A medida que transcurren los días y se acentúa la segunda ola de casos de coronavirus, aumenta la preocupación en torno del alto porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva (UTI) en hospitales y públicos y sanatorios y clínicas privadas de Mendoza. Es más, ayer, durante la inauguración de las obras de ampliación del hospital Teodoro Schestakow, en San Rafael, la ministra de Salud de la Provincia, Ana María Nadal, precisó que los efectores públicos del Gran Mendoza están “a 90% de ocupación de camas de terapia”.
Hasta el viernes pasado, cuando fue publicado el Informe Covid semanal que confecciona el Ministerio de Salud, en la misma región la ocupación de camas UTI era de 71%, mientras que el promedio provincial rondaba 65%. Desde la Asociación de Clínicas y Sanatorios de Mendoza (Aclisa), en tanto, informaron ayer que la ocupación de camas críticas alcanzaba 99%, es decir, prácticamente total. La semana pasada hablaban de 92%.
Nadal reconoció que “el sistema de salud está tensionado” pero que desde la gestión trabajan en forma articulada “con el sector privado y también poniendo en funcionamiento todos estos mecanismos de ampliación de camas y de camas críticas, fundamentalmente”, para evitar el colapso.
En esa línea, la ministra resaltó las ampliaciones que se están efectuando e hizo referencia puntual al Hospital Central. Aunque sin brindar precisiones en cuanto a la fecha deslizó que “prontamente” tendrá lugar la inauguración del subsuelo de ese efector: “Nos va a dar un respiro para las camas críticas” aseguró Nadal.
El plan oficial es que en ese sector del principal hospital público del Gran Mendoza se habiliten 34 camas de terapia intensiva, aunque aún no se define si se habilitaran por parte o en forma total. Fuentes oficiales deslizaron que, en principio, serían 21 las que tendrán listas en las próximas semanas. Entre los factores que influyen están el equipamiento, el personal (que, en parte, deberá incorporarse) y las necesidades del propio hospital.
Hasta ayer en el Central sólo tenían disponibles 2 camas UTI, de las 25 con que cuentan. De todas maneras, reconocieron que tener una alta ocupación es una realidad habitual pero que, hasta el momento, se está pudiendo brindar la asistencia necesaria a quien lo requiere.
Demanda generalizada
La realidad del Hospital Central no es excepcional ya que, otros efectores de la provincia, atraviesan una demanda que, para ellos, sí es poco habitual. Esto encendió el alerta. “La ocupación de camas de terapia intensiva y no de camas críticas, es prácticamente plena desde hace unos días”, remarcó Gonzalo Álvarez Parma, delegado regional de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva.
La distinción que hace entre los dos tipos de camas es importante porque dentro de las llamadas ‘críticas’ están incluidas todas las disponibles para la atención de un paciente grave: las del servicio de guardia, de la unidad coronaria, de la unidad de recuperación cardiovascular y de la terapia intensiva propiamente dicha.
Dentro de estas últimas, se encuentran las camas destinadas a pacientes covid y a los afectados por otras patologías. Alvarez Parma explica que las primeras “son las que se encuentran prácticamente plenas”. Actualmente, entre los hospitales que están entre 90 y 100% de camas UTI ocupadas se encuentran el Perrupato, de San Martín, con 12 plazas (8 covid y 4 para otras patologías) todas afectadas; y el Paroissien, de Maipú. En cuanto al Schestakow, de las 11 plazas UTI con las que cuenta, 7 se encuentran ocupadas y sólo una corresponde a un paciente con coronavirus.
Tan compleja es la realidad que Álvarez Parma fue contundente al decir que “ubicar un paciente grave en una unidad de terapia intensiva, hoy, es un problema”. En este sentido, las empresas de ambulancias, a veces, deben recorrer varias instituciones hasta que logran que reciban al paciente que están trasladando. Tanto que, en algunos casos, existen demoras de tres horas entre paciente y paciente.
No obstante, esto no parece ser una cuestión exclusiva del Gran Mendoza ni de los departamentos de la zona Este: “Fuera del área metropolitana están en la misma situación: algunos hospitales están derivando al Sur para poder desocupar camas. El Este y el Valle de Uco se encuentran en la misma situación”, detalló.
Ante la posibilidad de sumar más camas de terapia, son varias las voces que señalan la dificultad de conseguir los equipos de profesionales para trabajar en ellas, al igual que los insumos. “No sólo se trata de poner camas”, reflexionan. “El recurso humano es sumamente limitado y la atención de los pacientes se hace a base de colaboración de distintos médicos, enfermeros y kinesioterapeutas que colaboran con las unidades de terapia intensiva para dar asistencia a todos los pacientes”, destacó Álvarez Parma.