La novia mendocina de Perón

Con 17 años María Cecilia Yurbel Peña era aún menor de edad, por eso Perón solía presentarla como su “hija”, su “sobrina” o su “ahijada”, pero entre los íntimos la llamaba “Piraña”.

La novia mendocina de Perón
Perón junto a María Cecilia Yurbel Peña. Foto publicada en el libro "Las Mujeres de Perón", de Araceli Bellotta

Como la gran mayoría de los hombres que marcaron la Historia, Perón tuvo una nutrida vida romántica. En enero de 1929 con 33 años contrajo nupcias por primera vez. La elegida fue Aurelia Gabriela Tizón, una docente y artista plástica que el futuro general conoció cuatro años antes en los bosques de Palermo.

El amor duró poco más de una década dado que la mujer falleció de cáncer de útero, enfermedad que también acabaría con Evita. Viudo y sin hijos, Perón dedicó sus días al Ejército y fue enviado a Italia para estudiar al régimen fascista.

En Europa tuvo una amante llamada Giuliana a quién dejó para retornar a Argentina, según el recientemente fallecido Alfredo Sierra, el líder del justicialismo tenía certezas de que estaba embarazada. Quizás por eso trató de rastrearla 30 años más tarde, sin éxito. Giuliana fue una de las tantas personas que desapareció durante la segunda Guerra Mundial. En 1941 Mendoza fue el nuevo destino del ya cuarentón Juan Domingo. Alquiló una casa en la calle Perú y fue presentado en sociedad por el doctor Pedro Baldasarre.

A sus casi 46 años el estado físico de Perón era envidiable, sumado a un carisma que hizo historia no le fue difícil conseguir compañía femenina en nuestra provincia. Siendo un gran aficionado a la historia de cuño mitrista, aprovechó su estadía en Cuyo para adentrarse en el conocimiento sanmartiniano. Así conoció a María Cecilia Yurbel Peña durante la inauguración en Mendoza la filial del Instituto Nacional Sanmartiniano.

Con 17 años Yurbel era aún menor de edad, por eso Perón solía presentarla como su “hija”, su “sobrina” o su “ahijada”, pero entre los íntimos la llamaba “Piraña”. No se sabe el motivo exacto por el que recibió dicho apodo y las especulaciones incluyen el hecho de supuestamente marcaba a Juan Domingo con sus dientes. Estuvieron juntos más de tres años. En 1944 al producirse el terremoto de San Juan, María Cecilia regresó a Cuyo para asistir a muchos de sus parientes que vivían en la vecina provincia.

Según Araceli Bellotta quien relata esta historia en “Las mujeres de Perón”, cuando la mendocina volvió a Buenos Aires Evita ya estaba instalada en el departamento de Perón y le prohibió verlo, además de echarla.

María Cecilia no volvió a verlo. Regresó a Mendoza donde se casó y tuvo un hijo. Falleció en 1989 a los 65 años.

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