Los avances en la visibilización de las inequidades de género en los entornos laborales de los últimos años, han logrado mejoras, pero no han sido suficientes para reducirlas drásticamente. Un trabajo realizado por entidades del sector vitivinícola , puso en evidencia cuánto persisten las brechas entre los géneros, las barreras de acceso, los ámbitos radicalmente masculinizados y la escasez de acciones tendientes a minimizar estos desequilibrios en los entornos laborales y que no es más que una muestra de lo que se replica en otras actividades. Sin embargo, en esta se aprecia una marcada masculinización: solo 3 de cada 10 trabajadores en bodegas son mujeres. Otro aspecto que se puso en evidencia es que ocupan pocos roles de liderazgo, allí, la mayoría son varones, el famoso techo de cristal, la limitante para el acceso pese a que ellas son más entre quienes tienen mayores niveles de formación.
Organizaciones que reúnen a empresas del sector vitivinícola buscan reducir esas inequidades y en ese marco, con la intención de tener una radiografía de la situación que marque un rumbo, realizaron una encuesta cuyo informe final fue presentado hoy.
“Perspectiva de género en la vitivinicultura” es la segunda edición de un abordaje que ya se había realizado en 2022, impulsada por Bodegas de Argentina, Wine of Argentina y amfori, una asociación empresarial líder a nivel mundial que asesora en comercio sostenible. Fue realizada por Perspectivas Consultora.
Con los resultados en la mano, la intención es evidenciar estos desequilibrios como paso sustancial para lograr mejoras.
Milton Kuret, director ejecutivo de Bodegas de Argentina, sustentó la iniciativa en que se trata de información y estrategias necesarias como guía para una vitivinicultura sostenible.
Fueron 57 las bodegas de todo el país que se sumaron al relevamiento realizado en noviembre del año pasado. De ellas, 71% fueron de Mendoza, esperable teniendo en cuenta que se trata de la zona vitivinícola por excelencia. La segunda fue Salta con 9% de los establecimientos mientras que también participaron Córdoba, San Juan, La Rioja, Buenos Aires, Tucumán y Neuquén.
Un dato que destacaron los voceros es que esta edición se duplicó la cantidad de bodegas participantes que respondieron de manera anónima y que incluyó 7.037 personas relevadas.
La proporción de mujeres se mantuvo igual que en la encuesta anterior: 71% de los trabajadores son varones, aunque hay diferencias según la tarea desempeñada, lo que deja en clara evidencia la distribución de roles en los entornos laborales. Asimismo, solo 3% de las bodegas afirmó que ha incorporado personas con identidad no binaria.
Además, las empresas más grandes son las que más adhirieron a la iniciativa (71% de las respuestas).
Roles masculinizados
En el informe elaborado por las licenciadas Débora Robledo, Gabriela Echenique y Romina Zapata de la consultora, se advierte que la segregación vertical es notoria. Pone en evidencia las dificultades de acceso de las mujeres a posiciones de toma de decisiones y cuan masculinizados están esos puestos. Entre ellos, 67% de los niveles de dirección están ocupados por varones, así como 73% de los correspondientes a encargados y supervisores. Ellas son solo 35% de las directoras y de las gerentes, 40% de las jefas de sector y 27% de las encargadas.
“Desde los estudios de género este fenómeno se explica a través de lo que se conoce como segregación vertical, esto implica que las mujeres tienden a estar sobrerrepresentadas en los empleos de menor jerarquía y subrepresentadas en roles de dirección o de toma de decisiones. Esto puede deberse fundamentalmente a ciertos prejuicios que asocian el liderazgo a lo masculino, estereotipos de género fuertemente arraigados en nuestra cultura, y también a dificultades concretas como la imposibilidad de compatibilizar tiempos laborales con las responsabilidades domésticas y de crianza que históricamente han estado feminizadas”, refiere el documento.
“A pesar de ello, en comparación con el estudio de 2022, se registra un ligero aumento en la presencia de mujeres en roles de liderazgo, como jefas de sector, gerentes, directivas y CEO”, advierte.
En tanto, pudo identificarse la distribución por género según el área de trabajo: Enología, RRHH, Turismo y hotelería, gastronomía y el personal de limpieza son sectores feminizados (más de 60% de mujeres). Por el contrario, áreas como fraccionamiento, mantenimiento, fincas, logística, marketing o comercial, comunicación y personal de seguridad aparecen altamente masculinizados. De un total de 15 áreas, 7 están masculinizadas, 5 son paritarias y 4 están feminizadas. Es lo que se llama segregación horizontal, un aspecto altamente asociado a la selección de trabajadores siguiendo ciertos estereotipos y condicionado muchas veces por ser una extensión de las actividades domésticas o de cuidado socialmente atribuidas a las mujeres.
En el aspecto académico, en términos generales, se aprecia que las mujeres tienen un más alto nivel de formación. Ellas son mayoría entre quienes tienen nivel secundario completo y nivel universitario completo, lo mismo ocurre entre quienes tienen posgrados finalizados. Esto también denota disparidades entre los géneros sobre lo que el informe analiza: “Los varones enfrentan más dificultades para concluir sus estudios secundarios, posiblemente debido a su temprana inserción en el ámbito laboral, mientras que las mujeres tienden a permanecer más tiempo en el sistema educativo”. Por el contrario y como puede verse, el mayor nivel de formación de las mujeres no redunda en acceso a cargos de decisión y mejor remunerados.
En tanto, 25% de las bodegas participantes indicó haber experimentado problemáticas internas relacionadas con situaciones de discriminación o violencia de género.
El conjunto de todas estas situaciones “provoca climas laborales negativos, pérdida de talentos y disminuye el engagement con nuevas generaciones” destacó Robledo en referencia a que los más jóvenes buscan espacios donde sean respetados mientras que esto puede tener como consecuencia directorios que no se renueven ni tengan el punto de vista de las nuevas generaciones.
Menos violencias
“El estudio sobre la participación de mujeres y varones en la vitivinicultura se encuentra motivado por la necesidad de abordar ciertas problematicas que la desigualdad de género produce y re produce a nivel mundial, de las cuales sus expresiones mas graves son la violencia de género en sus diferentes manifestaciones como el acoso laboral, la violencia sexual y, en su forma más extrema, los femicidios”, advierte el informe.
Hace referencia a las consecuencias de la desigualdad construida socialmente entre varones y mujeres y que termina por redundar en violencia sexista. “Estas relaciones, como todas las relaciones sociales, están mediadas por cuestiones de poder y muchas veces la distribución del mismo deja en desventaja a las mujeres, y cuando esto sucede suelen aparecer situaciones de vulneración de derechos como la violencia de género u otro tipo de desigualdades sociales. En el mundo laboral dicha violencia puede verse desde múltiples dimensiones, y desde un marco más amplio, por lo que ya no solo se va a tener en cuenta el daño a la integridad física de una mujer, sino también a otros modos de ejercer violencia, como la psicológica o económica, entre otros”, remarca.
Por eso, es insoslayable hacer referencia a los roles asignados socialmente que impactan en las oportunidades e incluso en el acceso a ciertos puestos de trabajo, las tareas domésticas y de cuidado que recaen mayormente sobre ellas y la brecha salarial que impacta negativamente en sus ingresos. En ese sentido, Robledo recordó que a nivel nacional, los varones ganan 27% más que las mujeres y que en Mendoza esto asciende a 31%.
“En síntesis, la violencia de género tiene un impacto directo en los costos económicos, sociales, en la productividad, el clima laboral y el bienestar de toda la fuerza de trabajo, es por ello que se vuelve fundamental el compromiso de las empresas para minimizar este impacto y generar acciones concretas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia”, subrayan.