Entre las pasiones de su vida, Laura Robotti no duda en mencionar el teatro y la enfermería. Y aunque uno puede pensar que ambas disciplinas no tienen puntos en común, para esta mendocina de 52 años que heredó la veta artística de su padre, están muy relacionadas.
La muestra más cabal de que a través de una obra teatral se puede generar conciencia y brindar una gran enseñanza a la sociedad ocurrió el mes pasado, puntualmente el 21 de diciembre, cuando en el Espacio Cultural Julio Le Parc un elenco de 10 enfermeros capacitados y con un guión escrito por ella, dieron cátedra de manera humorística acerca de la prevención de accidentes domésticos en niños.
Todo fue gratuito y promocionado por la jefa del departamento de Enfermería del hospital pediátrico Humberto Notti, Lourdes Laurin y su par de Educación, Adriana Palacios. Allí, justamente, también se desempeña Laura.
La obra, que fue aplaudida con fervor por los muchos asistentes que se presentaron gracias a la publicidad del “boca a boca” abordó con chistes y humor temas muy graves que suelen observarse en las guardias médicas entre los pacientes pediátricos.
Por ejemplo, cómo evitar quemaduras a partir de termos o pavas eléctricas con agua hirviendo; intoxicaciones con productos peligrosos como lavandina o ácidos que los adultos suelen colocar en botellas descartables de gaseosas y hasta atragantamientos con bolitas, juguetes o trozos de carne.
“Todo esto, indudablemente, representan temas muy serios que pueden llegar a generar hechos fatales. A la hora de evitarlo, por qué no hacerlo desde el humor, desde personajes coloridos que en este caso fueron colegas enfermeros disfrazados de madres e hijos. El éxito nos llamó la atención y ya estamos trabajando en la próxima puesta en escena”, indicó Laura, en diálogo con Los Andes.
La propuesta tuvo origen a mediados del año pasado, cuando la jefa de enfermería del Notti le habló de “hacer algo” al respecto. “Algo didáctico para generar conciencia. Yo tenía el proyecto en mente, solo había que capacitar a la gente en cuanto a la expresión corporal y al lenguaje. En mi sector somos alrededor de 40 y 10 de ellos se prendieron enseguida”, relató.
Es que, tener llegada a un público diverso, es decir, niños, adultos y personas mayores, requiere de algunas técnicas que Laura conoce a la perfección y que generosamente enseñó a pedido de la jefa de enfermería. Lo hizo de manera voluntaria, con la misma vocación de siempre. El hospital solo pidió a los asistentes un alimento no perecedero para ser destinado a las familias carenciadas.
“La risa es fundamental y debemos empezar a ejercitarla. Desdramatizar algunos eventos y darles un toque de humor. Esa fue la idea y seguirá siendo así, porque estamos entusiasmados en continuar con este proyecto”, agregó, para agradecer a sus compañeros y jefes de servicio que confiaron en su trabajo.
La obra se llamó “Cuidarte en escena” y, en esta primera instancia (o prueba piloto, como ella lo llama), se refirió a accidentes domésticos, es decir, todo lo relacionado con caídas en el baño o en las habitaciones, golpes, cortes y las quemaduras, además de las intoxicaciones con productos de limpieza o medicamentos, y también los atragantamientos y las lesiones con contacto con la electricidad.
“Comenzamos a promocionarlo tímidamente unas 48 horas antes del estreno sin conocer cuáles serían los resultados. Muy sorprendidos vimos la sala llena apenas comenzó la obra y eso nos dio un empuje enorme y un deseo profundo de seguir elaborando guiones para presentar durante este 2024″, manifestó. Justamente se retomará la idea apenas el personal regrese de las respectivas licencias de verano.
“Fue algo único en Mendoza y en el país y eso nos hizo sentir orgullosos, sobre todo porque fue un verdadero desafío poder abordar y fusionar temas tan dramáticos en un tiempo limitado. Sabemos que las obras de teatro, en general, no pueden tener una duración mayor de una hora y media o dos horas y los temas importantes debían estar sí o sí”, relató.
Entrenar con oratoria y técnicas de teatro a sus compañeros más voluntariosos, es decir, aquellos que sin dudar se sumaron a la propuesta, fue otro de los desafíos que pudo superar con creces.
“Aunque parezca mentira, al menos en esta oportunidad no estuve en el escenario actuando sino detrás de bambalinas ocupada y preocupada con el libreto y el sonido. Mis colegas estuvieron excepcionales y, al final de la obra, sí pude cantar. Despunté el vicio, ya que soy una cantante de vocación”, se definió.
De hecho, recordó que allá por 2005 grabó un CD que tuvo gran repercusión, y aunque alguien le propuso avanzar y viajar, apostó a su familia, formada por su esposo Sergio, director de un establecimiento educativo, y de su hija Jazmín, que también heredó la pasión por el arte de su abuelo y de su madre.
La obra en Le Parc consistió en una representación de tres familias a las que les suceden varias situaciones. Todo esto, por supuesto, un inicio, un nudo y un desenlace. Laura insiste en que la risa y el aprendizaje se fusionaron de manera perfecta durante poco más de una hora y media.
Nacida el 19 de abril de 1971, Laura vive en Dorrego y todavía recuerda las fiestas familiares donde su papá y su abuelo eran los verdaderos protagonistas a través del canto. Claro que la enfermería también llegó a su vida para quedarse y siente que no se equivocó al haber elegido esa profesión altruista y de profunda vocación de servicio.
Para Laura, un enfermero que se precie debe tener una entrega absoluta y empatía. “Jamás inmunizarse y menos acostumbrarse al dolor ajeno. Siempre digo que debemos ponernos en el lugar del niño enfermo y de su familia, que sufre a la par y dejar de lado la frialdad en el trato y en el diálogo”, sintetizó.
Por eso, dijo, debe privar la vocación frente a todo lo demás y jamás tomar a esta profesión exclusivamente como una “necesidad” de empleo.
“Sino más bien como una carrera humanitaria que, como dije antes, se puede combinar perfectamente con el teatro para que los mejores consejos nos queden grabados en la cabeza”, concluyó.