiten identificar las áreas de intervención y medir los resultados”.