Innovar es buscar soluciones nuevas a problemas viejos. Pero a veces, la innovación es tan contundente que se adelanta a las problemáticas futuras.
Los Andes, sin ir más lejos, lanzó la primera versión digital de un diario papel cuando eran muy pocos los abonados a internet en Argentina. En aquel temprano septiembre de 1995 fue, incluso, uno de los pioneros en todo el mundo en pensar que las noticias podían ser digitalizadas. Que la información podía (y debía) estar al alcance de todos a solo un click de distancia.
Esta “fundación” marcaría un liderazgo que se sostiene hasta la actualidad. Desde hace tres años, Los Andes es el primer medio del Oeste del país (y uno de los pocos de todo el interior) que ofrece contenido premium para más de 25 mil mendocinos que deciden ser parte de una comunidad que disfruta de periodismo de calidad sin límites. Y esto es muy importante en estos tiempos de fake news. Cada vez más, son los propios lectores quienes ayudan a sostener económicamente las redacciones profesionales (en un contexto de crisis de la industria). Una relación muy transparente que fortalece la democracia, la libertad de opiniones y el feedback con la sociedad (esta tendencia de muros de pago, membresías, suscripciones, hoy la utilizan medios como La Nación, Clarín y en el mundo hasta The New York Times o The Guardian).
Pero esto no significa que solo unos miles puedan acceder a la información. En 140 años, nunca en la historia Los Andes fue leído tanto como hoy, y desde tantas partes del mundo (14 millones de usuarios únicos por mes). Es además el medio más influyente en todas las redes sociales: Facebook, Instagram, X y TikTok; una oportunidad para llegar a nuevos públicos, con la misma pasión y vocación de aquel 1995.
Es más, desde hace poco fuimos uno de los primeros diarios del país y del mundo en tener su propio Canal de Whatsapp. Además, lanzar un streaming diario con todo el entretenimiento y la información con los programas La Previa y Más vivo que nunca, junto a otros proyectos que están por asomar, es parte de la misma tendencia: proponer puntos de contactos novedosos, valiéndonos de todas las plataformas.
Los mendocinos siempre supimos innovar; desde las acequias hasta las start ups. Muchas veces aquí nos “autoflagelamos” pensando que somos meros montañeses, conservadores, aburridos (creo que la bellísima tonada es el único género aún más melancólico que el tango). Pero basta consultar a los visitantes internacionales o a los compatriotas, para caer en la cuenta de su admiración por nuestra creatividad. La de Quino, la de Le Parc, la de Favio…
La innovación es prioridad para Los Andes, porque siempre lo fue para Mendoza. Está en el ADN de todos aquellos que soñaron tanto oasis en el medio de la nada misma. De todos quienes sabemos que para iluminar el camino, nada mejor que el fulgor de las ideas.