“Era otoño y tenía unos alcauciles en la mano. Me dije: ‘Tengo que hacer una receta en nombre de mi madre’. Sin embargo, no sabía que iba a tener tanto éxito”, comienza contando La Nonna María Teresa Barbera.
Así fue como surgió la lasaña Fernanda, el plato emblemático de La Marchigiana, ristorante italiano ubicado en la calle Patricias Mendocinas 1550, en la Ciudad de Mendoza.
Realizada con mucho amor y dedicación, la lasagna Fernanda es la más solicitada por los comensales y tiene una particularidad: sólo se elabora en septiembre, ya que es la temporada de los alcauciles.
La carta de La Marchigiana es un testimonio vivo de la historia familiar, y en ella cada plato cuenta una parte de este legado. Con una combinación única de tradición y pasión, el restaurante sigue ofreciendo una experiencia culinaria auténtica, fiel a sus raíces italianas.
Además de la lasaña Fernanda, los visitantes pueden disfrutar de una variedad de recetas tradicionales italianas que han sido transmitidas de generación en generación, cada una elaborada con ingredientes frescos y de alta calidad.
Alcaucil, la flor más rica y sana de la primavera
En primavera, los alcauciles se pueden disfrutar frescos, con todas sus propiedades intactas y a precios accesibles. También conocidos como alcachofas, estos nutritivos brotes contienen apenas 50 calorías y son ricos en vitaminas. Se cultivan en el cinturón verde de Mendoza, lo que garantiza un sabor, una consistencia y una frescura óptimos al llegar a las góndolas.
El alcaucil prospera en climas templados y se cosecha cuando su flor está en plena expansión. Además de ser delicioso, es una excelente fuente de minerales como calcio, hierro, potasio, fósforo y magnesio, así como de vitaminas A, C, E y del grupo B, incluyendo B1, B3 (niacina) y B9 (ácido fólico).
Para asegurarse de elegir los mejores alcauciles, hay que fijarse bien en su apariencia. Las hojas deben estar bien compactas y tener un color verde vibrante, lo que indica frescura y calidad.
Cómo hacer la Lasagna Fernanda, ahora de la bisabuela Fernanda
Ingredientes
- Una docena y media de alcauciles pequeños y tupidos (de 6 a 8 porciones, depende de nuestro apetito)
- 60 g de manteca
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- ½ litro de leche
- 5 cucharadas de harina
- Perejil
- Sal y pimienta
- Una cucharadita de aceite de ajo
- 350 g de crema de leche
- 80 a 100 g de queso rayado
- 80/100 Queso cuartirolo o mozzarela
Preparación del relleno
Cocinar los alcauciles en agua hirviendo hasta que los note un poco blando. Será alrededor de 10 minutos, sin desojar, escurridos, pero sin deshojar.
Una vez listos, escurrir, quitarles las hojas duras y guardar el corazón. Luego, cortar en la mitad porque tiene como una “pelusa”; retirar la misma, y cortar a lo largo, no demasiado finito.
Tener una cacerola lista en el fuego, calentar la manteca con los aceites, echar los alcauciles ya cortados y revolver. Añadir cuatro cucharadas de harina, seguir revolviendo y colocar medio litro de leche. Puede realizarse de esta forma o usar salsa blanca, un tazón grande. Sazonar, sumar perejil picado. También se le pueden agregar un par de hojas de espinaca picada.
Una vez que tome forma, añadir de 300 o 350 gramos de crema de leche a fuego mínimo. Dejar que se saborice por lo menos 20 minutos.
Tener la masa lista, para la lasagna Fernanda son alrededor de 400 a 500 gramos.
Estirada y cortada en cuadrados grandes, cocinar en agua hirviendo un par de minutos, retirar con un colador y verter en agua fría. Escurrir sobre un mantel arriba de una mesada, roseada con un poco de queso.
Es muy importante que la masa no tenga agua. Con la mano presionar el mantel para que no quede líquido y así secar la masa.
Preparación de la Lasagna Fernanda
Primero, probar los alcauciles y continuar si es de su agrado el sabor.
Enmantecar una fuente de horno, con borde alto y colocar la primera masa de la lasaña. Espolvorear con queso rallado y luego cubrir con la salsa de alcauciles. Repetir este paso hasta cumplir con tres capas o cuatro. La Nonna siempre le coloca en la segunda capa, con el queso en trocitos.
Recordar que el queso rallado se pone antes de poner la salsa para que tenga más sabor la preparación.
La última capa se puede terminar con una masa sola, salsa blanca y queso rallado, o cocinar un atado de espárragos. Para esto se necesita cocinar los espárragos alrededor de 7 a 8 minutos. Utilizar hasta la parte tierna, se tiene que sacar el tallo duro. Así se pueden poner los espárragos con la salsa blanca, queso rallado y luego terminar la preparación.
También puede cubrir con una capa de masa, queso rallado y salsa blanca. Luego hornear alrededor de 35 minutos a fuego medio. Cuando la parte de arriba esté dorada, retirarla del horno y esperar un par de minutos antes de cortar.
Si le queda muy líquido, cubra el recipiente y déjelo un poco más de tiempo en el horno. Se puede servir con salsa de champiñones, salsa de hongos o salsa de tomate.