Mientras los creyentes se preparan para conmemorar una nueva Semana Santa, la Iglesia Católica ha debido adaptar las actividades al contexto de pandemia.
En consecuencia, la Arquidiócesis de Mendoza ha decidido seguir el mismo camino que ha adoptado desde que comenzó la situación sanitaria, pero eliminando los eventos con gran asistencia de público, especialmente en la zona de Carrodilla, límite entre Godoy Cruz y Luján de Cuyo.
“A diferencia a lo que estábamos acostumbrados, hay actividades de convocatoria masiva que este año se han suprimido. Por ejemplo, en El Calvario o los Vía Crucis que se realizan en los distintos decanatos, este año no se van a realizar”, adelantó el padre Leonardo Di Carlo, párroco de la Parroquia San Pedro y San Pablo, de San Martín.
Oficialmente se informó que tampoco se realizará el Lavatorio de Pies, el Jueves Santo.
No obstante, a diferencia de lo que fue Semana Santa el año pasado que estaba vigente el aislamiento, en esta oportunidad los creyentes podrán acercarse a El Calvario si así lo desean, sólo que no habrá actividades previstas para participar en el lugar. Justamente para evitar aglomeración de personas, como habitualmente sucede en esta celebración.
Más horarios para las misas
“La Iglesia en Mendoza sigue el camino que hemos venido teniendo en este último tiempo, donde podemos celebrar las distintas misas y momentos de oración en nuestros templos parroquiales, teniendo en cuenta los protocolos vigentes”, indicó el sacerdote.
De esta manera, las celebraciones se están realizando con el 50 por ciento de capacidad de cada templo, lo que permite mantener la distancia entre los asistentes. Además, quienes concurren debe hacerlo con tapabocas y desinfectarse las manos con alcohol en gel.
En cuanto a las misas, Di Carlo aclaró que la institución busca “alentar a los fieles para que se puedan acercar a sus parroquias y manifestar lo que significa acompañar a Jesús en este camino de la cruz”.
Para ello, teniendo en cuenta que cada comunidad cuenta con características particulares, se decidió que sean las propias parroquias las que organicen las misas y los momentos de oración. Por la importancia de las fechas, el párroco explicó que han “tratado de diversificar los horarios y también los espacios”, donde se van a efectuar las celebraciones religiosas.
Para ello, apelan a las capillas que dependen de cada parroquia, buscando que los fieles elijan esos lugares y descomprimir así los templos más grandes. “Alentamos a los fieles para averiguar los horarios previstos”, precisó.