Se espera que el presidente, Alberto Fernández, firme en las próximas horas un Decreto de Necesidad y Urgencia para permitir el ingreso de las vacunas Pfizer, Moderna y Jansen al país.
Esto luego de que el mismo oficialismo se negara ayer en la Cámara de Diputados a realizar un cambio a la ley de vacunas que destrabe las tan mentadas negociaciones con Pfizer.
Se trata de un paso íntimamente ligado a la insistente solicitud de familiares de menores de edad, que tienen ciertas patologías que los ponen en riesgo ante una posible infección con el virus Sars CoV-2. Sucede que para menores de 18 años la vacuna aprobada es la de Pfizer y por ello han hecho una fuerte campaña.
De ocurrir, podrían incorporarse opciones con ciertas ventajas y particularidades.
En principio cabe señalar que hay algunas que son esenciales. Tanto la de Pfizer como la de Moderna son desarrollos con ARNm (modificado), un tipo del cual no ha llegado al país y que de hecho, es un nuevo desarrollo de vacunas diseñadas para enfermedades infecciosas.
Ambas son de origen estadounidense. Se trata de desarrollos de fácil producción, que puede estandarizarse y por ello producir más cantidad en menos tiempo.
Se les atribuye alta eficacia. Por otra parte, como se señaló, la de Pfizer/BioNTech es la única que ha sido aprobada para su uso en menores de entre 12 y 18 años, por lo que su ingreso implicaría un gran cambio en la campaña local.
Otra gran diferencia que marcarían estos ingresos es que la de Jansen, el laboratorio del gigante Johnson y Johnson es monodosis, una de las pocas que existen, y de las cuales aún no hay ingresos en el país. En este sentido cabe señalar que se espera el arribo de otra con esta característica: la de Cansino, laboratorio con el que el gobierno nacional y la provincia de Buenos Aires acordaron la compra de poco más de 10 millones de dosis.
Moderna y Pfizer
“Las vacunas de ARNm enseñan a nuestras células a producir una proteína, o incluso solo una porción de una proteína, que desencadena una respuesta inmunitaria dentro de nuestro organismo”, detallan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
“El beneficio de las vacunas de ARNm, como el de todas las vacunas, es que las personas que se vacunan tienen protección sin correr el riesgo de sufrir consecuencias graves en el caso de infectarse por el COVID-19”, agregan.
Y aclaran algo que se les atribuye, en particular por parte de antivacunas: “No afectan nuestro ADN ni interactúan con él de ninguna forma”. Advierten que el ARNm nunca ingresa al núcleo celular, que es donde está el ADN (material genético). La célula se descompone y se deshace del ARNm al poco tiempo de haber terminado de usar sus instrucciones.
La denominación de la de Moderna es mRNA-1273 y requiere dos dosis con 28 días de diferencia. Se recomienda para personas de 18 años de edad o más.
Apunta a la producción de la proteína S del virus Sars CoV-2. Se le atribuye una eficacia de 93,6%, luego de 14 días tras la segunda dosis.
En el caso de Pfizer, que también requiere dos dosis, el intervalo sugerido es de 21 días. La eficacia en participantes con o sin evidencia de infección previa por Sars-CoV-2 es del 94,6% en la prevención de la Covid-19 sintomática. En tanto tiene una eficacia mayor al 89% en la prevención del desarrollo de Covid-19 sintomática en personas con afecciones médicas como diabetes u obesidad.
Hay que tener en cuenta que la eficacia es relativa, ya que depende de las variantes que produzcan la infección y de si la persona ya tuvo Covid-19.
Jansen
La vacuna de Janssen, como la de AstraZeneca, son vacunas de vector vírico no replicativo, ambas de adenovirus, aunque de diferente tipo. Contiene el material genético (ADN) que codifica para la producción de la proteína S de Sars-CoV-2.
Luego de 14 días de la inoculación se ha visto una eficacia de 66,9%. El dato saliente: requiere una sola dosis.
“La eficacia frente a enfermedad grave por Covid-19 fue del 76,7% a los 14 días de la vacunación y del 85,4% a los 28 días de la vacunación”, señala en una publicación Heraldo, un medio de España, país donde se está aplicando.
Los posibles efectos secundarios son similares para todas las vacunas. Los más frecuentes son dolor, enrojecimiento e hinchazón en la zona de aplicación. Además, en el resto del cuerpo: cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos, fiebre y náuseas.
Las que se usan en el país
Sobre las que se usan en Argentina, el 25 de junio se publicaron datos de los resultados preliminares del estudio que lleva adelante el Ministerio de Salud de la Nación. Este apunta a evaluar la efectividad de las distintas vacunas aplicadas en personas de 60 años o más. Las conclusiones locales son que con la vacuna Sputnik V, con la primera dosis, la efectividad es de 74,9% y con el esquema completo, de 93,3%. En el caso de AstraZeneca, con la primera dosis la efectividad es de 79,5% y con el esquema completo, de 88,8%. Mientras que, con Sinopharm, la tercera que se usa, del Instituto de Productos Biológicos de Pekín, la efectividad con la primera dosis es de 61,6% y con el esquema completo, de 84%.
La disminución de la mortalidad con cualquiera de esas vacunas está por encima del 90% en este grupo. En este sentido, sobre la mayoría de las vacunas se dicho que aportan entre 90 y hasta 100% de efectividad.
“La primera dosis genera casi el 80% de la inmunidad, la segunda, en general, eleva esa respuesta y la hace más durable en el tiempo”, explicó la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti.
A pesar de que vacunas como la Pfizer se aplican en otros países a menores de 18 años, en la Argentina la Anmat aún no la autoriza para ese grupo etario (también la Sinopharm podría aplicarse en niños y jóvenes).