Una inyección saltó “a la fama” y se viralizó en el boca a boca como una supuesta respuesta a la obesidad. Se trata de la semaglutida que acaba de llegar al país y que “es la prima hermana de otra que llego a la Argentina en el 2011, las dos son de uso inyectable y ofrecen una promesa de control de peso con control del apetito y de la glucemia. En el caso de la semaglutida aun en investigación, se la destina más hacia el tratamiento del hígado graso y sus complicaciones cardiovasculares”, detalló María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787), médica Clínica Endocrinóloga egresada de la UBA.
La experta tiene sus reparos a la hora de hablar sobre la efectividad de este medicamento que en el ideario social es una suerte de inyección “milagrosa”. Lo mismo sucede con la Sociedad Estadounidense de Farmacéuticos del Sistema de Salud (ASHP por sus siglas en inglés) quienes advierten de manera contundente: “La inyección de semaglutida puede aumentar el riesgo de desarrollar tumores de la glándula tiroidea, incluyendo carcinoma medular tiroideo (un tipo de cáncer de la tiroides). Los animales de laboratorio a los que se les dio semaglutida desarrollaron tumores, pero se desconoce si este medicamento aumenta el riesgo de tumores en humanos. Asista a todas las citas con su médico y a las de laboratorio. Su médico podría ordenar algunas pruebas para comprobar la respuesta del cuerpo a la inyección de semaglutida”.
Así tanto la Sociedad como la doctora Alejandra Rodríguez coinciden y son contundentes en que esta droga en desarrollo es eficaz para personas con una obesidad avanzada y con tendencia a la obesidad. “Mi opinión sobre estas drogas, que he usado en el pasado, me refiero a la Liraglutide, es que pueden solo ayudar en aquellas personas que tienen una obesidad avanzada, con tendencia a la diabetes. Lo esencial en estos pacientes es el cambio rotundo de ingredientes de su menú de comidas, bajando los hidratos como cereales, pastas azúcares, gaseosas, dulces de todo tipo, para que su páncreas pueda descansar. En reemplazo de esto deben de aumentar las grasas contenidas en frutos secos, yema de huevo, aceites crudos de oliva, coco, palta, aceitunas y carnes”, detalló la médica endocrinóloga citada.
Sobre la efectividad en su tratamiento la ASHP dejó en claro un punto: la inyección de semaglutida ayuda a controlar la diabetes y la pérdida de peso, pero no es una cura.
El secreto está en la alimentación saludable
Un detalle clave aseguró Alejandra Rodríguez. “Esas drogas reemplazan a unas hormonas generadas en nuestro cuerpo, llamadas incretinas, que regulan la glucosa en la sangre sin generar hipoglucemia. Nada de esto sería suficiente sin el actual cambio de paradigma en la pirámide alimentaria propuesto desde por Suecia desde el año 2013 de cambiar los porcentajes mundiales de hidratos que hoy se comen por tener la basen los cereales y no en las grasas”.
Hay algo más: “debe saber que su salud mental puede cambiar de maneras inesperadas, y puede tener tendencias suicidas (pensar en lastimarse o quitarse la vida, o planear o intentar hacerlo) mientras esté usando la inyección de semaglutida para bajar de peso. Usted, su familia o su cuidador deben llamar a su médico de inmediato si experimenta alguno de los siguientes síntomas: depresión; habla o piensa en querer lastimarse o terminar con su vida; desea distanciarse de sus amigos y familiares; le preocupa la muerte y fallecer; o cualquier otro cambio inusual en el comportamiento o el estado de ánimo”, remarcó el organismo oficial de Estados Unidos.
La inyección llegó al país y junto con ella la polémica. Ante cualquier duda lo más importante es consultar a un médico y seguir sus instrucciones.
