Después de 23 largos años de trabajo intachable, Ramón Espilocin, “Ramoncito” para todo el mundo, se jubiló del municipio de Tupungato con una despedida a lo grande, como solo él se la merecía: hubo regalos, abrazos, aplausos y también una profunda nostalgia por parte de sus compañeros, su familia y del propio intendente Gustavo Aguilera.
No es para menos: desde 2001, cuando su papá, un reconocido fotógrafo del pueblo, hizo las gestiones para que su hijo pudiera insertarse en el mercado laboral, y hasta hoy, Ramoncito llegó puntualmente al municipio a las 7 de la mañana. Impecable, predispuesto, servicial. Allí se desempeñó como un eficiente cadete durante todo este tiempo.
La Ley de Discapacidad le dio el beneficio de la jubilación después de 23 años de aportes y así el querido personaje de Tupungato comenzó la semana pasada una nueva etapa en su vida.
Lo resumió a Los Andes en forma escueta, pero agradecido, conmovido, feliz. “Estoy muy emocionado”, se limitó a señalar, para relatar las actividades que desarrollaba, que consistían en realizar “mandados” internos, trámites y fotocopias. Esto último es algo que Ramoncito conoce desde la cuna, ya que su familia tiene una conocida librería y muchas veces colabora atendiendo al público.
Hijo de José y de Olga, ambos fallecidos, Ramón nació el 31 de agosto de 1973. Tiene dos hermanas: Sandra y María, quienes le dieron cuatro sobrinos. Cuando llegó al mundo, poco se sabía del Síndrome de Down y sus padres hicieron un gran esfuerzo por su inclusión.
“Mi mamá fue con él durante años en colectivo a una escuela de Tunuyán porque acá no había educación especial. Siempre estuvo muy contenido y recibió un profundo amor de todos nosotros, su familia, y de todo el pueblo en general. Cuando creció, mi papá intercedió para que comenzara a trabajar en el municipio y lo logró. Por eso siempre decimos que sus compañeros fueron su otra gran familia”, señaló Sandra, que vive junto a su familia con Ramón en la casa paterna.
El propio intendente fue quien citó a la familia el último día de trabajo en el despacho. Allí se reunió parte del personal y se le entregó un diploma y un obsequio. Ramoncito “no podía más de la emoción”, según palabras de su hermana. Hasta se le cayeron algunas lágrimas.
“Gracias por compartirnos siempre tus sonrisas, tus chistes y ocurrencias. Hoy termina un ciclo de perseverancia y esfuerzo. Tu trabajo no solo ha sido fundamental para la municipalidad en estos 23 años, sino que también fue un ejemplo de superación”, dijo Aguilera.
“Te vamos a extrañar en los pasillos y rincones de la muni pero te esperamos siempre con las puertas abiertas, ahora es momento de disfrutar de una nueva etapa”, señaló el intendente.
En sus palabras, que replicó en sus redes sociales, agregó que su legado quedará siempre marcado en Tupungato. De inmediato amigos, compañeros, vecinos y familiares se hicieron eco con cálidas palabras:
“Amor, simpatía, cariño, responsabilidad, respeto, perseverancia siempre fueron sus pilares. Con gran alegría salía todos los días a su trabajo y era casi el primero en llegar. Un orgullo para todos, a disfrutar esta etapa con el mismo entusiasmo”, le desearon Gaby y César.
Cele Baigorria, lo definió como una gran persona, mientras que Cintia Ramírez sostuvo que es un gran reconocimiento el que se le brindó la semana pasada. Otros allegados lo definieron como una persona de bien, un “groso”, un empleado de lujo que merece todo lo mejor en esta nueva etapa.
“El corazón estrujado de emoción, gracias por ser parte de esta gran familia del municipio”, señaló otro compañero, quien agregó que durante años fue un cadete eficiente, comprometido y servicial.
“Mi padre fue quien en 2001 habló con el entonces intendente José Martínez para que le diera una oportunidad en el municipio. Siempre estaremos agradecidos porque confiaron en él. Claro que mi hermano ha sido muy cumplidor, se levantaba a las 6, se preparaba el desayuno, se cambiaba y a las 7 se presentaba impecable en el trabajo”, dijo Sandra. “Siempre ha sido muy independiente”, agregó.
El acto de despedida organizado en el municipio fue sencillo y muy sentido. “No irá más a trabajar, pero seguramente visitará a sus compañeros, que fueron su gran sostén, apoyo y contención en momentos difíciles”, aseguró Sandra.
Fanático de Boca y amiguero
Fanático de Boca Juniors, Ramoncito supo quedar inmortalizado en una foto junto a Diego Armando Maradona. “Es que en el pueblo es un personaje muy conocido y querido, no hay quien no lo adore y lo salude por la calle”, indicó su hermana, para señalar que, a partir de ahora, comenzará a hacer todo lo que tuvo que dejar de lado por falta de tiempo durante años.
“Solía llegar cansado y se acostaba. Ahora piensa retomar con las bochas, un deporte que le encanta. También le gusta trabajar la madera. Nosotros haremos lo propio, lo vamos a disfrutar y vamos a intentar viajar. En Catamarca, donde tenemos tíos, lo están esperando”, resumió.
Ramoncito sufrió dos grandes golpes en su vida. El primero fue en 2007, cuando falleció su papá, uno de sus principales pilares. Siete años después, tras varios años de enfermedad, murió Olga. Sus hermanas se hicieron cargo de él con toda la dedicación y el amor del mundo. Actualmente Sandra y su familia conviven en la casa paterna.
“Una casa que mis padres le dejaron expresamente para que tuviera un lugar donde vivir. Han hecho un gran esfuerzo para que mi hermano esté incluido en la sociedad y realmente lo han logrado”, indicó Sandra, para agregar que ella y su hermana, recientemente jubiladas como docentes, podrán dedicarle más tiempo. “Y paseos”, aclaró.