José Bermúdez lo había dejado por escrito: “Si mi mano llega a otra mano, si mi calor se percibe, si comprendemos… valió la pena”. Acaban de cumplirse 100 años del natalicio de este artista plástico, uno de los más influyentes de la plástica contemporánea en Mendoza, y difícilmente alguien pueda negar que, en efecto, la tarea de este artista ha merecido la pena. Convertido en uno de los nombres más reconocidos del arte local y una influencia para colegas que conocieron su obra y su persona, Bermúdez es objeto hoy en día de celebraciones que honran el calor de su arte, a través de muestras, una página web que recorre su legado y el sueño vigente de convertir en museo el taller en el que trabajó durante toda su vida.
Aunque desarrolló toda su carrera artística en la Ciudad de Mendoza, Bermúdez había nacido el 22 de julio de 1923 en San Rafael. Dado que desde muy corta edad manifestó su talento para el dibujo, e incluso ganó un concurso intercolegial, pronto supo que debía entregarse a las artes plásticas.
Desde el Sur llegó, entonces, para instalarse en Capital, y asistió a la Escuela de Dibujo al Aire Libre, que se ubicaba en el parque José de San Martín en la Ciudad de Mendoza y había sido fundada en 1933 por Vicente Lahir Estrella, para llevar la educación gratuita a niños de sectores con menos recursos, como Bermúdez.
Precoz y decidido, ya a los 14 años ingresó a la Academia Provincial de Bellas Artes de Mendoza, donde tuvo como maestros a gigantes de la plástica local, como Roberto Azzoni, Antonio Bravo, Fidel de Lucia, Roberto Cascarini y el mencionado Lahir Estrella. Allí obtuvo su título de Profesor de Dibujo y Pintura, tarea que ejerció junto con su labor como pintor, grabador y dibujante, que lo llevó a convertirse en un referente ineludible del arte mendocino contemporáneo.
Durante más de 60 años, hasta su muerte (el 5 de febrero de 2021) el pintor construyó una obra admirable y, sobre todo, personal. Liliana Bermúdez, una de sus hijas y heredera, lo recuerda así para Los Andes: “Hasta los 90 años pintaba ocho horas diarias, y dibujaba. Me acuerdo de haber recibido chicos jóvenes, estudiantes o pintores noveles que querían conocerlo y que se sorprendían por su capacidad de trabajo. Aun siendo muy mayor, en tres meses era capaz de tener armada una muestra”.
No todos los artistas de Mendoza cuentan con el privilegio de gozar de la popularidad y el reconocimiento que tenía Bermúdez, producto, sin dudas, de su talento como pintor, pero también de su bonhomía como persona.
Sus obras son reconocibles a primera vista. Una tipificación rápida es la que supo hacer Ignacio Gutiérrez Zaldívar, famoso coleccionista fallecido hace un año: “Es la figura el tema central de su obra, los personajes de la vendimia, los modelos y los pintores. Sus expresivas figuras llevan, generalmente, grandes manos y nariz prominente, junto a boquitas coloradas y ojos saltones”.
Su hija Liliana aporta más notas sobre su estilo: “Tuvo una etapa muy figurativa, con influencia de Castagnino. Pero luego empezó su reelaboración de su estilo, con unas notas importantes del cubismo. Él decía: ‘Entre la realidad y el cuadro estoy yo’. Toda esa subjetividad la volcó en esa síntesis entre el cubismo y el figurativismo, que es el bermudismo”.
“¿Qué es lo que hace que su obra sea tan identificable?”, se pregunta a su vez Fernando Devita (historiador del Arte), cuando se le consulta. “Uno ve obras del inicio o del final de su trayectoria y siempre se lo puede reconocer. Al inicio se ven de forma más manifiestas las influencias de Picasso o de Matisse, y a medida que va avanzando en su producción, va encontrando un lenguaje netamente bermudiano”.
El aspecto humano ha sido siempre lo más destacable en la temática del pintor. Con la contundencia de conocer su trabajo al detalle, Devita dice: “Con la excepción de algunos grabados, él siempre buscó resaltar en sus obras lo mejor del ser humano, no otra cosa. Y lo hizo con una pericia técnica y estética admirable, que a veces no se nota cuando se cree que el suyo es un trabajo naïf. Todo lo contrario, en sus obras cada elemento estaba pensado, bocetado, trabajado al extremo, y cuando lo tenía así, lo trasladaba a través de cuadrículas a la pintura, porque nada estaba puesto al azar”.
Devita terminó teniendo un protagonismo fundamental en el final de la trayectoria vital de Bermúdez, ya que en 2014 se puso en contacto con él, como estudiante de Historia del Arte, con la idea de catalogar su obra. “Tomé contacto con él y sus hijas y nos encontramos que no sabían cuántas obras existían, cuántas tenían en su propiedad, cuántas se habían expuesto, nada. Por otro lado, surgía la pregunta de en qué estado estaba lo que tenían, qué obras estaban en posesión de la familia y qué obras se habían vendido. Si había que buscar una obra, había que hacerlo una por una”, recuerda Devita.
Comenzó, entonces, una titánica tarea que terminó dando sus frutos poco antes del fallecimiento del artista. “El trabajo se enfocó en tres etapas: primero las pinturas, que ocupaban la mayor parte de la obra. Después nos enfocamos en los grabados y luego en los dibujos. Fue un trabajo total de cuatro años, a la par del artista, donde se registró un trabajo documental de 2.118 obras. Había 780 pinturas, 334 grabados y más de 1.000 dibujos”.
La tarea de Devita, realizada a la par de Bermúdez, permitió no sólo que se completara ese catálogo. Según el historiador del arte mendocino (actualmente residente en Bariloche), “este trabajo de archivo tiene gran valor, porque nunca se había hecho algo en esa escala y esa magnitud con un artista de Mendoza. Desde lo museológico la tarea es muy grande y el modelo puede ayudar a organizar otras colecciones. Y tiene un gran valor para la familia, por el ordenamiento y la conservación”.
Los primeros frutos palpables para todo el mundo de ese valor es que permitió elaborar una página web que, a pesar de estar funcional desde hace pocos meses, bien puede considerarse la principal referencia para comenzar a conocer el artista y acceder rápidamente a su obra. “Nos llegaba mucha demanda en las redes y había muchas búsquedas en Google. Así que con mi hermana (Roxana) decidimos armar esta página”, reconoce su hija Liliana.
La iniciativa ha permitido encauzar el creciente interés por Bermúdez, un interés que trasciende las fronteras. La hija del artista lo muestra con ejemplos: “Su obra siempre tuvo mucha demanda hoy en día es un artista muy bien cotizado. Tenemos clientes internacionales que vienen a comprar sus cuadros y nos mandan las fotos de donde los ponen. Por ejemplo, hay un matrimonio de Suiza que tiene seis obras de mi papá, compradas en distintos momentos. Ellos viajan a la Argentina, pasan por Mendoza y se llevan una obra. Hay otro cliente en Chile, con una casa de campo y que ha armado una especie de galería Bermúdez con una gran cantidad de obras”.
Para hacerse una idea de la acogida de Bermúdez, hoy en día una obra de mediano formato con su firma se vende en unos $750.000. “Nosotros tratamos de mantener su patrimonio, a pesar de que nos encantaría que la obra fuera disfrutada por la gente en sus hogares, no por lo lucrativo, sino porque es una pena que esté guardado y archivado”, dice Liliana. En este sentido, dice, hay un viejo anhelo no sólo de la familia, sino de los admiradores de Bermúdez: “Es armar un museo en su casa, que fue su taller”, dice en referencia al domicilio de la calle Zuloaga, que incluye dos salas repletas de obras y dos depósitos.
Aunque, por ahora, ese plan permanece como un sueño por los altos costos, no sería de extrañar que alguna vez se concrete. Y es que, como dice Devita, “Bermúdez es una joya para Mendoza, porque lo que vive en su obra es valioso por quién era él y por su manera de ver el mundo”.
Dos muestras por el centenario
Ayer al mediodía quedó inaugurada la muestra “100 años de José Bermúdez”, en la Cava de Arte de la Bodega Santa Julia (Ruta Provincial 33, Km. 7,5, Maipú), que abre todos los días de 9 a 18 con entrada gratuita.
Luego, en octubre, otra muestra honrará el centenario de nacimiento del artista. Será en la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria, de San Rafael, tierra de nacimiento de Bermúdez.