La escasez de camas en Mendoza pone en alerta a las obras sociales

Aseguran que, por ahora, logran dar respuesta frente al aumento de casos de Covid y que se encuentran mejor paradas que el 2020. Destacan el cansancio de los trabajadores de la salud.

La escasez de camas en Mendoza pone en alerta a las obras sociales
Las camas de las unidades de terapia intensiva en la provincia se encuentran ocupadas al más del 90 por ciento, según se informó esta semana. / Foto: Orlando Pelichotti

La segunda ola de la pandemia de Covid-19 está en marcha con la inquietud e incertidumbre que esto implica. Las obras sociales, así como otros actores del sistema de salud, se preparan para afrontar el aumento de casos y el desafío de poder dar respuesta a sus afiliados. Aunque ya se registra un nivel similar al del pico, referentes de varias entidades consultados por Los Andes aseguraron que todavía están pudiendo hacerlo.

Sin embargo, también hubo coincidencia en señalar que lo que más les preocupa es que no haya disponibilidad de camas.

“Estamos en condiciones de afirmar que la situación sanitaria en esta segunda ola es peor que la del año pasado; lo que se demuestra en número de casos, tasa de mortalidad y, sobre todo, en la ampliación del rango etario de los afectados”, sostuvo el doctor Pablo Hidalgo, jefe de Prestaciones de la Delegación Osprera Mendoza, la Obra Social del Personal Rural y Estibadores.

Dijo que el recurso humano en salud se encuentra agotado, enojado y también desanimado, tanto en el subsector privado como en el público. “Los recursos pueden ser suficientes en los grandes centros urbanos, pero no en el resto de las poblaciones y esto centraliza el problema en un solo lugar, por lo que la atención nunca es óptima”, explicó.

Sobre lo que cree puede ser lo más complicado de afrontar en el escenario próximo señaló la falta de camas “sobre todo en terapia, con la imposibilidad de tratar otras patologías no Covid-19, tal vez menos urgentes pero no menos importantes” y la falta de personal de recambio “cuando el número de infectados crece dentro de las instituciones de salud obligándolos en algunos casos a sostener una guardia mínima en la atención de nuestros afiliados”. En este contexto, Hidalgo resumió: “Lo peor que podría presentarse es la falta de respuesta adecuada en tiempo y forma, no solo para la infección pandémica, sino para el resto de las patologías en este contexto”.

Para Carlos Funes, director de OSEP, la Obra Social de los Empleados Públicos, lo más complicado puede ser el aumento de casos: “Venimos trabajando con los recursos al límite pero el sistema sigue dando respuesta”, remarcó.

La licenciada Patricia Irrutia, co-administradora y secretaria general de Ospsa filial Mendoza, la Obra Social del Personal de la Sanidad Argentina coincidió: “Lo que parece que puede ser más complicado es la falta de camas de UTI (Unidades de Terapia Intensiva)”.

Resaltó que ya hay demoras para conseguir camas en las terapias: “Anoche estuve una hora para solicitar una cama y no la encontré en toda la ciudad, entonces hay que poner un parate para poder dar una solución”.

Dijo que dejar un paciente en internación domiciliaria si necesita otra cosa sería un escalón más abajo de la atención primaria. “No quiero ni pensarlo, podrán abrir hospitales pero acá hace falta recurso humano”, subrayó.

Coincidieron en que por el momento no están teniendo dificultades para cubrir prestaciones y dan respuestas. “Pero esto puede modificarse críticamente en la medida que los otros dos subsectores de los cuales dependemos (sector privado y público) comiencen a quedarse sin respuesta por saturación general del sistema, como está ocurriendo con ocupación de camas de terapia en la zona urbana de más del 90 % en muchos casos”, apuntó Hidalgo.

Presupuesto exigido

Advirtieron que a partir de la pandemia debieron absorber prestaciones y servicios nuevos, que no estaban contemplados en el presupuesto, pero al mismo tiempo seguir sosteniendo el resto de la atención por fuera del Covid-19. Aseguran que esto implicó un gran esfuerzo, pero destacaron que nunca se cortó la cadena de pagos.

“Fue un año de mucho gasto, hubo que destinar recursos que no estaban planificados, el resto de las prestaciones se siguieron atendiendo y se asignaron recursos para la panamedia”, apuntó Funes.

Por su parte, Irrutia advirtió sobre el impacto de los nuevos recursos sobre sus finanzas y en particular lo que significó tener que disponer de los equipos de protección personal.

“El 2020 fue con mucha incertidumbre al comienzo, uno no sabía cómo se iba a presentar, pudimos hacerle frente con los prestadores con un costo altísimo porque al pararse la producción de muchos insumos médicos y con la suba de la demanda, eso implicó un aumento de precios”, explicó. En este sentido, ejemplificó que un barbijo quirúrgico que hoy cuesta 45 pesos el año pasado se pagaba 100.

Como sus afiliados son trabajadores de la salud dijo que están doblemente comprometidos con el sistema, con ellos y con los prestadores. Por eso han hecho todo lo posible por sostener los pagos ya que saben que de ello dependen los salarios.

Agregó que aprovecharon la pausa epidemiológica del verano para acomodar sus finanzas y estar mejor preparados para afrontar esta segunda ola.

Laura Palero, responsable de la delegación Mendoza del sindicato de Amas de Casa, dijo que lo presupuestario se maneja desde Buenos Aires pero estimó que las capacitaciones para el personal deben haber sido un gasto extra importante.

Por otra parte, adelantó un próximo debate. Explicó que por ahora se cubre el abordaje del paciente cuando se sospecha Covid y mientras lo transita, pero no está incluida en la normativa la atención de la recuperación y secuelas dentro del Plan Médico Obligatorio. Comentó que se estaba dialogando sobre el tema.

Adaptación

Además, igual que otras actividades, debieron adaptarse. Por un lado, se invirtió en ampliar el sistema y, por otro, se fortaleció la atención en la virtualidad, lo que ha implicado más recursos, capacitación y trabajo de adaptación. En algunos casos a los afiliados les ha costado y hubo que acompañarlos o mantener también la atención presencial.

Este esfuerzo hecho en 2020 es la base de aprendizaje e incorporaciones con la que podrán afrontar la segunda ola un poco mejor parados. Por otra parte, es una ganancia que se capitaliza también hacia adelante, aseguran.

“Dejó infraestructura en recursos críticos y camas comunes y un laboratorio de biología molecular que no tenía el hospital El Carmen, se analizan PCR allí y son estructuras que quedaron para ahora y el futuro”, destacó Funes.

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