Luis Castro fue noticia 4 veces en su vida y en la totalidad de ellas por temas relacionados a lo judicial y lo policial, por lo que bien podría decirse entonces que Luis Castro fue mala noticia 4 veces en su vida. La primera de ellas fue en 1996, cuando solo tenía 12 años y un león le arrancó el brazo derecho en el entonces Jardín Zoológico de Mendoza (actual Ecoparque). El caso tomó trascendencia a nivel nacional, mientras que el entonces niño también se hizo conocido entre todos los mendocinos a raíz de que desde ese momento comenzó a vender estampitas en los colectivos. La segunda vez en que Castro fue noticia fue algunos años después, cuando lo detuvieron y estuvo dos meses en prisión por el delito de robo agravado por el uso de arma de fuego.
La tercera vez en que Luis Castro fue noticia fue en noviembre de 2002, poco más de 6 años después del ataque en el recinto de los leones del entonces Zoo provincial. En aquel momento, la Tercera Cámara Civil condenó al Estado provincial a pagarle 472 mil pesos por las “insuficientes medidas de seguridad” en el zoológico y ante “la naturaleza y peligrosidad del animal”. Y la más reciente de las oportunidades en que Castro fue noticia fue julio de 2016, luego de que la Justicia provincial lo condenara a 6 años de prisión tras encontrarlo culpable de haber abusado sexualmente de un niño de 6 años en los baños de un club de Guaymallén, episodio que ocurrió el 25 de diciembre de 2014.
Luego de cumplir gran parte de la condena, Castro recuperó la libertad el 25 de junio de 2021 por “buen comportamiento”.
Un ataque que recorrió el país
El 26 de julio de 1996, Luis Castro acababa de cumplir 12 años. Había ido de visita al Zoológico de Mendoza, uno de los paseos preferidos por cientos de miles de niños que llegaron a vivir esa época de esplendor del atrayente paseo mendocino, precisamente una época en la que nadie se cuestionaba que los animales salvajes y exóticos estuvieran encerrados y exhibidos exclusivamente para disfrute de los visitantes. Varios años después, el paradigma cambió, se consideró a los animales como personas no humanas -con sus correspondientes derechos- y, tanto en Mendoza como en otras ciudades y países, los zoológicos mutaron a ecoparques, con una visión más proteccionista y de resguardo para los animales. Pero ni Luis Castro ni nadie siquiera se cuestionaban si era un atractivo correcto o no. Para ser sinceros, y con 12 años, probablemente era algo que ni siquiera le preocupaba a Luis.
Fascinado por los leones y estando frente a la jaula de estos felinos, en un determinado momento Luis intentó tocar con la punta de una rama a un cachorrito que dormía en el interior. Además, para intentar conseguir su objetivo, Luis había llegado a introducir su brazo por entre los barrotes de la jaula (un espacio de 8 centímetros los separaba entre sí). Repentina y sorpresivamente, un león adulto que se encontraba en la jaula le asestó un zarpazo, ataque que derivó en que a Luis sufriera la mutilación de su brazo derecho y, además, le arrancara parte de una de sus orejas.
El terrible caso fue noticia en todo el país, mientras que el futuro de Luis Castro comenzó a cambiar ese día, tomando un camino que lo llevaría a transitar por los lugares más difíciles y oscuros. En los meses posteriores al ataque, “Luisito” -como se presentaba a sí mismo en los colectivos- se dedicó a contar su historia a los pasajeros, y apelaba a la solidaridad para que lo ayudaran con dinero a cambio de estampitas religiosas.
Algunos años después del ataque del león que le cambió su vida, Castro “cayó preso” por haber asaltado a una persona utilizando un arma de fuego.
La Provincia fue condenada por el ataque del león
En febrero de 2002, por medio de un fallo de la Tercera Cámara en lo Civil y Comercial, el Gobierno de Mendoza fue condenado a pagar 472.000 pesos a Castro y su familia a raíz del ataque y sus consecuencias. Si bien durante el juicio se intentó argumentar que el lugar donde había sido atacado el entonces niño de 12 años estaba restringido a los visitantes, los testimonios de quienes pasaron por el estrado y el informe criminalístico que acompañó todo el procedimiento corroboraron que esto no era así. De hecho, no solo se comprobó que el acceso al sector destinado a la guarda de los leones del zoológico de Mendoza no se encontraba cerrado cuando ocurrió el ataque, sino que la malla metálica fue colocada después del accidente.
20 años después fue condenado por abuso a un niño
Veinte años después de haber sufrido el ataque del león y 14 años después de la sentencia que condenaba a la Provincia en beneficio de Luis Castro, el hombre -quien en 2016 ya tenía 32 años- fue condenado a 6 años de prisión. Fue luego de ser encontrado culpable de haber abusado sexualmente de un niño de 6 años en Guaymallén, en un episodio que había tenido lugar el 25 de diciembre de 2014.
“Abuso sexual gravemente ultrajante” fue el delito por el que fue condenado Castro por la Cuarta Cámara del Crimen el 4 de julio de 2016. Era la misma pena que había solicitado el fiscal Gonzalo Nazar, mientras que los abogados de Castro habían solicitado la “absolución por el beneficio de la duda” del hombre.
Con la condena, el tribunal confirmó que Castro había abusado sexualmente de un niño en el balneario Saucelandia (Guaymallén), quien había llegado al lugar para celebrar la Navidad del 2014.
El lugar en el que fue cometido el abuso fue en el interior de los baños de la pileta, cuando el niño fue hasta allí junto a su padrastro y, en un descuido del hombre, el nene fue atacado en el interior de uno de los boxes.
Cuando el niño salió del baño, le contó a sus padres y a abuelos que un hombre lo había abusado sexualmente, aunque en ese momento Castro dio su propia y distinta versión: que había visto que el baño del lugar estaba sucio, que fue a buscar elementos para limpiarlo y que cuando volvió y vio que el chico estaba en el baño, decidió no entrar y esperar afuera. En el momento, los familiares de la víctima agredieron al entonces señalado por ser el abusador. Dos años después, en un breve juicio, la culpabilidad de Castro fue confirmada judicialmente.