El Cerro de la Gloria, el actual Ecoparque y el Teatro Griego Frank Romero Day son lugares emblemáticos, que forman parte del patrimonio cultural de nuestra provincia y se convirtieron en los puntos de mayor interés para el arquitecto Daniel Ramos Correas durante los años 30 y 40 del siglo pasado.
La arquitecta Cecilia Raffa, del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales del Conicet (Inicihusa) explica las transformaciones que en esa época fueron fundamentales y que perduran en la actualidad.
Comenta que el plan de conservación, terminación y mejoramiento del Parque General San Martín se completó con la propuesta de los tres teatros al aire libre que en diversas escalas cubrirían el aspecto cultural del paseo. Finalmente se concretaron dos.
El primero, con capacidad para mil personas, formaría parte de un parque infantil proyectado en el sitio que hasta ese momento ocupaba el zoológico. El pequeño teatro- auditorio, luego llamado Pulgarcito, sería de estilo adecuado al ambiente y con todas las instalaciones propias de ese tipo de teatro.
El gran teatro se emplazaría en las proximidades al Cerro de la Gloria. Este y sus cerros vecinos trazaban una gran hondonada fácilmente aprovechable para su construcción, lo que facilitaba las tareas a realizar.
A juicio de Ramos Correas, debía construirse, puesto que nada igualaría como espectáculo al que ofrecería “esa obra en pleno funcionamiento, con dominio inmenso del panorama de los cerros precordilleranos, del horizonte sin limitaciones y de la perspectiva alta y baja del lugar, según fuere la ubicación del espectador (…) no hay otro sitio que (…) presente mejor y mayor eficacia a las concentraciones de grandes masas populares, ya durante las fiestas de las vendimia, (…), o bien para los certámenes internacionales de acentuada categoría deportiva, o para las reuniones patrióticas de gran aliento en que el ejército, el pueblo y las autoridades se confunden en una sola emoción argentina”. También en este caso, los materiales propuestos fueron el hormigón y la piedra local.
El Ejecutivo avaló la propuesta de 22 puntos de Daniel Ramos Correas. Fue dado a conocer a través de su publicación en “entregas” en la prensa local a partir de febrero de 1940 y está contenido a grandes rasgos en la Labor de Gobierno del período 1938-1941 del entonces gobernador y promotor del plan de mejoras, Rodolfo Corominas Segura.
Más de 20 años de espera
A pesar de ello, y del estudio minucioso y la calidad de la propuesta integral de Ramos Correas, fueron solo algunas las concreciones. Probablemente primaron por sobre la concepción ambiental razones de orden económico-práctico -por ejemplo, se mantuvieron sin alterarse las concesiones y el estado de los clubes dentro del Parque-, y político, dada la interrupción de la gestión conservadora por la revolución militar del 43.
En efecto, se construyó el Teatro Pulgarcito (1940) en el predio que ocupaba el antiguo zoológico; se levantaron las instalaciones del Parque Zoológico sobre la ladera Este del Cerro de la Gloria (1939-1941).
En 1951 el proyecto fue distinguido, junto al resto de las obras en el Parque, en la Bienal de Arte que se realizó en Madrid, España.
Pasaron más de 20 años para ver la inauguración del gran teatro, con la Fiesta de la Vendimia de 1963. En 1962 se reiniciaron las gestiones para concretar la obra y en 1963, a través del decreto 701/63 se impone el nombre del ingeniero agrónomo Frank Romero Day quien fuera ministro de Obras Públicas y Riego de la provincia, había dispuesto fondos para hacer realidad el proyecto y había sido el impulsor de la primera fiesta de la Vendimia en 1936.
Aquel sábado 9 de marzo la celebración de la cosecha cumplía 28 años, tras la primera edición en 1936. Fue la fiesta “La viña junto al camino”, dirigida por Abelardo Vázquez y en la que resultó electa como Reina Nacional Elba Espósito, de San Martín. Se usaron las cajas lumínicas, con lámparas incandescentes, que se transformaron en ícono identitario del espectáculo.
El teatro tiene capacidad para albergar a más de 20.000 personas sentadas en una superficie total de 900 m2 y cuenta con 120 metros de boca escénica. Este año, cumplió 60 años y los ministerios de Cultura y Turismo y Planificación e Infraestructura realizaron importantes obras de mantenimiento y ampliación.
Desde que fue planificado y a lo largo de su historia, el hoy llamado teatro griego ha tenido diversas denominaciones. Se lo llamó Auditorium cuando fue ideado, luego también Gran Teatro al Aire Libre e incluso Anfiteatro. Esta última denominación lo acompañó hasta hace pocos años, pero es inadecuada para sus características. Sin embargo, quedó tan instalada que cada tanto se escucha mencionar de ese modo. Se trata de un teatro griego, un gran ovoide, un escenario expuesto en semicírculo. En cambio, el anfiteatro romano es una construcción oval o circular.
El teatro griego ha sido el escenario de todas las fiestas vendimiales, salvo en 2002, debido a la crisis, el festejo se trasladó al Estadio Malvinas Argentinas. Tres vendimias no se realizaron: en 1956, por la llamada Revolución LIbertadora, la dictadura que se instauró en 1955. Tampoco se hizo en 1985, debido al terremoto del 26 de enero y en 2021, por la pandemia de Covid, cuando se apeló a una producción audiovisual. Además, se han realizado distintos encuentros, como las fiestas diocesanas y la entrega de los premios de diario Los Andes, en 1992. En 1966 se disputó la final del campeonato sudamericano de básquet, en la que Argentina se coronó campeona frente a Brasil.
Frank Romero Day
Raúl Romero Day, sobrino nieto de Frank y titular de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza, cuenta queFrank asumió como Ministro de Industrias, Obra Pública y Riego, durante la gobernación de Guillermo Cano. Y además de una larga serie de obras y acciones durante su gestión se dictó el decreto de creación de la Fiesta Nacional de la Vendimia. Raúl, explica: “Frank buscaba no sólo festejar el trabajo mendocino por excelencia, también quería propulsar el turismo”.
Según las propias palabras de Frank sería: “A la alegría y a la fe hemos consagrado nuestra fiesta, dándole un símbolo verídico y hermoso, que es la imagen misma de sus virtudes: la vendimia. Simpática expresión, evocadora de tantas emociones; envuelve en su concepto toda la gama de la industria, desde la parra al labriego, allá en el campo, hasta la botella añeja, que aguarda sobre la mesa, tendida en la canasta, arropando sus viejos pergaminos señoriales, en densas telarañas”. “Es la fiesta de todas las épocas y de todos los pueblos, que, a través de los siglos cantaron bardos y poetas, sin agotar jamás la hebra de sus ensueños Es la fiesta del trabajo, que después de realizar sus bodas con el surco, celebra la belleza del fruto concebido, donde se mezcla en íntima armonía, el vigor del suelo, la nieve de las cumbres y el sol de nuestro cielo”. Más adelante, su sobrino nieto, abogado, continúa: “En esta instancia, no olvidó sus profundas creencias religiosas y no sólo durante su gestión se entronizó a la Virgen de la Carrodilla como patrona de los viñedos, sino que le escribió varias plegarias”.