La vida de Nacho: un emblema de la labor de las familias temporarias coordinadas por AVOME

Su mamá no pudo criarlo, pasó por una familia de tránsito y fue adoptado por una pareja igualitaria. A través de su historia, la Asociación de Voluntarios de Mendoza (AVOME), que cumple medio siglo de vida, renueva su pedido para que las familias de tránsito se animen a vivir la experiencia.

La vida de Nacho: un emblema de la labor de las familias temporarias coordinadas por AVOME
El niño fue adoptado temporariamente por Viviana y Hugo, gracias a la labor de Avome, que cumple medio siglo en Mendoza.

La noche anterior a que Nacho partiera rumbo a su hogar definitivo, el 21 de febrero de 2020, Viviana Gómez le preparó un álbum de fotos con un nudo en la garganta: durante más de un año había aprendido a amar a ese niño temeroso que había llegado a su familia para cambiarle la vida.

“Te quiero”, le dijo el chiquito, de 7 años recién cumplidos. Las imágenes de esos 16 meses le pasaron a Viviana por su cabeza como si fuese una película: su llegada, aquel 3 de octubre de 2019; su seriedad, su desconfianza, y luego su sonrisa eterna, su inolvidable cumpleaños y sus travesuras.

Recién allí pudo dimensionar lo que había logrado a partir de la decisión de anotarse como familia temporaria merced al programa de la Asociación de Voluntarios de Mendoza (AVOME), que cumple 50 años de labor ininterrumpida. Ni más ni menos que medio siglo generando historias conmovedoras como la de Nacho, y haciendo de puente para que los chicos institucionalizados o en proceso de adopción pasen por un período de amor y contención.

Aquella noche Nacho había preparado su mejor ropa. Quería estar “facherito” para el inicio de su nueva vida. Casualidad o causalidad, ese 22 de febrero en que su familia definitiva lo esperaba, celebraba su cumpleaños.

“Desde el primer día le expliqué que siempre íbamos a estar, que nuestro vínculo era eterno, pero que el paso por nuestra casa tenía un fin. Le hablé de la importancia de su nueva familia, de sus papás que lo amarían y le darían la felicidad que merecía y de que yo siempre sería la tía Vivi”, evoca Viviana, quebrada de emoción.

No todo fue color de rosas en ese año y medio. Hubo momentos dolorosos, aunque siempre enfrentados con amor. “Recuerdo patente un día en que me habló de su mamá. Me preguntó si ella lo quería. Le aseguré que sí, que lo amaba, pero que a veces es difícil saber lo que pasa en la cabeza de las mamás y que no siempre podemos estar con nuestros hijos. Le enseñé a rezar. Rezábamos el Ángel de la Guarda, el Padre Nuestro, pedíamos a Dios por una familia que le abriera las puertas para siempre”, relata.

“El día que Nacho se fue, cumplí mi promesa de no llorar. Sí, en cambio, se me caen lágrimas de felicidad cuando lo veo junto a su nueva familia, tan pero tan feliz”, resume.

Nacho y Viviana imaginaron muchas familias. Una opción eran dos papás. Por qué no. Nacho dudaba, pero ella lo convenció: “En ese caso sería genial porque habría equipo”, le aseguró.

El tiempo siguió su curso.

Fuimos una familia con todo lo que implica: derechos, horarios, obligaciones, límites, amor… y fluyó perfecto. Le dimos seguridad y contención. Aprendió a dar besos y abrazos y a tener confianza”, expresó.

El huracán de sentimientos fue mutuo: “Me dejó mucha enseñanza y entendí que con cariño y atención un niño en su situación se recupera de la mochila que trae consigo”.

“Agradezco a AVOME porque me enseñó que no solo hay que pensar en uno, sino en ellos. Hoy estamos esperando a una nena”, anticipó la mujer, que tiene 57 años, es abuela y vive en Barriales, Junín. También mencionó el invalorable apoyo de su esposo Hugo y sus hijos Damián, Javier y Cecilia.

Para Viviana, el rol de una familia temporaria como puente es fundamental. “Solo es cuestión de estar dispuesto a dar amor y ser consciente de que la estadía, no el amor, tiene un fin. Entendí que un apretón de manos, un abrazo y una palabra de aliento pueden cambiarle la vida a un niño”, se emocionó.

Y así fue cuando aparecieron dos papás en la lista. “Son únicos, con valores y gran entrega”, definió. Fue ella quien le dio a Nacho la noticia con una sonrisa de oreja a oreja.

“¡Habrá equipo!”, le anunció. “¡Habrá equipo!”, repetía el niño cuando gritó a quien quiso oírlo que su familia lo esperaba.

Un acta que se remonta a 1971

En su medio siglo de vida, que se celebrará el lunes 4 de octubre, la Asociación Voluntarios de Mendoza (AVOME) reitera su llamado a familias que se ofrezcan voluntariamente a acoger en su seno a niños que por medidas de protección no pueden seguir conviviendo con sus núcleos biológicos.

Ese día de 1971 se firmó el acta de fundación con la correspondiente personería jurídica y desde entonces la institución persiguió siempre con éxito y de manera ininterrumpida su programa, que tiende a darles un hogar a niños, niñas y adolescentes hasta tanto se resuelva su situación legal.

“En estos 50 años de recorrido, desde que ese grupo de voluntarias inició su actividad en Colonia 20 de Junio, la labor se fue fortaleciendo, a la vez que fuimos actualizándonos a los cambios que se iban produciendo según los distintos paradigmas y legislaciones referidas a niños, niñas y adolescentes”, comentó Noemí Massolo, presidenta.

El programa de Familia Temporaria es uno de los desafíos que AVOME sigue llevando adelante: “No nos detenemos, seguimos creciendo y día a día apostamos a su fortalecimiento, desde la Red Federal de Acogimiento Familiar nos enriquecemos y podemos intercambiar experiencias y metodologías”, agregó.

Durante su historia AVOME ha generado y llevado a cabo programas y proyectos internacionales, nacionales, provinciales, municipales y obtuvo financiamiento de cooperación internacional de organizaciones de la sociedad civil y también a nivel nacional y provincial.

En este año de pandemia, indicó, se logró organizar el Primer Encuentro Regional de Acogimiento de Cuyo, convocando a referentes de los programas y equipos técnicos de las provincias de San Luis, La Rioja y San Juan.

El programa sigue avanzando en el Valle de Uco, La Paz, Zona Este y Gran Mendoza. Recientemente se incorporó la organización “En Red Dando”, de Tupungato, que colabora para la convocatoria de familias.

“Siempre trabajando en red con la esperanza de que más familias se unan a nuestro programa y que menos niños estén institucionalizados”, sostuvo Massolo.

La pandemia no nos detuvo –enfatizó–, seguimos trabajando y muchos niños pudieron pasar por familias de acogida para llegar a su lugar definitivo”.

¿Quiénes pueden ser familia sustituta?

Pueden inscribirse sin límite de edad; no es necesario tener hijos, pero sí tener experiencia en niños/as; no estar inscripto en el Registro Público de Adoptantes (RPA) y contar con red social o familiar de apoyo.

Dónde informarse

Para poder presentarse y postularse como familia temporaria, los interesados pueden llamar al teléfono de AVOME: 261 4281149; 2612656544 (WhatsApp) o escribir a las siguientes redes sociales: @familiatemporaria.mendoza; @avome18; página web de AVOME o bien del Programa de Familia Temporaria Mendoza.

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