Cinthya Zorat escuchó el diagnóstico de Joaquín, su bebé recién nacido y, aunque no entendió demasiado, supo que su hijo padecía una dificultad en el corazón: atresia pulmonar con septo interventricular íntegro.
Corría 2016 y esta familia de Luján de Cuyo iniciaba un proceso largo y doloroso: la patología tenía una alta mortalidad y requería de cirugías tempranas para una mejor calidad de vida futura.
El tiempo siguió su curso, entre temores, operaciones y terapias, hasta que el pasado 29 de abril, un equipo cardiológico del Hospital Humberto Notti realizó al niño una intervención definitiva de altísima complejidad y a corazón abierto, denominada corrección biventricular.
Se trató, ni más ni menos, que del último de los 106 procedimientos quirúrgicos complejos que el hospital realizó desde el inicio de la pandemia por el Covid-19, y que siguen incrementándose más allá de las restricciones sanitarias.
El equipo médico convocó a los padres de Joaquín para anticiparles la “ventana de oportunidad”, es decir, la posibilidad de operar al pequeño en ese momento -no más adelante- y evitar así consecuencias futuras en su organismo.
“Confiamos y fuimos hacia adelante pese al riesgo y a los temores lógicos, y hoy estamos eternamente agradecidos”, relata Cinthya, quien cinco días después estaba en su casa con Joaquín.
La intervención, que en total demoró siete horas y requirió de parada cardíaca, permitió que el sistema de circulación del niño fuera igual al de cualquier otra persona.
“Ahora toda la sangre de su cuerpo va a los pulmones a oxigenarse luego de pasar por el corazón. Por lo tanto, en el futuro su organismo no estará sobreexigido”, resumió la mamá.
“Para nosotros -amplió- la decisión fue inmediata, pero a veces el entorno impulsa a averiguar intervenciones fuera del país y así lo hicimos”. Boston, en Estados Unidos, pionero en estas cirugías, fue una opción.
“Pero hoy agradecemos haber apostado a este equipo increíble que acertó en sus criterios desde el día 1, cuando nos enteramos de la enfermedad. Estamos sumamente agradecidos”, agregó.
Tras unas horas críticas, pero fuera de peligro, con respirador, vía y drenaje, “Joaco” tuvo una recuperación acelerada y hoy juega y corre como si nada hubiera sucedido.
“Sumamos calidad de vida”, insistió la mamá, para aclarar: “Nosotros tenemos la suerte de contar con obra social, pero si así no hubiera sido, lo operaban de la misma manera”.
Desde el inicio de la pandemia, el ritmo de atención en el sanatorio no disminuyó y durante 2021 se realizaron 106 procedimientos quirúrgicos.
Históricamente el servicio de Cirugía Cardiovascular opera un promedio de 95 a 120 pacientes por año con cardiopatías congénitas de alta complejidad.
“El equipo sigue creciendo, nos llegan pacientes de San Luis, tenemos pedidos de derivación de Santa Cruz y se puede seguir proyectando. Esto es parte de un gran esfuerzo que realiza todo el hospital y es un trabajo en equipo”, consideró el doctor Daniel Di Giuseppe, jefe del servicio.
Como parte de este crecimiento, el Notti cuenta con el acompañamiento de profesionales provenientes de Buenos Aires gracias a la intervención del Ministerio de Salud de la provincia en pos de posicionar a Mendoza como referente en la implementación de cirugías cardiovasculares de alta complejidad.
Estos médicos conducen el desarrollo de los equipos locales a través de la puesta en marcha del Programa de Cirugía Cardiovascular Infantil Compleja, que contempla distintas áreas del proceso de atención pediátrica. Los especialistas Ricardo Magliola y Hugo Dante Cardoso, hacen las veces de coordinadores.
No sólo realizan cirugías o recuperación, sino que son consultores permanentes del servicio y esto nos hizo crecer mucho”, dijo Di Giuseppe.
El programa nació con objetivos concretos. Entre los principales figuran acentuar la alta complejidad que maneja el nosocomio -dando respuestas concretas a los niños que sufren esta patología-, promover equipos altamente capacitados y, finalmente, trabajar para evitar el desarraigo de las familias, dijo el doctor Jorge Barretta, cardiocirujano del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Hasta el momento, con sólo un año y medio de desarrollo desde que se implementó el programa, se han recuperado 50 pacientes, entre ellos neonatos, a los cuales se les aplicaron diferentes técnicas según el tipo de patología que presentaban.