Cada aniversario desde aquel fatídico 3 de junio de 2015 en que Chiara Páez fue brutalmente asesinada; cada cumpleaños, cada fecha representativa son para Verónica Camargo, su mamá, momentos desoladores.
A la medianoche de esos días -que son clave desde los últimos seis años- el rostro angelical de “Chiari”, su pequeña hijita de 14 años que estaba embarazada al momento de ser asesinada, aparece nítido en su memoria.
Sin embargo, a Verónica la embarga hoy un sentimiento de paz y fortaleza que solo el tiempo, según confiesa, le pudo dar.
En una charla abierta con Los Andes, la recordó con alegría y aseguró sentirse satisfecha de que su rostro sea el ícono de un movimiento que cambió al país.
- ¿Qué siente hoy?
- Tranquilidad por haber sido artífice de un colectivo de protesta que representó un antes y un después en la Argentina y en países de América Latina. Puedo hablar de ella, puedo descansar, el tiempo hizo lo suyo y no guardo odio ni rencor.
- ¿Qué recuerdo tiene de aquel 3 de junio de 2015?
- Hacía menos de un mes que mi hija había sido brutalmente asesinada, estaba en shock y fui a Buenos Aires a protagonizar una marcha histórica que aún conservo en la retina. Nunca advertí semejante movimiento hasta que volví a Rufino y vi las imágenes por televisión.
- ¿Sigue participando del movimiento Ni una Menos?
- Fue mutando. En aquel momento cuando el dolor estaba a flor de piel, fue cuando apareció en el Twitter de la periodista Marcela Ojeda que nos estaban matando. Surgió la movida en ese instante, pero luego con los años se desvirtuó, no me sentí parte del nuevo colectivo ni de la lucha a favor del aborto.
- ¿Se politizó?
-Claro, porque Ni una Menos no distinguía géneros, clases sociales, colores de pañuelos… Todos estábamos unidos por el mismo fin. Yo no estoy a favor del aborto.
- ¿Qué la sostiene hoy emocionalmente?
- La contención de una gran cantidad de personas me ayuda a sortear mi existencia y a seguir adelante por mi otra hija, Romina. No siento odio ni resentimiento, sigo involucrándome en todo lo posible en pos de una justicia verdadera. Siempre he participado de instituciones y de actividades incluso antes de lo que le sucedió a mi hija.
- ¿Duerme en paz?
-Nunca fui de dormir mucho. Puedo descansar pero no existe un solo día en que no piense en Chiari y no la extrañe.
- ¿Cómo era Chiara?
- ¡Divina! Sensible, dulce, loca, pero también con un carácter muy fuerte. Y siempre andaba con un bebé en brazos. Compartíamos muchísimos gustos y salidas, éramos unidas, compinches.
- ¿Es Chiara la imagen de Ni una Menos?
- Sí, y de alguna manera me alegra que sea el ícono de este movimiento, me enorgullece que la gente la recuerde.
- ¿Qué sentimiento aflora hoy, 3 de junio?
- Como dije, siempre a las 12 de la noche de estas fechas siento un vacío, pero por algún motivo esta vez me siento fuerte y acompañada. El 7 de mayo de 2015 Chiari cumplió 14 y tres días después murió. He pasado muchos aniversarios y cada vez me siento más fuerte.
¿Cómo fue el origen de “Ni una menos”?
El “hartazgo” del 3 de junio de 2015, hace seis años, hizo que miles de mujeres en varias ciudades de Argentina salieran a las calles a protestar por los femicidios.
Y lo hicieron tras una sucesión de asesinatos contra mujeres que conmocionaron a la sociedad en ese momento. El caso de Chiara, que estaba embarazada, dio origen al movimiento contra la violencia machista.
La adolescente falleció por los golpes que le dio su novio, Manuel Mansilla, de 16 años, en Rufino, Santa Fe, en el centro de Argentina.
Su desaparición el 9 de mayo de 2015 conmocionó y movilizó a la ciudad de unos 20.000 habitantes que salió a buscarla por cada rincón.
Su cuerpo apareció al día siguiente enterrado en la casa de los abuelos de su novio luego de que él confesara el crimen. En 2017, Mansilla fue condenado a 21 años y medio de prisión.
La línea telefónica nacional 144 está destinada a brindar información, orientación, asesoramiento y contención para las mujeres en situación de violencia de todo el país, los 365 días del año, las 24 horas, de manera gratuita.