Mientras son miles los trabajadores de la salud de Mendoza que están en la primera línea tratando con los casos de Covid-19 desde marzo de 2020, algunos de ellos han ganado protagonismo por el lugar que les ha tocado justo en este momento de la historia.
Una de ellas es Iris Aguilar, quien desde hace 9 años está a cargo del Departamento de Inmunizaciones de Mendoza, aunque muchos la conocen como “la titular del Vacunatorio Central”, que “es una parte de ese departamento que se encarga de la logística y distribución de las vacunas”, reconoce.
Apasionada por su profesión y comprometida con el lugar que ocupa, la especialista dialogó con Los Andes para compartir cómo ha sido su formación profesional, pero también aspectos que hacen a la persona detrás de la funcionaria.
Saliendo de una extensa reunión que mantuvo con Ana María Nadal, la ministra de Salud de la provincia, cerca de las 21 Aguilar accede a un diálogo telefónico abierto y sincero.
“Cumplí 50 pirulos”, comparte con confianza, aclarando primero que nada que es hincha de San Lorenzo y le gusta cocinar. Sus amigos, junto a sus perros y su familia, son su contención en este momento tan importante de la historia, tanto personal como de la humanidad.
- ¿Cómo comenzó su historia con la medicina?
- Me recibí en el ’96 o en el ’97, no recuerdo bien (risas). Estudié en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo. Rendí para hacer la residencia en San Juan, para probar. Entré en primer lugar y no lo acepté. Después rendí en la provincia y elegí hacerla en el hospital Perrupato, de San Martín.
- Una vez recibida, ¿continuó en Mendoza?
- Sí, también fui jefa de residentes del Perrupato durante dos años, después vicepresidenta de la Federación Argentina de Medicina Familiar y General (FAMFyG), durante un mandato. También he sido instructora de residentes de Medicina Familiar, presidenta de la Sociedad Cuyana de Medicina Familiar y General. Actualmente soy vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE).
- ¿Cómo está compuesta su red de afectos?
- No tengo hijos; tengo tres perros a los que amo. Tengo un grupo chico de amigos y soy muy amiguera. Además, tengo un hermano y a mi viejo, que tiene 96 años y no recibió todavía la segunda dosis de Covishield; estamos esperando que le llegue el turno. Mi hermano y yo somos los únicos argentinos de una familia de españoles: mis dos viejos fueron inmigrantes.
- Sus perros son protagonistas en sus redes sociales
- Sí, tengo a Mingo, que es rescatado de la plaza Independencia, a Firulais, también rescatado pero del hospital Arenas Raffo de Santa Rosa, y a Ramona, que me la regaló una compañera del misterio porque ya no la podía tener.
- ¿Cómo es estar al frente de esta campaña tan importante?
- El desafío es muy grande. Tanto en lo personal como en lo laboral. Al igual que gran parte del equipo de salud, estamos 100% abocados, es de lunes a lunes la demanda, las 24 horas. El objetivo es avanzar rápidamente para encontrar el principio del fin de la pandemia. Lo que nos mueve es el objetivo de empezar a encontrar la normalidad. Estamos agotados, pero estamos todos juntos en esto.
-¿Hay algún antecedente de un operativo de vacunación como este en la historia provincial?
- No, nunca hubo algo así en la historia moderna reciente, ya sea a nivel local, del país o mundial. Es algo absolutamente extraordinario y fuera de lo común lo que está ocurriendo, por muchas razones. Por un lado, contamos con varias vacunas al mismo tiempo, de diferentes laboratorios, que, a su vez, requieren distintas formas de conservación y diferentes intervalos de aplicación para la segunda dosis. Todos estos puntos que reúne la campaña llevan a que tenga una complejización especial.
- ¿Qué sintió cuando se supo el caso del “vacunatorio VIP” que derivó en la renuncia del entonces ministro de Salud de la Nación?
- Ese evento me parece que, en un contexto como este en el que estamos, es un tema absolutamente sensible. En lo personal, me generó mucha tristeza. Todos los que trabajamos en salud pública pensamos que el ex ministro ha sido una persona muy respetada y lo que pasó fue muy feo para nosotros, haya sabido él o no lo que estaba pasando. Porque genera falta de credibilidad en el manejo de las vacunas y todos estamos haciendo las cosas para que sean lo más transparentes posibles con el objetivo de llevar tranquilidad y confianza.