Se acerca fin de año y el fin del ciclo lectivo 2021 aparece en el horizonte de una manera concreta. Aparecen las calificaciones para dar por aprobados los contenidos y también el “fantasma” de la repitencia.
El año pasado, luego de que se reuniera el Consejo Federal de Educación (CFE), se determinó que debido al impacto social e institucional que tuvo el aislamiento devenido de las medidas preventivas contra el Coronavirus ningún estudiante repetiría de año, aunque más tarde debería acreditar los conocimientos adquiridos –o no aprobados– durante 2021. Esta situación quedó plasmada en la resolución N°2500 de la Dirección General de Escuelas (DGE), avalada por el titular del área, José Thomas.
Para este año, en cambio, el panorama es incierto. Y si bien desde la DGE prefieren esperar a que se expida el consejo, Emilio Moreno –Director de Educación Secundaria– expresó a principios de mes que “la repitencia no es una solución para que los chicos aprendan”. En tanto, Thomas también se había manifestado al respecto, señalando que “la repitencia es obsoleta. Es un sistema tan malo como la promoción directa”.
En este sentido, si bien no hay una postura firme y explícita al respecto, por las declaraciones de ambos funcionarios queda claro que el sistema de promoción probablemente tenga, tarde o temprano, un rumbo diferente al que se llevaba hasta 2019.
A favor de la repitencia
Pero, sin dudas, esto abre un debate con posturas encontradas. Alejandra, una docente de nivel secundario de Capital, dijo por ejemplo que no está a favor de que eliminen la repitencia. Y esto por varias razones, pero principalmente porque cree que hay estudiantes que no cumplen por simple falta de compromiso. “No estoy a favor de que la eliminen, lo que se viene hablando hace rato. En algunos casos hay chicos que deberían repetir porque en 2020 y 2021 no han hecho nada. Hay casos en los que no hubo problemas familiares o de conectividad. Simplemente son vagos. Hay casos en los que, tal vez, debería contemplarse la no repitencia, pero sólo en algunos”, opinó.
En tanto Diego, también docente de una escuela céntrica, señaló que sí está a favor de que los alumnos repitan, por cuestiones ligadas a condiciones psicológicas. “Estoy a favor porque puede que el sujeto del aprendizaje no presente condiciones psicológicas madurativas óptimas para avanzar en su proceso subjetivo de aprendizaje”, remarcó.
Por su parte, Cecilia, vicedirectora de una escuela de Guaymallén, también dijo no estar de acuerdo con que no se elimine la repitencia. Y argumentó: “Creo que esta pandemia les ha afectado mucho a los chicos, sobre todo en lo pedagógico. Si el alumno no está en los niveles esperados de sus aprendizajes prioritario, como mínimo debería volver a hacer el año. Se debe respetar la edad madurativa del chico, las trayectorias y la situación en la que vivió esta pandemia. Y todavía hay chicos que todavía no vuelven a la escuela porque sus padres tienen miedo y no han adquirido sus aprendizajes básicos”.
Optar porque no repitan sería “irresponsable”
En la misma línea, el psicopedagogo Alejandro Castro Santander señaló que hoy en día, con un sistema que aún no está adecuado a todo lo sucedido durante la pandemia, optar por que los chicos no repitan sería “irresponsable”, porque detrás de esta decisión debería haber toda una forma de trabajo adecuada a una nueva forma de pasar de un año a otro.
“El primer criterio que se tomó en 2020, por todo lo que pasamos, es que los chicos no podían ser evaluados de la manera tradicional, ya que no era justo y no se habían dado las condiciones. Por eso es que se impulsó el criterio de la unidad pedagógica 2020-21, para que pudieran acreditar lo que no aprendieron en 2020 durante 2021″, explicó el especialista, agregando que se pensó en hacer lo mismo para 2022, pero que sin embargo, por ahora, se dio marcha atrás.
Castro Santander pone el acento en el contexto en que se reflota el tema de la repitencia de los estudiantes. Especialmente en los del nivel secundario, que tienen mas espacios curriculares, diferentes a los de la primaria, donde es más fácil detectar que no se han adquirido los conocimientos necesarios para pasar de grado porque sólo hay dos materias centrales. “En la secundaria vos decís que un alumno que adeuda tres materias repite, pero la pregunta es: ¿Qué pasa con las otras 10 o 12 aprobadas? Y en ese sentido, termina siendo injusto, porque estás hablando de contenidos distintos. Si estuviese todo integrado, podrías decir que el estudiante no tuvo unidad de pensamiento sobre un tema, pero si no es así, se da una situación injusta”, explicó.
Por ello, el psicopedagogo considera que todavía debe debatirse en los organismos vinculados a la educación no sólo el tema de la repitencia, sino de la evaluación en general. “No es simplemente decidir que el alumno pase por promoción automática. De alguna manera debe acreditar que aprendió. Y si vamos a seguir con el criterio de una escolaridad graduada tenemos que poner cambios razonables. Y si no, hay que cambiar todo el sistema de cómo se evalúa y planifica la enseñanza para luego tomar decisiones sobre cómo promocionan los estudiantes”, destacó.
Para el especialista en educación y director de general del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo, hoy tomar una decisión y que los alumnos no repitan “es una estupidez”, porque para él hay que modificar todo previamente. “Hoy decidir que no repita nadie sería irresponsable. Hay que pensarlo bien. Así como se decidió en otra área que no podemos hacer volver a todos los estudiantes a la universidad de manera presencial, lo mismo pasa con los repetidores. Hay que hacer una buena reglamentación dentro del sistema para saber qué hacemos con los alumnos que no han aprendido lo suficiente”, insistió.
En este sentido, el apoyo a las trayectorias débiles implementadas por la DGE es un camino, pero para Castro Santander lo fundamental es hacer prevención temprana apenas empiezan a salir los indicadores para el salvataje del estudiante. “Y considerar que no siempre son problemas de aprendizaje los que lo llevan a repetir. A veces hay problemas de afectividad, de vínculos. Es más complejo el problema”, cerró.
A favor de que no repitan
Sin embargo, dentro de las aulas, también hay algunos que estarían a favor de que no hubiera más repetidores. Por ejemplo, el docente Pablo, de una escuela del Este, opinó que todo el sistema educativo basado en la competencia está mal, ya que se mira al repetidor como a alguien que no cumplió el proceso en tiempo y forma, sin tener en cuenta la parte emocional o el proceso de aprendizaje que es diferente en cada individuo.
“No estoy de acuerdo en el sistema de repitencia. Se debe implementar un acompañamiento específico en cada caso, para que el proceso de aprendizaje sea acorde a cada alumno. Pero qué puede hacer un solo docente frente a 25 o 30 seres”, se lamentó.