Nacieron con solo 18 meses de diferencia, una duda compartida y el nombre de una partera en común. Victoria vio una foto de Oriana y sintió que se veía a ella misma. Se contactaron por las redes sociales y hace veinte días confirmaron su vínculo a través de un examen de ADN.
De las dos, Victoria Tedesco fue la primera en enterarse de que no era hija biológica de sus padres. “No sé por qué, pero yo siempre había sentido que no iba a poder ser mamá. Y a los 24 años quedo embarazada y, efectivamente, lo pierdo”, expresó Victoria.
“Me puse muy mal y mi mamá viajó para ayudarme y estar conmigo. Fue ahí, hace 16 años, que se sentó y me dijo: “Te tengo que sacar una mochila de encima, porque no es tu mochila, es mía. Fui yo la que no pude quedar embarazada, vos sos nuestra hija del corazón”.
Después de enterarse de la noticia, Victoria no tuvo la necesidad de indagar sobre su origen, pero en 2009 cuando nació su hijo Felipe, que hoy tiene 11 años, empezaron a surgir algunas dudas: “Quería saber cuáles eran mis raíces para contarle. Fui a Abuelas porque por la época, podía ser pero dio negativo y allí empezó una búsqueda muy solitaria”.
La diferencia de Victoria con su hermana, fue que a Oriana no le contaron la verdad cuando empezó a dudar. “Le dije a mi mamá que había empezado a dudar de mi identidad. La única foto que había era de ella conmigo recién nacida y ella estaba impecable. Yo ya era mamá, ya sabía que al día siguiente de parir no estás impecable. Así que le hablé de mis dudas y ella, llorando, me contestó: “Es culpa mía porque no tengo fotos embarazada”. No se animó a contarme. Un tiempo después falleció mi papá y ella empezó con una demencia moderada, fue como una desconexión, los silencios a veces son mochilas muy pesadas. Tampoco llegué a tiempo a hablar con mi papá”, sigue la médica.
Cuando su papá supo que ella había empezado a dudar, de un día para el otro, se enfermó de cáncer de pulmón. Murió en cinco meses. “Justo yo soy oncóloga, fue durísimo para mí. Creo que fue toda una movilización de silencios que estaban saliendo a la luz y no lo pudo manejar”, relata. Su papá murió un 5 de agosto, la misma fecha de cumpleaños de Victoria.
Durante todos estos años, cada 5 de agosto, el día de su cumpleaños, Victoria publicó su historia en los grupos de Facebook esperando algún mensaje: “La búsqueda tuvo momentos de mucha intensidad, y otros en los que tuve la necesidad de descansar”, reflexiona Tedesco.
Victoria destaca que el único recurso que tienen los buscadores, como se definen quienes desean encontrar a familiares biológicos, son los grupos en las redes sociales: “Ahí nos reunimos según la partera que figura en la partida de nacimiento”.
El descubrimiento
Después de que su mamá le contara la verdad de sus orígenes, Victoria empezó a hacer tratamientos de fertilidad y logró ser madre.
“Y en 2009, después del nacimiento de mi hijo y de la muerte de mi papá, empecé a buscar mis orígenes biológicos. Mi partida de nacimiento decía que había nacido en el 80, así que fui a Abuelas para ver si era hija de desaparecidos y dio negativo. Me metí en grupos de búsqueda en Facebook pero a veces entraba y salía un tiempo, porque las búsquedas no son fáciles. Yo tuve una infancia hermosa pero ahí escuchás historias muy crueles y a veces necesitás salir y descansar para poder seguir”.
Como su partida de nacimiento estaba firmada por una partera llamada Rosa Petitto, Victoria se sumó a un grupo de buscadores que compartían ese dato. Aunque sigue sin saber si fue entregada o si hubo dinero de por medio, sabe que la partera tenía algo que ver. Oriana fue siguiendo el mismo recorrido pero años después, sin saberlo seguía los rastros de su hermana.
Oriana había empezado a buscar muchos años después que Victoria, cuando había logrado confirmar por una tía lejana “que mis sospechas eran ciertas: no estaba loca”.
Luego de confirmar que sus padres no eran los biológicos, Oriana se sentó con su familia y les dijo: “No vengo a juzgarlos, porque la cabeza de 1979 no es la misma que la de ahora: vengo a liberarlos”. Me dijeron que siempre habían sentido que me habían salvado, porque iba a ser abandonada. Que no me lo habían contado para protegerme, que creían que esa verdad me iba a empujar a una búsqueda sin sentido, que me podía encontrar con una historia triste”.
Tampoco Oriana, que había nacido en el 79, era hija de desaparecidos. Y luego de que el test de ADN en la CONADI (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad) lo confirmara, Oriana revisó su partida de nacimiento. Tenía la firma de la misma partera, Rosa Petitto, por lo que se sumó al mismo grupo de buscadores. “El tema es que llegué justo cuando Victoria, agotada de buscar, se había ido”, expresa.
Oriana es médica oncóloga del Hospital Durand y siempre estuvo involucrada indirectamente con el Banco de Datos Genéticos por compañeros que se desempeñaban allí. “Cuando me dieron el resultado negativo lloré mucho. Después me puse de pie y empecé a contactar a grupos de Facebook que compartían la misma partera. Así conocí a Victoria que también mencionaba en sus posteos a Rosa Petitto”.
Ambas estuvieron de acuerdo en que “dimos negativo en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) pero como no está estipulado comparar el ADN entre los negativos con víctimas de la dictadura, en ese momento no nos enteramos de que éramos hermanas”.
Según explican, “Después del resultado del CONADI te quedas solo y no sabes cómo seguir”.
Victoria la puso en contacto con el coordinador del grupo de Facebook. “Me incluyó en un WhatsApp del que ella, cansada, decidió salirse con lo cual no pudimos profundizar nuestra relación”.
Oriana le mandó un mail con toda su información, que tiempo después, hablando, supieron que había parado en la casilla de spam y Victoria nunca llegó a leer.
“Una noche, hace dos meses y medio, desvelada, me puse a buscar algo en Internet. Eran las tres y media de la mañana, mi marido y mi hijo dormían”, cuenta Victoria.
“De repente veo una página llamada “Mamá te busca’ y me llamó la atención. Empecé a leer las historias y apareció una foto: era yo, pero no era yo. Fui y lo desperté a mi marido. Mirá, le dije, nada más que eso. Y me contestó: “¿Qué hacés publicando fotos tuyas a esta hora?”. Ahí confirmé que no era yo sola la que me había visto igual a la mujer de la foto. A la mañana le mostré la foto a mi hijo de 11 años. Me dijo: “Mami, qué lindo te queda el traje”. También él pensó que era yo”.
No era Victoria la de la foto sino su hermana Oriana Moscheni, en un congreso médico.
“Hola, mil disculpas, te escribo porque te veo parecida a mí. Te dejo mi número”, le escribió Victoria a la madrugada. Oriana respondió: “Puede ser, en las fotos de la comunión puede ser que seamos parecidas”.
Oriana había publicado durante dos meses ese mismo posteo. “Me contacté con muchas personas hasta que me llegó el mensaje de Vicky diciéndome que había visto mi foto, que se veía parecida”, advierte Oriana y agrega: “Lo primero que atiné a hacer fue no ilusionarme. Descreer de lo que me decía porque también sabía que todos los buscadores necesitamos encontrar un parecido en otra persona para poder seguir adelante, para encontrar nuestros orígenes”.
Sin ilusionarse y negada ante la posibilidad de que fueran familia, Oriana le dijo que se hiciera el análisis de ADN.
Victoria no tenía la plata para hacerse el estudio, pero mejor amiga, Analía, se lo regaló por sus cuarenta años. Una vez que tuvo el kit de Family Tree mandó la muestra al laboratorio de Rosario que hace de intermediario con la empresa estadounidense.
“El jueves 26 de noviembre me entra un mail del Family Tree que decía: ‘Tenés una coincidencia inmediata’. Me empezaron a temblar las manos, coincidencia inmediata es padre, madre o hermanos. Cuando lo abrí decía FULL SISTER y al lado había una foto de Victoria”.
Oriana despertó a su marido llorando y le escribió a Victoria: “Hola Victoria, llegaron tus resultados, fijate, por favor fijate”. Cuando Victoria leyó que en el mail decía “Full sisters” no podía creer lo que estaba viendo, al lado de una foto de Oriana decía: “Hermana total”, misma madre biológica, mismo padre biológico”.
Dos días después hicieron una reunión vía Zoom donde se presentaron a sus maridos y a sus hijos. Donde descubrieron que habían vivido más de 20 años en barrios vecinos, una en Devoto y otra en Villa del Parque, sus colegios estaban a 15 cuadras de distancia.
“No puedo creer que justo en este momento no tengo la plata para pagar un pasaje de avión para ir a abrazarla”, confiesa Victoria. Por su parte, Oriana expresa “Todos los que buscamos venimos de historias tristes, no podemos hacer nada para cambiar eso. Pero nosotras pasamos por lo mismo, no tenemos culpas para echarnos, sino que somos de acá para adelante. Pasamos 40 años creyendo que éramos hijas únicas y todos los años que nos quedan son para construir esta hermandad. Por eso vengo pensando: yo estaba buscando en el pasado y lo que encontré fue futuro” concluye.