Timothy Treadwell (46) era un apasionado de los osos grizzly, documentalista y ecologista autodidacta. Durante 13 temporadas seguidas visitó el Parque Nacional Katmai en el sureste de Alaska, Estados Unidos, pero su última aventura resultó ser trágica para él y su pareja Amie Huguenard (37).
Treadwell sentía que dominaba el lugar por completo, conocía a los osos grizzly y se sentía amigo de ellos. Por sus reiteradas visitas en el Parque Nacional comenzó a identificarlos y a nombrarlos como Cupcake, Mr. Chocolate o Goodbear. Según pasaba el tiempo, el fanático de los osos muy confiado comenzó a jugar con las crías y hasta incluso cazaba peces con ellas. En sus últimas tres temporadas de visita lo acompañó su novia Amie que logró superar el miedo hacia los feroces animales. La pareja nunca pensó que ese maravilloso verano del 2003 terminaría con ellos despedazados dentro del estómago de uno de esos osos gigantes. La historia la recuerda Infobae.
En el verano de 2003, Amie y Timothy emprendieron un viaje al Parque Katmai en Alaska con la intención de recorrer y filmar a los animales que habitan allí. Él era un espíritu libre que siempre desafiaba las reglas, y esta vez no fue la excepción. A pesar de que sabía que el otoño es la estación más crítica y peligrosa en la que los osos del parque se preparan para el duro invierno, no temía a estos animales. Dos años antes, dos cazadores habían sido atacados y uno había fallecido. Acamparon en Kaflia Bay y armaron dos carpas azules, una para ellos y otra para las provisiones.
La pareja fue llevada al lugar por un hidroavión y el piloto Willy Fulton era el encargado de buscarlos el 3 de octubre de 2003, pero cuando llegó se encontró con una escena terrorífica.
La tarde era fría y lluviosa, con una densa neblina cubriendo todo el parque. Willy había llegado en su máquina naranja y, tras posarse en el agua gris, llamó a Timothy a gritos. Pero no hubo respuesta. Decidido a buscar a su amigo, bajó del avión y se adentró entre la densa vegetación que rodeaba el campamento. De repente, escuchó un ruido entre los árboles. Un escalofrío recorrió su cuerpo y supo enseguida que algo no estaba bien. “Tuve una sensación muy extraña”, recordaría más tarde. Con inquietud, regresó sobre sus pasos, saltó dentro de su avión y cerró la puerta.
Fue entonces cuando lo vio. Un enorme oso apareció por el camino por donde acababa de pasar él. Estuvo al borde de un peligroso encuentro. Todo olía mal. Despejó su mente y decidió sobrevolar el área lo más bajo posible. Fue entonces cuando lo avistó. El gran oso estaba comiendo algo que parecía ser un costillar, sacando pedazos de lo que podría ser un torso humano. Con el estómago revuelto, Willy intentó espantar al animal volando unas quince veces sobre el área, pero solo logró que este comiera más rápido.
Willy contacta con los guardaparques y les advierte sobre la situación. Joel Ellis le contesta y le avisa que aterrice en un lugar donde no corra riesgos y lo espere. Ellis junto a dos compañeros más se dirigen hacia el lugar y junto al piloto se acercan al campamento situado a unos 300 metros.
Los hombres se adentraron a la naturaleza y gritaron sus nombres. Si quien murió era Timothy quizás Amie aún estaba viva. Cuando estaban lo suficientemente cerca observaron al oso engullendo sobre una pila de restos humanos y ramas.
En otro rincón estaba el cuerpo de Aime y su rostro parecía dormido, pero era todo lo que había de ella. La cara. El oso de casi tres metros de altura atacó a los guardaparques, pero luego de una lluvia balas lograron tumbarlo.
Una vez disipado el peligro se acercaron a las carpas, estaban destrozadas. Pocos metros más adelante, la cabeza de Timothy todavía estaba unida a un pedazo de su columna vertebral.
Los restos humanos fueron puestos en bolsas de plástico y enviados a los peritos, al igual que el oso. Al animal le realizaron una necropsia y constataron que dentro de su estómago había restos humanos y ropa desgarrada.
En el campamento encontraron la cámara que registró el audio del momento del horror. Allí había un testimonio auditivo, sin imagen, donde se escucha los últimos 6 minutos de vida de Timothy Treadwell y Aime Huguenard: “¡Hacete el muerto! ¡Hacete el muerto!”, le grita que pelee por su vida, el animal tenía la cabeza de Timothy entre sus dientes. Ella, valiente, golpea al oso con una sartén, pero no consigue nada.