La sala mayor de Mendoza es un hito cultural y arquitectónico del país y el más prestigioso espacio para las artes escénicas de nuestra provincia. Este imponente edificio, ubicado en calle Chile al 1754, frente a la plaza Independencia, fue construido junto al Plaza Hotel (hoy Park Hyatt).
A comienzos del siglo XX, Mendoza era un lugar de paso obligatorio para todo aquel que viajara de Buenos Aires hasta Santiago de Chile, lo que convirtió a la provincia en un sitio turístico y comercial.
La ciudad estaba siendo reconstruida poco a poco, después del terremoto de 1861. El gobierno vio lo provechosa que era la recepción de turistas y decidió construir un espacio donde todo el que llegara pudiera divertirse, recrearse y descansar. Además, buscaba promover el desarrollo cultural y la gran variedad de disciplinas artísticas que se exponían.
Para 1922, se crea un proyecto de ley para la realización de un teatro, un hotel y un casino. En 1923, con un presupuesto de $2 millones 500 mil, se pactó la construcción de esos tres edificios, que serían el punto de entretenimiento principal de la provincia.
La obra duró alrededor de dos años. El arquitecto encargado del proyecto final fue Alfredo Israel y la construcción estuvo a cargo de la empresa de los ingenieros Perrone y Ayerza.
Hubo una preinauguración, el 14 de noviembre de 1925, con un festival artístico de la Liga Patriótica, con fines benéficos. El 18 de ese mes, se inauguró oficialmente, con la presentación de la obra La emigrada, de Vicente Martínez Cuitiño, por la compañía Argentina de Dramas y Comedias.
Estilo
La construcción estuvo supervisada por el Ministerio de Obras Públicas. A lo largo de la historia, en Mendoza, se incorporaron estilos y ornamentaciones europeos y con este edificio no hicieron excepción. La única y principal exigencia fue que el teatro debía tener alta resistencia a los temblores.
Al teatro se le incorporaron la tipología edilicia, lineamientos y decoración al estilo neoclásico, una composición arquitectónica guiada por la tradición clasicista, que da armonía, simetría y ritmo, con una composición a base de hormigón armado.
La fachada tiene estilo de templo clásico, una deliberada simetría axial y desarrolla dos grandes cuerpos: el central y el secundario. El primero avanza ligeramente sobre una vereda, destacando el ingreso principal al teatro, mientras que los cuerpos secundarios laterales contienen al central y le otorgan mayor volumen.
El teatro, en su diseño original, contenía vestíbulo de ingreso, sala central, escenario y foso de orquesta, utilería y camarines.
En 1930 se estrenó en Mendoza el primer filme sonoro, llamado El desfile del amor. Esto dio ideas para un nuevo uso del teatro, por eso, en 1944, fue adaptado para la proyección de películas cinematográficas. La primera que se presentó en él fue Casablanca.
El edificio sufrió un incendio en 1963, pero fue restaurado aceleradamente y, en 1965, fue reinaugurado, con una presentación de la compañía estable del Ballet del Teatro Colón.
Deteriorado por el paso del tiempo, debió ser nuevamente restaurado, a partir de 2000. El 21 de septiembre de 2003 fue reinaugurado, con una presentación de la soprano mendocina Fabiana Bravo. En esa época se le incorporó al edificio una sala especial de ensayos.
Monumento Histórico
Luego de una labor técnica de identificación patrimonial, una investigación histórica y ajustes en la documentación legal del inmueble, gracias al Decreto 837, de 2011, el Teatro Independencia fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Miguel Ángel Guisasola, arquitecto y recordado titular de la Dirección de Arquitectura de la provincia, en su libro “Escritos y disertaciones”, señala que la manzana que contiene el Plaza Hotel (Park Hyatt), el casino y el teatro Independencia, es un conjunto patrimonial muy importante para nuestra memoria urbana. Recuerda que en 1999 venció la concesión del hotel y se llamó a licitación internacional y cuenta que gracias al asesoramiento del prestigioso estudio argentino de Mario Roberto Álvarez, elaboró el proyecto definitivo de la remodelación del histórico hotel. Y asegura que, “desde el aspecto patrimonial, lo más sustantivo del hotel era la conservación de la fachada histórica y su emblemática terraza, las cuales se respetaron cuidadosamente para preservar su diálogo con la Plaza Independencia”.
Remodelación
“El gobierno de la provincia, a instancias de la Dirección de Arquitectura, decidió afortunadamente mantener el manejo y uso futuro del Teatro Independencia , excluyéndolo del proceso de concesión”. El organismo a su cargo realizó un estudio detallado de las deficiencias y carencias más esenciales del máximo escenario mendocino. Señala que se logró una capacidad sísmica del edificio muy superior a la que poseía.
Además de reciclar las instalaciones eléctricas y electrónicas, de gas y el resto de los servicios, se incorporaron equipos de ventilación y climatización. Las obras sufrieron una paralización prolongada debido a la crisis de 2001-2002.
Entre otras mejoras edilicias, al teatro se le agregaron dos escaleras en la parte delantera de la sala, con el objetivo de mejorar la seguridad y facilidad para la evacuación en caso de emergencia. Se instaló en el foyer el antiguo ascensor del Hotel Plaza. Se repararon y reacondicionaron las butacas de ambas plateas y se conservó el piso flotante de madera que se había reinstalado en la platea baja durante una anterior intervención. Por otra parte, se reconstruyeron los tabiques separadores de los palcos, que habían sido eliminados.
Para mejorar la acústica general, se clausuraron ventanas en desuso en ambos costados, que permitían el paso de sonidos y ruidos callejeros a la sala. Guisasola comenta que “estas últimas acciones mencionadas, juntamente con otras adicionales, contribuyeron al mejoramiento acústico de la sala, de acuerdo con el estudio realizado por el ingeniero Jorge Sommerhoff, docente de la Facultad de Acústica de la Universidad de Concepción, Chile”.
El especialista realizó ensayos y mediciones del tiempo de reverberación de la sala, antes y después de los arreglos. El ex director de Arquitectura aclara: “Este profesional fue contactado a través de un discípulo mendocino, y fue seleccionado luego de una compulsa de honorarios con los más prestigiosos (y muy costosos) estudios especializados de Buenos Aires”.
Entre otras incorporaciones al conjunto, se destaca la puesta en marcha de una cafetería en el área de vestuarios y ensayo de los artistas. Poco tiempo después, en una nueva licitación, se renovaron totalmente el piso del escenario y el foso de la orquesta.