El 19 de marzo de este año, Chewel llegó a Mendoza. Se estima que su edad ronda entre los 5 y los 6 años, y no había estado nunca en la provincia (o al menos no se tenían registros al respecto). De hecho, las circunstancias en que Chewel llegó hace poco más de 5 meses tampoco estuvieron vinculadas con una decisión propia, sino que lo trasladaron en avión para que comience a atravesar un trabajoso y lento proceso de recuperación tras haber sido hallado por pobladores de Neuquén, caminando malherido en una finca. Aún hoy Chewel continúa en Mendoza, en su recinto dentro del centro de recuperación y rehabilitación de la Fundación Cullunche, en Godoy Cruz.
Chewel es un cóndor, uno de los tantos en los que el Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA) trabaja para su protección y recuperación, mecanismo donde juegan un rol clave en Mendoza la Fundación Cullunche y el departamento de Fauna Silvestre de la Dirección de Recursos Naturales Renovables de Mendoza.
Con un trabajo integral y coordinado entre sí –junto a Fauna de Nación y, en este caso en particular, esa área de Neuquén-, cada vez que un ejemplar es rescatado de una situación de vulnerabilidad, se activa todo un protocolo que incluye la intervención y el traslado a los centros de atención y rehabilitación. Y es aquí donde interviene la Fundación Cullunche en Mendoza.
La historia del cóndor Chewel y su nueva vida
“Chewel fue encontrado en una finca de Neuquén. Unos pobladores de la zona lo encontraron mientras él iba caminando, casi a los saltitos, porque estaba rengueando. Cuando le hicimos la radiografía y lo revisamos en el lugar, constatamos que tenía una fractura importante en el ala izquierda. Pero no encontramos perdigones ni balas, por lo que no sabemos cómo puede haberse lastimado”, destaca la médica veterinaria y presidenta de la Fundación Cullunche, Jennifer Ibarra.
Si bien la mayoría de las intervenciones relacionadas a la asistencia de cóndores heridos en el país tienen que ver con que han sido baleados (se estima que cerca de 80%), en el caso de Chewel se cree que el ejemplar podría haberse golpeado con un tendido de cables o una torre.
“Lamentablemente, por cómo está Chewel, ya está confirmado que no va a poder volver a su hábitat, porque no va a poder recuperarse de la fractura ni volver a volar en plenitud. Pero en estos más de 5 meses se ha recuperado un montón y se lo ha estimulado para que se valga por sus medios y pueda moverse”, resume Ibarra, quien destaca que es muy probable que Chewel pase a formar parte del cuerpo de cóndores reproductores dentro del PCCA (algo fundamental teniendo en cuenta la marcada reducción de la población de estos ejemplares en los últimos años).
Chewel es la raíz de la voz original de los pueblos originarios Tehuelches (su nombre real es Chewelches). Como el cóndor fue rescatado en Neuquén y los Tehuelches habitaban aquella región, se lo bautizó con ese nombre.
En un amplio recinto –con tarimas y escaleras ubicadas a una determinada altura, para que el cóndor pueda moverse y ejercitar saltos y aleteo-, Chewel pasa sus días desde que llegó a Mendoza en marzo. Más allá de las circunstancias en que se accidentó –se desconocen-, lo cierto es que el ave ya quedó “condenada” a vivir en cautiverio el resto de su vida. Por esto mismo es que desde los organismos que participan del PCCA intentan que, aunque no pueda volver a su hábitat natural, su recuperación sea óptima.
Cada día, Chewel disfruta de una dieta que está compuesta de pollo y corazón de vaca –principalmente-, mientras que inspecciona con curiosidad cada uno de los rincones del recinto. Cuando el sol asoma por la mañana –cada vez más temprano en la medida en que se aleja el invierno-, el cóndor de entre 5 y 6 años se para de frente a la luz solar y abre con imponencia sus alas, como para darle la bienvenida a un nuevo día y –de paso- asolearse un poquito.
El volver a nacer de otros animales
Chewel no está solo en el centro de recuperación y rehabilitación de la Fundación Cullunche ubicado en Godoy Cruz, el mismo que encuentra un anexo en la veterinaria de Jennifer Ibarra (ubicada en Ciudad) y donde se atiende y da resguardo a algunos ejemplares hasta que se pueda liberar a quienes están en la sede principal.
En los distintos recintos del centro principal, perfectamente adaptados y separados entre sí, Cullunche asiste a una gran cantidad de aves silvestres. Entre ellas se destacan 5 águilas moras (que, al igual que el cóndor Chewel, se alimentan de pollo crudo y corazón de vaca, y de las cuales 2 están ya en condiciones de regresar a su hábitat), 25 chimangos (12 listos para volver a sobrevolar los cielos), 11 caranchos (2 listos para volver a la libertad), 13 gavilanes mixtos (5 ya recuperados), un cernícalo, una lechuza vizcachera, un halcón pelegrino y tres lechuzas que están en un predio oscuro (para que su estadía en el lugar no difiera del ambiente nocturno en que suelen pulular). Además, hay un jote que fue rescatado con una importante lesión en las inmediaciones del Cerro de la Gloria.
“El 80% de las especies que llegan al centro son aves, y la mayoría llega con heridas de perdigones o de balas. Las derivaciones llegan, generalmente, de Recursos Naturales, de la Policía Rural y de la misma gente que rescata a estos animales y los trae porque saben que acá los asistimos. Una vez que se los opera –si hace falta- y se los sana, se comienza con la rehabilitación y, cuando están listos –en caso de que lo estén-, se los libera de nuevo en su hábitat. Ahora que está empezando a hacer calor de vuelta, entre septiembre y octubre, vamos a liberar a la mayoría de los ejemplares que están recuperados”, se explaya Ibarra.
Por fuera de las aves, Cullunche está trabajando en este momento en la contención y recuperación de 20 tortugas terrestres, dos zorritas, un quirquincho y un mataco bola (otra especie de armadillo, conocida por cómo se encierra en su caparazón en forma de una bola justamente).
“Las dos zorras también están listas para ser liberadas en su hábitat. Una de ellas llegó con una patita amputada y fue entregada a Cullunche por una familia que la encontró en el momento en que el ejemplar intentaba robarse una gallina en Corralitos. La lesión la tenía de antes ya, por lo que estaba coja cuando la rescataron. La otra zorra, en tanto, fue rescatada hace unos dos meses en las inmediaciones de una estación del Metrotranvía en la Ciudad. Llegó con sarna, por lo que la hemos curado, tratado y recuperado”, contó la presidenta de Cullunche.
En cuanto a los armadillos, el quirquincho fue encontrado hace unos 3 meses y se cree que estaba cautivo y logró escaparse de quienes lo tenían encerrado (la caza y tenencia de estos ejemplares está prohibida y penada por la ley de Fauna Silvestre en Mendoza). Mientras que el mataco bola fue rescatado hace 4 meses.
Un trabajo a pulmón y que precisa de ayuda
La Fundación Cullunche trabaja en el cuidado y la preservación de la fauna y flora local desde hace ya 30 años. “Nos solventamos únicamente con los aportes de la gente, sin subsidios ni partidas especiales. La gente puede colaborar con lo que pueda de dinero, pero también con alimentos (pollo, corazones de vaca). Por mes estaremos gastando entre 20.000 y 25.000 pesos y es el gasto más alto que tenemos”, resume Jennifer Ibarra, presidenta de Cullunche.
Claro que también hay personas que aportan tela de alambre para los recintos, postes, elementos de limpieza y hasta cámaras infrarrojas para poder hacer el monitoreo de los animales que se están recuperando. “Los principales gastos, además de la comida, tienen que ver con la medicación, las prótesis, el combustible cuando vamos a hacer la liberación de los ejemplares –usamos nuestros vehículos- y también el material que preparamos para dar charlas en las escuelas”, describe Jennifer.
Solo en 2021, la Fundación Cullunche recibió 412 animales en su centro de rehabilitación. De ellos, 248 fueron liberados ya.
En ese sentido, desde la Dirección de Recursos Naturales Renovables advirtieron que ante la presencia de fauna silvestre en peligro o en mal estado, las personas no deben llevárselas a su casa. “Ayudanos a proteger nuestra fauna silvestre. Ante esas situaciones, nunca te llevés el animal del lugar en que lo encontraste, sólo avisá de inmediato”, destacaron desde la dependencia. Y aclararon que los lugares a los cuales dirigirse son:
- Delegación Dirección de Recursos Naturales más cercana, o al mail: fauna-drnr@mendoza.gov.ar.
- Botón “Denuncias” en www.ambiente.mendoza.gov.ar.
- 911 (Base de Policía Rural).
Cómo ayudar a la Fundación Cullunche
Para comunicarse con la Fundación Cullunche, las vías de contacto son:
WhatsApp: 2613471077.
Instagram: @fundacioncullunche .
Facebook: fundacion.cullunche .