Para Daniel Quiroga, importante referente de la comunidad huarpe en esta localidad desértica de Lavalle llamada Laguna del Rosario, la capilla Nuestra Señora del Rosario representa un lugar mágico que despierta profundos sentimientos entre sus pobladores.
Tal vez por eso, minutos antes de la medianoche del pasado lunes 18 de enero, cuando un temblor que tuvo epicentro en cercanías de este poblado -y que sacudió a San Juan y Mendoza- sólo atinó a pensar en si la estructura habría resistido.
¿Cómo no preocuparse, si el lugar representa un verdadero ícono y fue allí donde la herencia huarpe recibió su bautismo, comunión y también donde muchos se casaron?
Si bien el edificio es Patrimonio Histórico Nacional, son los descendientes indígenas de esta comunidad, con la colaboración de particulares y localidades vecinas, quienes han puesto el cuerpo y el alma para mantener la capilla en varias ocasiones. Data de 1609 y es lógico que la estructura se encuentre deteriorada.
“Ojo, es importante aclarar que está en pie y que el temblor no hizo más que evidenciar la necesidad de apuntalamiento, algo que ya veníamos solicitando”, explicó Quiroga, presidente de la iglesia y vicepresidente de la comunidad huarpe.
Así, se llevaron a cabo recientemente distintas tareas, como un nuevo revoque y la incorporación de testigos que permitan observar el comportamiento de las fisuras.
En esta oportunidad se registraron grietas de entre 2 milímetros y un centímetro en dos sectores: el campanario y el muro sur.
Es por eso que la novedad respecto de la visita de hoy de técnicos de Nación, Provincia y Municipalidad representó un verdadero aliciente para los lugareños.
La arquitecta Ana María Castillo, jefa de Turismo y Patrimonio de Lavalle, anticipó que la visita responde a la necesidad de “escuchar nuevas voces” para encarar un proyecto que tendrá como fin restaurar las partes más afectadas.
El equipo local se reunió recientemente con la comisión de Arquitectura del área de Patrimonio Histórico provincial para conocer la situación y más tarde se recibió un llamado de la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos de Nación.
“Todos, incluso profesionales de Lavalle, nos reuniremos para viabilizar una solución”, recalcó Castillo.
Sentimiento arraigado
Daniel Quiroga vuelve a los recuerdos de toda su vida, transcurrida siempre en cercanías de la capilla, y evoca la imagen encantadora que ofrece los domingos, cuando los fieles se acercan en fila bajo un sol radiante para asistir a la misa.
Quiroga recibió todos los sacramentos en el interior de estas cuatro paredes y se resiste al olvido y al deterioro que provoca el paso del tiempo. “Seguiremos luchando por mantenerlo en pie. La iglesia es nuestro lugar, es donde siempre nos hemos sentido bienvenidos”, reflexionó.
Inhóspito desierto
Todo el territorio de estas lagunas forma parte de una inmensa llanura, un inhóspito desierto desafiando la voluntad del hombre.
La capilla del Rosario se encuentra dentro de este desierto enigmático del departamento de Lavalle.
El edificio tiene más de 400 años de antigüedad y es típico de la época colonial.
Se halla en un pasaje desolado que es motivo de peregrinación en ocasión de la festividad anual de la Virgen del Rosario.
Conserva aún un acentuado sabor colonial y concurren a las fiestas patronales pobladores de las más apartadas regiones del país.
La capilla se encuentra ubicada a 130 kilómetros de la Ciudad de Mendoza. Se llega a ella por la ruta 40 hasta Algarrobo Grande y desde allí por una huella de 41 kilómetros.
En este mismo lugar se encuentran las tumbas de Tropero Sosa, eficaz colaborador del general San Martín durante la campaña libertadora, y de varios caciques indígenas.