Era un bebé que apenas se sostenía de pie cuando su papá le colocó un par de esquíes en Las Leñas y le tomó una foto, tal vez premonitoria.
Luciano Ramonda Lemos tenía sólo 9 meses y descubría allí el mundo de la nieve, algo que, con el transcurrir de los años se convertiría mucho más que en un hobby, sino en una pasión y, finalmente, en un trabajo, en el modo de ganarse la vida.
Desde entonces y hasta hoy, a sus 29 años, “corrió mucha agua debajo del puente” en su vida y nada fue casual sino más bien causal. Por un lado, es nieto, hijo y hermano de esquiadores oriundos de la ciudad de Tunuyán. Por otro, jamás dejó de perfeccionarse y trabajar duro para figurar entre los mejores.
Tal vez por eso, este lunes 20, junto con otros seis mendocinos, “Lucho” será reconocido en la Cámara de Diputados de Mendoza tras haber ganado, el año pasado, el Aspen World Synchro Championship, un campeonato de esquí sincronizado.
Luciano formó parte del equipo denominado “Argenteam”, integrado también por sus compatriotas Lucas Guiñazú, Andrés Martínez Giardini y Juan Ignacio Crescitelli. También serán distinguidas dos mendocinas integrantes de “The Divas” que en el mismo certamen quedaron segundas. Se trata de Danisa Guardati y Mikaela Crisi. Todos ellos verdaderos profesionales del esquí oriundos de esta provincia.
Nieto de Henry Ramonda, hoy de 86 años, un cordobés que se instaló en Los Chacayes, Tunuyán, y se enamoró de la montaña, esa pasión fue pasando de generación en generación. “Mi papá, Danio, creció en medio de ese paisaje. Mi abuelo le ponía los esquíes y lo arrastraba en la alfombra de su casa para que comenzara a familiarizarse con la sensación”, cuenta.
Así, Danio fue instructor en Las Leñas durante nada menos que 32 años. “El recuerdo que tengo intacto es cuando íbamos a visitarlo durante las vacaciones de invierno y también algunos fines de semana durante todos esos años en que trabajó en Las Leñas”, evoca, en diálogo con Los Andes.
Rememora que Wanda Rosana Lemos, su mamá, subía al colectivo junto a sus hijos –además de Luciano, Lautaro y Bianca- y se instalaban en ese centro de esquí de Malargüe con todos los gastos pagos, por tratarse de familiares de un empleado de la empresa.
“Lo único que debíamos pagar era el colectivo, porque incluso los pases y las clases las teníamos contempladas, además del alojamiento, algo no menor si se tiene en cuenta que se trata de un deporte muy costoso”, advierte.
Así las cosas, cuando aquel “bebé” con antiparras que posaba en la foto allá por el ‘95 cumplió 17 años, supo que la montaña le abría un mundo y que no iba a desaprovechar la oportunidad que tenía en sus manos. Con determinación y esfuerzo, obtuvo su título como Nivel 3 de la Asociación Argentina de Instructores de Esquí y Snowboard, el nivel más alto para un instructor.
“Empecé desde muy joven a formarme como instructor y, a partir de 2018, comencé a hacer doble temporada en Aspen. Es un orgullo poder decir que el 90% de las clases que dicto son requeridas, es decir, muchos ya me conocen y siguen eligiendo esas clases”, cuenta, para agregar que en esa estación de esquí situada en el Condado de Pitkin, Colorado, Estados Unidos, logró perfeccionar la técnica, crecer, entrenar y aprender.
“Es un halago y una satisfacción que me sigan eligiendo y, además, eso me marca el camino. Siento que voy por buen camino y me pone muy contento, muy feliz, muy orgulloso”, expresa.
Además, en el campeonato de esquí sincronizado donde obtuvo la medalla representó nada menos que a su tierra, Mendoza. “De algún modo, tal como lo hizo mi papá, este deporte implica seguir avanzando siempre, aprender técnicas, formarse y seguir sintiendo pasión”, subraya.
Lo cierto es que Danio, a sus 58 años todavía sigue en carrera y está pensando en acompañar a Lucho a hacer la temporada invernal a Bariloche.
“Me voy con mi novia Macarena y mi hermano a mediados del mes que viene. Mi papá piensa ir durante las vacaciones de julio”, anticipa.
Sobre el esquí sincronizado, Lucho remarca que tiene sus dificultades, que requiere técnica rigurosa y una gran concentración. A la vez, se debe seguir una coreografía que esté en sintonía con los otros esquiadores del equipo, de manera que, a la vista, se traduzca en un espectáculo “bonito y prolijo”.
“Es una técnica fina difícil de alcanzar, pero a la vez apasionante. En Aspen, donde se desarrolló el campeonato, entrenamos muchísimo para lograr el primer puesto, incluso practicábamos antes de comenzar nuestra jornada laboral o en nuestros días libres”, recuerda.
La medalla tan esperada, finalmente, la recibieron tras competir con otros ocho equipos de varios países del mundo.
“Que hoy la Legislatura de Mendoza piense en reconocer este logro es muy importante, muy satisfactorio para todos nosotros y nos impulsa a no aflojar nunca”, asegura.
Pero los logros de Luciano no quedan allí: tuvo la oportunidad de formarse como juez de Freeride --competencia fuera de pista—y resultó convocado para trabajar en los centros de esquí de Vail, Aspen y Las Leñas en la puntuación.
“Es decir, observar la bajada de los competidores, su técnica y su fluidez teniendo en cuenta los obstáculos. En base a esos puntajes se eligen los ganadores de cada certamen”, explica.
Kinesiólogo de profesión
Luciano estudió la carrera de Kinesiología en la universidad Juan Agustín Maza. “Me encanta, pero nunca ejercí. Al igual que mi papá, que es profesor de Educación Física, la nieve nos fue llevando por otros caminos”, dice.
Los viernes, la cita obligada de la familia es reunirse en la casa del abuelo Henry, en el pueblo de Tunuyán cercano al Manzano Histórico que en estos días tomó relevancia pública por haber quedado seleccionado entre otras 32 localidades del planeta como uno de los destinos turísticos más admirados a nivel mundial en el marco de la 4ta edición de Best Tourism Villages, organizada por ONU Turismo.
“Mi abuelo Henry tuvo una local de artículos para el hogar y también cerrajería. Fue muchos años socio del Club Andino Tunuyán, que sembró muchos tunuyaninos en conexión con la montaña y el respeto por la cordillera. También fue director de Promoción de Turismo en la provincia de Mendoza”, enumera con orgullo.
Sin embargo, el tema recurrente en esas reuniones familiares es, invariablemente, las oportunidades y la proyección mundial que brinda la nieve y que ninguno de estos mendocinos de Tunuyán desaprovechó.